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Feature News | Monday, August 03, 2020

El coronavirus: Un bioeticista explica cómo actúa

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MIAMI GARDENS | Compañías en varias naciones compiten por ser las primeras en desarrollar una vacuna contra el COVID-19, y muchos expertos médicos han hablado con optimismo sobre resultados para principios de 2021. Pero el P. Alfred Cioffi, bioeticista de la Universidad de St. Thomas, presentó varias advertencias.

Una es la rapidez con la que cambia el coronavirus. Explicó que el COVID-19 es un retrovirus, más simple que la mayoría de los gérmenes, y más vulnerable a la mutación debido a los químicos y la luz ultravioleta.

Imagen del coronavirus de los Centros para el Control de Enfermedades, tomada de unsplash.com.

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Imagen del coronavirus de los Centros para el Control de Enfermedades, tomada de unsplash.com.

Por eso es difícil desarrollar vacunas contra enfermedades como la gripe. Desarrollar las vacunas lleva hasta dos años, pero los coronavirus pueden mutar cada año.

La cepa norteamericana del COVID-19 ya puede ser distinta —y más peligrosa— que la que atacó a Europa, advirtió el P. Cioffi.

Hay más malas noticias: Incluso las personas que desarrollan anticuerpos contra el coronavirus no alcanzan la inmunidad total.

“Mucha gente se vuelve a infectar”, dijo el P. Cioffi. “El anticuerpo tiende a desaparecer después de varios meses. Por eso la inmunidad no es de ciento por ciento”.

¿Hay alguna buena noticia? El P. Cioffi tenía algunas. Las muertes relacionadas con la pandemia representan sólo el cinco por ciento de todos los casos del COVID-19. “Por lo tanto, el 95 por ciento está sobreviviendo. Eso es algo muy bueno”.

Fue más allá: Muchas otras personas pueden haberse recuperado del coronavirus por su cuenta sin ser examinadas. Si bajan el total a dos o cinco por ciento, “ese es el equivalente a una temporada desagradable de la gripe”, dijo el P. Cioffi.

Debido a la velocidad del virus y a la lentitud de la investigación médica, el P. Cioffi sospecha que Estados Unidos alcanzará la “inmunidad colectiva”, en la que una gran parte de la población desarrolla anticuerpos contra la enfermedad, antes de que se distribuya una vacuna.

El sacerdote dijo que eso hace que la responsabilidad recaiga sobre los individuos, la parte “ética” de su especialidad en bioética.

“No podemos controlar el virus, pero podemos controlar nuestro comportamiento”, dijo. “Los bares, las fiestas, las playas están causando alzas en la gente de entre 20 y 30 años. El mejor comportamiento que podemos tener es ser prudentes”.

A nivel práctico, el P. Cioffi recomendó pensar menos “de manera estructural” en el coronavirus, y más “de manera funcional”, como el polvo y la suciedad. “No puedo verlo, pero trata de contaminarme.”


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