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Feature News | Saturday, January 25, 2020

ABCD: Cambiando vidas para mejorarlas

Video de la Campaña ABCD 2020 muestra a quienes fueron ayudados y ahora ellos ayudan a otros

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MIAMI | Quienes donan al ABCD rara vez ven a la gente que ayudan. Pero eso no será así este año. El video de la Campaña 2020 de Caridades y Desarrollo del Arzobispo permite a los donantes ver a las personas que ayudaron.

Si usted donó al ABCD en los años 60, ayudó a darle alojamiento a Tony Argiz, un menor no acompañado de Cuba. También hizo posible que María Arazoza naciera en el Hospital Mercy.

Si usted donó en los años 90, ayudó a que el P. Reginald JeanMary estudiara en el seminario.

Y si usted donó al ABCD en los años después del 2010, ayudó a Tracey Dominique a estudiar en una escuela secundaria católica.

Los cuatro aparecen en el video que se mostrará en las iglesias arquidiocesanas el 25 y 26 de enero, el ï¬n de semana en que se inicia la Campaña ABCD 2020. Y los cuatro aparecen en el video no sólo porque fueron ayudados, sino porque también ayudan —perpetuando un ciclo de generosidad que trascenderá en las décadas venideras.

“Recibir una educación católica realmente me ayudó a ver lo que realmente quiero hacer en la vida, que es ayudar a los demás”, dijo Dominique, de 22 años, que estudia biología en la Universidad de Miami. “Es también por eso que quiero entrar en el campo de la medicina. Me dio la oportunidad de estar ahí ayudando a la gente y, al mismo tiempo, recibir la educación católica”.

Dominique llegó a Estados Unidos desde su natal Haití a los 8 años, y pudo sobresalir académicamente mientras aprendía un segundo idioma y se adaptaba a una nueva cultura. Inicialmente asistió a escuelas públicas; luego se matriculó en la escuela St. Mary Cathedral, en Miami, para cursar el octavo grado. Gracias a las becas estudiantiles pudo asistir a la escuela secundaria Archbishop Curley-Notre Dame, graduándose en 2016. (En 2017, Curley-Notre Dame se fusionó con la escuela secundaria Msgr. Edward Pace, en Miami Gardens).

En Curley-Notre Dame participó en el Coro de Knightingales y en Knights for Life (Caballeros por la Vida). En diciembre de 2013, recibió el premio Unstoppable Scholar del condado de Miami-Dade. Dominique también dirigió una campaña que recaudó más de $6,600 para un campamento de verano en un orfanato en Haití.

Ella conoce de primera mano los resultados de donar al ABCD: “Pueden estar haciendo la diferencia en la vida de alguien”.

 

EXILIO

La historia de Arazoza lo demuestra. Nació en el Hospital Mercy, hija de exiliados cubanos recién llegados. Su padre, José “Pepe” Figarola, había encontrado trabajo repartiendo “cantinas” (comidas) en las casas. Cuando llegó al hospital con su esposa, María Francisca, lista para dar a luz, dejó claro que no podría pagar por sus servicios. El personal le dijo que podía pagar donando sangre  — así que tres familiares donaron una bolsa cada uno.

María Arazoza no escuchó esa historia mientras crecía. Es decir, hasta que cumplió 20 años y siguió la carrera de finanzas como su padre. Él llegó a trabajar para Merrill Lynch, en el Sur de la Florida, convirtiéndose en uno de sus vicepresidentes.

“Al principio, como exiliados cubanos, no había la posibilidad de contribuir”, dijo Arazoza. “A medida que su situación financiera mejoraba y podía contribuir más, las historias cobraron vida de por qué quería hacerlo”.

Siempre agradecido, Figarola se convirtió en un firme colaborador del ABCD, llegando incluso a ser presidente de la campaña un año. Su hija, miembro de la parroquia Epiphany, en Miami, le siguió los pasos. Forma parte del consejo de la Catholic Community Foundation, el Comité de Inversiones de la Arquidiócesis de Miami y la Fundación Centro Mater. En el 2015, recibió el premio “Mujer de Fe” de la Arquidiócesis.

Aunque reacia al principio, le dijo al periódico arquidiocesano por qué aceptó aparecer en la campaña del ABCD de este año junto con sus hermanas. “Estamos felices de poder honrar a nuestros padres que ya no están con nosotros compartiendo sus historias. Siento que se sentirían orgullosos de ver que su legado de contribuir a la familia arquidiocesana continúa”.

