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Feature News | Friday, January 17, 2020

La generosidad silenciosa produce un legado exponencial

La filántropa de voz suave, Patricia Van Busch, ayudó a varias iglesias y misiones de la comunidad

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MIAMI | Vivía una vida sencilla en una casa alquilada. Hablaba en voz baja y se vestía conservadoramente. Pero, por medio de su silenciosa generosidad, que asciende a millones, la fallecida Patricia Van Busch servirá a generaciones.

Los regalos de Van Busch, quien era parte de una familia adinerada, han ayudado a una iglesia y a una escuela de música para niños haitianos. Y recientemente, su legado de 8 millones de dólares irá a una misión para migrantes y para las necesidades de los sacerdotes.

“Ella era una verdadera católica, una verdadera testigo de la Palabra de Dios”, dijo el P. Reginald Jean-Mary, de la Misión Notre Dame d’Haiti, en Miami, de la que Van Busch era amiga. “Su sencillez y su amor sincero por la gente me conmovieron. Ella está grabada en nuestros corazones”.

Los 8 millones de dólares provienen de la venta de un terreno de Van Busch en Vero Beach, que le dejó a la Arquidiócesis tras su muerte. De esa cantidad, $5.5 millones fueron a la Misión Santa Ana, en Homestead.

La misión, que sirve principalmente a trabajadores agrícolas de origen mexicano en el sur de Miami-Dade, necesita una renovación completa de la propiedad, según la Hna. Elizabeth Worley, canciller arquidiocesana de administración. Se planea un nuevo edificio para la iglesia y otro edicifio nuevo para sus ministerios.

El dinero restante fue destinado a un fondo para sostener a los sacerdotes arquidiocesanos — del seminario Redemptoris Mater en Hialeah — que sean enviados a misiones en el extranjero, dijo la Hna. Elizabeth.

Esta donación no fue la primera que Van Busch hizo para ayudar a la Arquidiócesis. Donó un poco más de 100,000 dólares a la parroquia St. Kieran, en el área de Brickell, en Miami. También dio alrededor de 1.4 millones de dólares a Notre Dame d’Haiti.

Su relación con la misión haitiana comenzó en 2006, cuando llamó y preguntó cómo podía ayudar. “Dijo que se había ido de luna de miel a Haití y que había comenzado a querer a los niños haitianos”, dijo el P. Jean-Mary.

Se decidieron por la educación musical, que ella apoyó con una donación de 200,000 dólares. La misión utilizó esta suma para comprar instrumentos y contratar a instructores de la Escuela de Música de MiamiDade.

A partir de entonces, ella comenzó a visitar la misión con regularidad, trayendo libros de música y hablando con los niños. A medida que su amistad crecía, el P. Jean-Mary le pidió ayuda para construir una iglesia.

Dijo que se ocuparía de ello, pero empezó a tener problemas para caminar y finalmente dejó de ir. En 2014, cuando él la llamó para invitarla a la consagración del nuevo edificio de la iglesia, ya ella había fallecido, dijo el sacerdote.

Unos meses después, sin embargo, el P. Jean-Mary se enteró de que Van Busch le había dejado 1.2 millones de dólares a Notre Dame d’Haiti. A pesar de que la iglesia ya había sido  construida, el regalo ayudó, dijo el sacerdote, pues lo utilizó para pagar la deuda de la construcción y para pagarle a la Arquidiócesis.

Años después, él recuerda a Van Busch con gratitud. “Hoy en día, se habla mucho y se presume. Pero ver cómo ella ayudaba de una manera tan real, era impactante. Para mí, es un gran testimonio de lo que un cristiano está llamado a ser”.

A pesar de su riqueza, Van Busch era todo menos llamativa. Sus amigos dijeron que vivía en un apartamento de dos dormitorios en el área de Brickell.

También se vestía de manera sencilla, digna y tradicional. También era voluntaria en el Hospital Mercy, visitaba a los pacientes y ayudaba en los conciertos para recaudar fondos, y en los torneos de tenis. Allí fue donde se hizo amiga, en la década de 1980, de Ana María Fusté, quien dirigía eventos especiales para el hospital.

“De humilde perfil, amigable, siempre dispuesta a ayudar”, es como Fusté recuerda a Van Busch. “Hablaba en voz baja y no llamaba la atención. Nadie podía decir que tenía la fortuna que tenía. Se me pone la piel de gallina al hablar de ella. Ya no se ve gente así”.

Regalos como los de Van Busch — que incluyen testamentos, fideicomisos, legados, anualidades y seguros de vida— proveen para el futuro de la Iglesia, dijo Katie Blanco Bourdeau, directora de la Oficina de Desarrollo de la Arquidiócesis.

“Los planes de sucesión son anticipatorios: ayudan a sostener la vida de la Arquidiócesis a lo largo  del tiempo”, dijo Bourdeau. Dio varios ejemplos: becas educativas, renovación de capillas y rectorías, educación en el seminario, caridades para familias necesitadas y personas sin hogar.

“Ellos dejan un legado exponencial mucho después de que el donante se ha ido”, dijo. “El trabajo de la Sra. Van Busch tendrá un impacto increíble”.

Corregido el 29 de enero de 2020: El presupuesto correcto para la Misión Santa Ana es de $5.5 millones, no $6 millones como se indicó originalmente. Más específicamente, el trabajo a realizarse en la misión incluye construir una nueva iglesia y un nuevo edificio de ministerios. Además, la "dotación" de $2 millones para los sacerdotes debería haberse descrito mejor como un "fondo" reservado para apoyar a los sacerdotes arquidiocesanos enviados a misiones en el extranjero; específicamente, sacerdotes que estudiaron en el seminario Redemptoris Mater, el seminario neocatecumenal de Hialeah.

Comments from readers

deacon roberto f gutierrez - 01/17/2020 02:17 PM
ejemplos como este es la realidad que Dios trabaja por mediacion de sus hijos,y nunca de dejar de decir si al Senor. el amor a Dios se demuestra con acciones a traves de nosotros/Amen

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