Article Published

Article_archdiocese-of-miami-cioffi-mcfadden-st-thomas-barry-fighting-covid-19-a-moral-cause_S

Feature News | Monday, August 03, 2020

La lucha contra el COVID-19: Una causa moral

Expertos católicos opinan sobre las raíces y las soluciones ante la pandemia

English Spanish

Imagen del coronavirus de los Centros para el Control de Enfermedades, tomada de unsplash.com.

Fotógrafo:

Imagen del coronavirus de los Centros para el Control de Enfermedades, tomada de unsplash.com.

MIAMI | Las muertes aumentan, los hospitales se llenan, las tiendas e iglesias cierran, y la gente se pregunta: ¿Cómo se descontroló la pandemia de COVID-19?

El P. Alfred Cioffi ofreció un fuerte resumen en cinco palabras: “La mente humana es perezosa”.

Quizás no sea un punto de vista de moda. Pero como bioeticista católico, tiene las calificaciones para hablar.

“La naturaleza siempre trata de ahorrar energía y esfuerzo”, dijo el P. Cioffi, director del programa de Maestría en Bioética de la Universidad de St. Thomas, en Miami Gardens. “Cuesta energía pensar, reflexionar, analizar. Es más fácil no lavarse las manos que evitar matar a gente en nuestra familia”.

El sacerdote fue uno de los dos expertos de las universidades católicas locales a los que se les pidió su opinión sobre algunas preguntas incisivas: ¿En qué nos equivocamos todos? ¿Cómo podemos cambiar? ¿Cuál es el papel de la Iglesia?

El P. Alfred Cioffi dirige el programa de Maestría en Bioética de la Universidad St. Thomas, en Miami Gardens.

Fotógrafo: Courtesy

El P. Alfred Cioffi dirige el programa de Maestría en Bioética de la Universidad St. Thomas, en Miami Gardens.

John McFadden, de la Universidad de Barry, en Miami Shores, tomó un tono menos severo sobre la pereza y el egoísmo. Dijo que el individualismo, tanto como el sentido del bien común, es una característica de la identidad estadounidense.

“No siempre está en blanco y negro”, aseguró McFadden, decano del Colegio de Enfermería y Ciencias de la Salud de la Universidad de Barry. “Necesitamos que exista esa tensión entre ambos”. Sin embargo, en el caso de una pandemia, enfatizó la importancia del bien común. “Es una prueba sobre nosotros, ser ciudadanos buenos y desinteresados”.

Sus comentarios cobraron una urgencia particular dada la noticia reciente de que Florida había reemplazado a Nueva York en el número de casos de COVID. El 14 de agosto de 2020, el Centro de Recursos sobre el Coronavirus, de la Universidad de Johns Hopkins, reportó un total de 563,285 casos en Florida, 142,747 más que en Nueva York, y sólo superado por los 613,101 casos de California.

Igual de amenazante ha sido el aumento constante de la tasa de mortalidad en Florida a causa de la pandemia, un total de 9,141, según la misma fuente.

¿El papel de la Iglesia? Al enfatizar lo que ha enseñado durante mucho tiempo, el P. Cioffi dijo: los deberes de los cristianos hacia su prójimo. Dos de esos valores son la disciplina y la mayordomía, lo que incluye la necesidad de evitar riesgos innecesarios para la salud.

“Dios siempre perdona, la gente a veces perdona, pero la naturaleza nunca perdona”, manifestó el P. Cioffi. “Si un virus entra por mi nariz, no me perdonará por ser un sacerdote”.

Más allá de la atención individual, el P. Cioffi dijo que los católicos tienen la oportunidad de mostrar “solidaridad” con los vulnerables. Citó noticias recientes sobre agencias que movilizan voluntarios para donar alimentos y atención médica a quienes han sido despedidos o cesanteados temporalmente de sus trabajos.

“¿Por qué seremos juzgados? Por el amor a Dios y a nuestro prójimo”, indicó. “El amor más maduro y responsable es el amor de sacrificio. Cuanto más lo vivimos, más felicidad alcanzamos. Nos sentimos bien porque hemos hecho algo por los demás”.