 

PEDRO PAN

Argiz es presidente y director de MBAF, una de las 40 firmas de contabilidad más importantes de la nación. Graduado de la Universidad Internacional de la Florida, llegó a Miami de Cuba en 1962, como parte del éxodo de menores no acompañados, Pedro Pan, organizado por el recordado Mons. Bryan Walsh.

Argiz aún no puede contener sus emociones cuando recuerda esa época. Su hermano mayor, que tenía 19 años y ya estaba aquí, decidió que podía cuidarlo y se mudaron a Tampa. Argiz se matriculó en  tercer grado en una escuela pública y su hermano encontró trabajo — dos trabajos. Pronto se dio cuenta de que eso dejaba a su hermano menor prácticamente sin supervisión. Entonces buscó ayuda de Catholic Charities.

La agencia se hizo cargo de la tutela de Argiz pero le dijo que tendría que terminar el tercer grado y saltar el cuarto para poder entrar a Mary Help of Christians, que en ese entonces, era un internado para niños, dirigido por los Salesianos de San Juan Bosco. Argiz lo hizo. Terminó el tercer grado “en 33 días” y vivió en el internado hasta que sus padres llegaron en 1967.

Cuando buscó su información Pedro Pan — que guarda la Universidad de Barry, en Miami Shores — se dio cuenta de que la Iglesia Católica había pagado todo: la matrícula, los libros, la comida y la ropa, cada año.

“Por eso dedico tanto tiempo a ayudar a los demás”, dijo Argiz. “La Iglesia ha jugado un papel importante en mi vida. Por eso siempre estoy conectado a la Iglesia. Ha estado ahí para mí”.

Miembro de la parroquia St. Augustine, en Coral Gables, Argiz es expresidente de la campaña ABCD y ha recibido innumerables premios por su servicio a la comunidad, incluyendo el premio New American de los Servicios Legales Católicos, en 2014; el premio Silver Medallion, en 2010, de la Coalición de Cristianos y Judíos de Miami; y el premio al Ciudadano Distinguido, en 2017, de los Boy Scouts de América. También dedicó “40 años de mi vida” a la escuela Carrollton of the Sacred Heart, en Coconut Grove.

“Es parte de ser católico, el cuidar de los demás”, dijo Argiz. “Doy no sólo dinero, también mi tiempo, que es valioso. Pero nunca podré devolver lo suficiente por lo que hicieron por mí en esos cinco años. Es tan significativo en mi vida”.

 

SEMINARISTA

Originario de Haití, el P. Jean-Mary no hablaba ni inglés ni  español cuando entró al seminario de Miami, en 1992. Fue ordenado para la Arquidiócesis en mayo de 2001 y ahora es administrador de la Misión Notre Dame d’Haiti, en Miami. El sacerdote mencionó múltiples razones para estar agradecido al ABCD.

“Soy, en un sentido más amplio, el fruto del generoso y amable apoyo recibido del ABCD”, dijo por correo electrónico, señalando que asistió a “dos grandes seminarios”: St. John Vianney, en Miami y St. Vincent de Paul, en Boynton Beach. Su educación en ambos fue financiada y apoyada por benefactores del ABCD, por lo que la campaña ayudó a convertirlo en “quien soy como sacerdote, no sólo para la Arquidiócesis de Miami, sino también para la Iglesia universal de Cristo”.

El P. Jean-Mary alabó la “gran formación académica, espiritual, pastoral y humana” de los seminarios, así como la instrucción bilingüe — ahora habla tanto inglés como español— que  “me ha abierto el horizonte a otras etnias, dándome un mayor sentido de Iglesia y un mayor espíritu de integración”.

El ABCD continúa ayudando a su comunidad de Notre Dame d’Haiti, dijo.

“Hace cinco años, construimos la iglesia Notre-Dame d’Haiti, que es ahora el mayor símbolo de orgullo y testimonio de Fe para la comunidad haitianoamericana, en el Pequeño Haití, que ahora vive bajo la gran dictadura de la ‘gentrificación’ [proceso de renovación y mejora social]”, señaló. “Sin el apoyo de la Arquidiócesis, habría sido muy difícil lograr tal objetivo”.

Los fondos del ABCD también han beneï¬ ciado a la Guardería Infantil de Notre-Dame d’Haiti, operada por Catholic Charities dentro de la propiedad de la iglesia. El centro proporciona un ambiente seguro para el aprendizaje de los niños de la comunidad parroquial y de los alrededores.

“Hoy en día, muchas familias encuentran una manera de ir a trabajar para lograr el sueño americano en parte gracias al ABCD”, señaló el P. Jean-Mary. Calificó al ABCD como “un esfuerzo cristiano que ha sido decisivo para cambiar vidas en la Arquidiócesis de Miami”.

Fotógrafo:



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