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Feature News | Tuesday, July 20, 2021

El Papa emite nuevas normas para la celebración de la Misa previa al Vaticano II

Mayor responsabilidad para el obispo y los fieles que asistan no deben excluir la legitimidad de la reforma litúrgica

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VATICAN NEWS

CIUDAD DEL VATICANO | El Papa Francisco, tras consultar a los obispos del mundo, ha decidido cambiar las normas que rigen el uso del misal de 1962, que fue liberalizado como "Rito Romano Extra-Ordinario" hace catorce años por su predecesor Benedicto XVI. El Pontífice ha publicado hoy el motu proprio "Traditionis custodes", sobre el uso de la liturgia romana anterior a 1970, acompañándolo de una carta en la que explica los motivos de su decisión. Estas son las principales novedades.

La responsabilidad de regular la celebración según el rito preconciliar vuelve al obispo, moderador de la vida litúrgica diocesana: "es de su exclusiva competencia autorizar el uso del Missale Romanum de 1962 en la diócesis, siguiendo las orientaciones de la Sede Apostólica". El obispo debe asegurarse de que los grupos que ya celebran con el misal antiguo "no excluyan la validez y legitimidad de la reforma litúrgica, los dictados del Concilio Vaticano II y el Magisterio de los Sumos Pontífices".

El Arzobispo Thomas Wenski celebra la Misa en la forma extraordinaria del Rito Latino, el 29 de septiembre de 2018, fiesta de San Miguel Arcángel, en la Catedral St. Mary, durante la conclusión de la conferencia anual de la Sociedad para la Liturgia Católica.

Fotógrafo: DAN GONZALEZ | FC

El Arzobispo Thomas Wenski celebra la Misa en la forma extraordinaria del Rito Latino, el 29 de septiembre de 2018, fiesta de San Miguel Arcángel, en la Catedral St. Mary, durante la conclusión de la conferencia anual de la Sociedad para la Liturgia Católica.

Las Misas con el rito antiguo ya no se celebrarán en las iglesias parroquiales; el obispo determinará la iglesia y los días de celebración. Las lecturas serán "en lengua vernácula" utilizando las traducciones aprobadas por las Conferencias Episcopales. El celebrante será un sacerdote delegado por el obispo. El obispo también es responsable de verificar si es oportuno o no mantener las celebraciones según el antiguo misal, comprobando su "utilidad efectiva para el crecimiento espiritual". De hecho, es necesario que el sacerdote encargado tenga en mente no sólo la celebración digna de la liturgia, sino también la atención pastoral y espiritual de los fieles. El obispo "se preocupará de no autorizar la creación de nuevos grupos".

Los sacerdotes ordenados después de la publicación del Motu Proprio de hoy que pretendan utilizar el misal preconciliar "deberán presentar una solicitud formal al obispo diocesano, que consultará a la Sede Apostólica antes de conceder la autorización". Mientras que, los que ya lo hacen, deben pedir permiso al obispo diocesano para seguir utilizándolo. Los institutos de vida consagrada y las sociedades de vida apostólica, "en su momento erigidos por la Comisión Pontificia Ecclesia Dei", pasarán a depender de la Congregación para los Religiosos. Los Dicasterios de Culto y de la Vida Religiosa velarán por el cumplimiento de estas nuevas disposiciones.

En la carta que acompaña al documento, el Papa Francisco explica que las concesiones establecidas por sus predecesores para el uso del misal antiguo fueron motivadas sobre todo "por el deseo de favorecer la recomposición del cisma con el movimiento liderado por el arzobispo Lefebvre". La petición, dirigida a los obispos, de acoger generosamente las "justas aspiraciones" de los fieles que pedían el uso de ese misal, "tenía, por tanto, una razón eclesial para recomponer la unidad de la Iglesia". Esa facultad, observó Francisco, "fue interpretada por muchos dentro de la Iglesia como la posibilidad de utilizar libremente el Misal Romano promulgado por San Pío V, determinando un uso paralelo al Misal Romano promulgado por San Pablo VI".

El Papa recuerda que la decisión de Benedicto XVI con el motu proprio "Summorum Pontificum" (2007) se apoyó en "la convicción de que tal medida no pondría en duda una de las decisiones esenciales del Concilio Vaticano II, socavando así su autoridad". Hace catorce años, el Papa Ratzinger declaró infundados los temores de escisión en las comunidades parroquiales, porque, escribió, "las dos formas de uso del Rito Romano pueden enriquecerse mutuamente". Pero la encuesta promovida recientemente por la Congregación para la Doctrina de la Fe entre los obispos aportó respuestas que revelan, escribe Francisco, "una situación que me apena y me preocupa, confirmándome en la necesidad de intervenir", cuando el deseo de unidad ha sido "gravemente despreciado", y las concesiones ofrecidas con magnanimidad han sido utilizadas "para aumentar las distancias, endurecer las diferencias, construir oposiciones que hieren a la Iglesia y obstaculizan su camino, exponiéndola al riesgo de la división".