Sus puntos de vista coincidían con los de las figuras de la Iglesia nacional. El 30 de julio, la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos exhortó al Congreso a que aumentara los fondos de emergencia para los necesitados y para los centros de atención de salud de la comunidad.

La carta de los obispos mencionaba una cita del Papa Francisco: “Este no es un momento para la indiferencia, porque el mundo entero está sufriendo y tiene que estar unido para afrontar la pandemia”.

 

LA FLORIDA EN PELIGRO

De acuerdo con el P. Tom Reese, jesuita y columnista de Religion News Service, una visión moral es la única manera de salir de la crisis de salud y económica causada por la pandemia.

John McFadden es decano de la Facultad de Enfermería y Ciencias de la Salud de la Universidad de Barry, en Miami Shores.

Fotógrafo: Courtesy

John McFadden es decano de la Facultad de Enfermería y Ciencias de la Salud de la Universidad de Barry, en Miami Shores.

“La moralidad no sólo se trata sobre el sexo y los valores familiares. Es sobre cómo nos tratamos unos a otros”, escribió en su columna del 10 de julio de 2020 el P. Reese, quien fuera teólogo de la Universidad de Georgetown. “Poner la vida de una persona en riesgo por no usar una mascarilla no es libertad, es osadía. No ayudar a los enfermos y desempleados no es austeridad, es egoísmo”.

McFadden, el experto de la Universidad de Barry, reconoció que a la gente se le puede encrespar los nervios al tratar de seguir pautas que parecen cambiar constantemente.

“No sabemos todo sobre el comportamiento de este virus”, confesó McFadden. “Por eso es que las reglas cambian todo el tiempo. Es frustrante, y pone a prueba nuestra capacidad de ser buenos ciudadanos”.

Sin embargo, dijo que algunas cosas ya son evidentes:

  • La gente puede ser portadora del COVID-19 y propagarlo antes de desarrollar cualquier síntoma.
  • Con solo usar una mascarilla, es menos probable que se propague la enfermedad.
  • El lavado frecuente de las manos también reduce el contagio.
  • El distanciamiento físico es un beneficio. Las concentraciones grandes no lo son.

 

NO HAY SOLUCIÓN MÁGICA

“Nos gusta encontrar una solución mágica, [pero] tenemos que pensar en un grupo de acciones”, dijo McFadden. Añadió que las precauciones recomendadas no son difíciles de seguir.

“A la gente no se le está pidiendo que haga nada extraordinario”, dijo. “Algunas de las técnicas más simples son las más efectivas”.

McFadden estuvo de acuerdo con el P. Cioffi en que las enseñanzas sociales católicas pueden ser un recurso sólido contra la pandemia. “Creemos en amar y respetar a nuestro prójimo. Si sigues a Jesús, respetas y valoras la vida, y querrás prevenir la propagación de la enfermedad”.

El P. Cioffi abordó una queja común: que las prácticas recomendadas para el COVID-19 — especialmente las máscaras, el distanciamiento físico y la cuarentena voluntaria — violan las libertades y causan más daño que bien. Su respuesta es una visión distinta de la libertad.

“La verdadera libertad es elegir quién será tu señor”, dijo. “¿Será el sexo, el dinero, el orgullo, la arrogancia, el conocimiento? ¿O será Dios? Soy una criatura. Tengo que ser una criatura de algo”.

El P. Cioffi estuvo de acuerdo con que los humanos también son criaturas sociales. Pero señaló que incluso durante los cierres, la tecnología ofrece grandes ventajas, desde los teléfonos hasta los medios sociales como Zoom y Twitter.

La gente también puede usar la soledad para mantenerse en contacto con Dios, añadió.

“Estar encerrado es un desafío, pero tenemos más tiempo para la paz, la tranquilidad y la reflexión”, observó. “La oración me dará motivación para ser prudente. Hacemos lo mejor que podemos, y Dios hace el resto”.

Para su propia reflexión, el P. Cioffi ofreció una anécdota humorística de hace décadas. Justo cuando entraba en el Seminario de St. John Vianney, en Miami, sufrió una piedra en el riñón.

En aquel momento, dijo lo que dice ahora sobre la pandemia del COVID-19: “Esto también pasará”.


Powered by Parish Mate | E-system

This site is protected by reCAPTCHA and the Google Privacy Policy and Terms of Service apply