El Papa se mostró apenado por los abusos en las celebraciones litúrgicas "de un lado y de otro", pero también por "un uso instrumental del Missale Romanum de 1962, cada vez más caracterizado por un creciente rechazo no sólo de la reforma litúrgica, sino del Concilio Vaticano II, con la afirmación infundada e insostenible de que traicionaba la Tradición y la 'verdadera Iglesia'". Dudar del Concilio, explica Francisco, "significa dudar de las intenciones mismas de los Padres, que ejercieron solemnemente su potestad colegial cum Petro et sub Petro en el concilio ecuménico, y, en definitiva, dudar del mismo Espíritu Santo que guía a la Iglesia".

Finalmente, Francisco añade una última razón para su decisión de cambiar las concesiones del pasado: "es cada vez más evidente en las palabras y actitudes de muchas personas que existe una estrecha relación entre la elección de las celebraciones según los libros litúrgicos anteriores al Concilio Vaticano II y el rechazo de la Iglesia y sus instituciones en nombre de lo que juzgan como la 'verdadera Iglesia'. Es un comportamiento que contradice la comunión, alimentando ese impulso hacia la división... contra el que el apóstol Pablo reaccionó con firmeza. Es con el fin de defender la unidad del Cuerpo de Cristo que me veo obligado a revocar la facultad concedida por mis predecesores".

El Arzobispo Thomas Wenski celebra la Misa en la forma extraordinaria del Rito Latino, el 29 de septiembre de 2018, fiesta de San Miguel Arcángel, en la Catedral St. Mary, durante la conclusión de la conferencia anual de la Sociedad para la Liturgia Católica.

Fotógrafo: DAN GONZALEZ | FC

El Arzobispo Thomas Wenski celebra la Misa en la forma extraordinaria del Rito Latino, el 29 de septiembre de 2018, fiesta de San Miguel Arcángel, en la Catedral St. Mary, durante la conclusión de la conferencia anual de la Sociedad para la Liturgia Católica.


Comments from readers

Claudia Richard - 07/28/2021 05:02 PM
“In the End My Immaculate Heart will Triumph“ 🙏💪🏼. Quis ut Deus?
Andrew Meszaros - 07/22/2021 01:21 PM
There is a very nice video on YouTube of young people addressing the Pope about this at https://youtu.be/tbzwzqeQ398
PAUL J SCHLACHTER - 07/21/2021 02:17 PM
A number of archbishops and bishops have already responded to the latest motu propio with brotherly counsel and appeals for calm reflection. I hope that our brother in Christ will do the same, giving us a kind of “state of the archdiocese” on the extent of liturgies celebrated in Latin in our parishes. He could include whether Latin-language liturgies are encouraged in seminary training of our clergy, and why celebrations such as shown in the photos were given such prominence at the time. Have parts of our archdiocese responded with other intentions to the hopes expressed when Summorum Pontificum was issued?
Irena Nowak - 07/21/2021 01:36 PM
Thank you for posting this article. It clarifies many of the questions I , and no doaubt other, Catholics have about Pope Francis' recent statement about the celebration of the Pre-Vatican Council II Mass.
Felipe Barreda - 07/21/2021 12:21 PM
I am a faithful Catholic who accepts the validity of the Second Vatican council however I feel that I am being punished for my preference for the Extraordinary form because of the actions of a vocal minority pseudo traditional Catholics who have knowingly and wrongly disparaged the ordinary Roma Rite and have no qualms of leaving the Church as Godless protestants. This document tells me that despite my faithfulness Pope Francis does not welcome me into the church and that I have no place in the church. Rather than promote unity, this will only encourage more serious schism. It is not the liturgy that is the problem but the failure of our church leaders for the past 50 years of catechizing the faithful to promote understanding. What about the Easter Churches? For the sake of Christian unity will the pope force Byzantine Catholics in communion with Rome to abandon their traditions. Pope Francis has no mercy in his heart for doing this and instead of taken this drastic action he should first and foremost listen to his flock but again as stated before we traditionalists, the true and obedient ones that repudiate the schismatic pseudo traditionalists such as the Priestly Society of St. Pius X are being told by Pope Francis that we are no longer welcome in the church and we have no place. Thank Pope Francis for your uncharitable abandonment of me. P. S. I have read the apostolic letter and it is appalling document of bad judgement. If Archbishop Wenski has a heart he will meet with those that this document affects.
Dorothy J. Graney - 07/21/2021 04:31 AM
Thanks be to the Holy Spirit for giving the Church this fatherly, courageous Shepherd! This matter of the so called “Traditionalists”, the “Pius X Society”, has ripped apart Catholicism for the past 40 years, causing painful confusion, discord, and the potential loss of faith in countless souls. I have experienced this horrendous discord personally, for this schismatic group has drawn away my own family members, who profess that their group alone are “true Catholics”. I have been disgusted by their hateful pronouncements concerning Pope Francis, whom I consider to be a wise and gentle Pontiff, one who most closely emulates our loving, merciful Lord Himself. Pope Francis has not now caused a schism in the Catholic Church; the schism has existed for several decades! Our saintly Pope has acted as a true Shepherd, as Christ Himself would act, reining in the interlopers to restore unity in the Church. There is but one “Peter”, and he alone is the rock selected by the Holy Spirit. There is no place for arrogance or hateful disunity in Christ’s Kingdom on Earth. May God grant length of years to our beloved Francis, whom the Church and the world needs so much.

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