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Feature News | Monday, June 19, 2017

Exalumnos se despiden de Archbishop Curley-Notre Dame Prep

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Allan Blondell, graduado de la clase de 1965, revisa un viejo anuario. Las escuelas secundarias Archbishop Curley and Notre Dame se integraron discretamente en 1960 y 1961, convirtiéndose en las primeras escuelas de La Florida en hacerlo -y las primeras escuelas católicas en el sudeste de los Estados Unidos – en dar la bienvenida a estudiantes afroamericanos. Blondell lo describió como un paso atrevido sin fanfarria. "Querían evitar a un montón de gente loca en las puertas”.

Fotógrafo: ANA RODRIGUEZ-SOTO | FC

Allan Blondell, graduado de la clase de 1965, revisa un viejo anuario. Las escuelas secundarias Archbishop Curley and Notre Dame se integraron discretamente en 1960 y 1961, convirtiéndose en las primeras escuelas de La Florida en hacerlo -y las primeras escuelas católicas en el sudeste de los Estados Unidos – en dar la bienvenida a estudiantes afroamericanos. Blondell lo describió como un paso atrevido sin fanfarria. "Querían evitar a un montón de gente loca en las puertas”.

MIAMI | Christine Ettman Kenyon sólo pasó a decir adiós.

Se graduó en el 2003 de Archbishop Curley-Notre Dame Prep, y ahora vive en Boston con su esposo y su hijo de tres meses de edad. Ella fue una de las docenas de exalumnos de la escuela que visitaron el campus el día de la despedida, el 27 de mayo.

“Muchos buenos recuerdos”, dijo. “Fue un lugar especial”.

La escuela, que fue fundada en 1953 como Archbishop Curley High para niños y Notre Dame Academy para niñas, graduó a su última clase el 20 de mayo. La disminución de matrículas y las finanzas insostenibles durante años llevaron a la Arquidiócesis a fusionar ACND con su antiguo “rival”, Msgr. Edward Pace High, en Miami Gardens.

Curley y Notre Dame ya se habían fusionado en 1981, cuando las muchachas se unieron a los muchachos en el campus de Curley.

La Arquidiócesis anunció la fusión ACND-Pace a principios del año escolar 2016-17. En marzo, la Arquidiócesis también anunció que había aceptado una oferta no solicitada para vender el campus Buena Vista, de 15.56 acres, de Curley-Notre Dame, una zona al norte del Design District, que recientemente se ha convertido en uno de los mercados inmobiliarios más activos de Miami. La venta se está finalizando.

Lucia Báez, graduada en 2001 de Archbishop Curley-Notre Dame, posa con su ex profesor de inglés, y el entrenador de cross-country de la escuela, el Hno. John Corcoran. "Me recordó, estoy muy orgullosa", dijo Báez, quien siguió sus pasos convirtiéndose en profesora de inglés. Ella trabaja en Miami Beach Senior High.

Fotógrafo: ANA RODRIGUEZ-SOTO | FC

Lucia Báez, graduada en 2001 de Archbishop Curley-Notre Dame, posa con su ex profesor de inglés, y el entrenador de cross-country de la escuela, el Hno. John Corcoran. "Me recordó, estoy muy orgullosa", dijo Báez, quien siguió sus pasos convirtiéndose en profesora de inglés. Ella trabaja en Miami Beach Senior High.

Kristine-Marie Lachance, (izquierda), de la clase 1986, se desliza por el pasamanos tal como lo hacía cuando era estudiante de la escuela secundaria Archbishop Curley-Notre Dame. A la derecha está su "compañera de crimen", María López, también de la clase1986. "Yo era buena, nunca me atraparon", dijo Lachance.

Fotógrafo: ANA RODRIGUEZ-SOTO | FC

Kristine-Marie Lachance, (izquierda), de la clase 1986, se desliza por el pasamanos tal como lo hacía cuando era estudiante de la escuela secundaria Archbishop Curley-Notre Dame. A la derecha está su "compañera de crimen", María López, también de la clase1986. "Yo era buena, nunca me atraparon", dijo Lachance.

Vonley Williams, de la clase de 1986 de Archbishop Curley-Notre Dame y ahora residente de Plantation, posa frente a un una imagen del distintivo de la escuela, un caballero. La pulsera de color naranja dice: "Somos A.C.N.D."

Fotógrafo: ANA RODRIGUEZ-SOTO | FC

Vonley Williams, de la clase de 1986 de Archbishop Curley-Notre Dame y ahora residente de Plantation, posa frente a un una imagen del distintivo de la escuela, un caballero. La pulsera de color naranja dice: "Somos A.C.N.D."

Frances Fresneda, graduada en 1989 de la escuela secundaria Archbishop Curley Notre Dame, posa con su anuario. Ahora enseña educación física en la escuela St. James en North Miami. "Los deportes me mantuvieron fuera de problemas, ellos cambiaron mi vida, los entrenadores eran como mi familia, eran estrictos y me mantuvieron en lo correcto". Durante los últimos 12 años, sus antiguos alumnos de St. James, al graduarse de Curley Notre Dame, la han honrado como la maestra que más los ha inspirado.

Fotógrafo: ANA RODRIGUEZ-SOTO | FC

Frances Fresneda, graduada en 1989 de la escuela secundaria Archbishop Curley Notre Dame, posa con su anuario. Ahora enseña educación física en la escuela St. James en North Miami. "Los deportes me mantuvieron fuera de problemas, ellos cambiaron mi vida, los entrenadores eran como mi familia, eran estrictos y me mantuvieron en lo correcto". Durante los últimos 12 años, sus antiguos alumnos de St. James, al graduarse de Curley Notre Dame, la han honrado como la maestra que más los ha inspirado.

Bruni Egan, (derecha) quien enseñó teología Archbishop Curley Notre Dame de 2013 a 2016, abraza a una de sus exalumnas, Tracey Dominique, que se graduó como valedictorian de la clase 2016.

Fotógrafo: ANA RODRIGUEZ-SOTO | FC

Bruni Egan, (derecha) quien enseñó teología Archbishop Curley Notre Dame de 2013 a 2016, abraza a una de sus exalumnas, Tracey Dominique, que se graduó como valedictorian de la clase 2016.

 

 

Recuerdos

En Curley-Notre Dame, durante el fin de semana de Memorial Day la atención estaba en el pasado. En los grandes recuerdos y los buenos amigos. En una educación que resistió la prueba del tiempo y dejó su huella tanto en la mente como en el alma.

Los antiguos alumnos revisaban los viejos anuarios. Excavaban en cajas de fotos antiguas. Recordaban con compañeros de clase. Se llevaron recuerdos a casa: vasos de cerveza de un antiguo torneo de golf y camisetas, cortesía del equipo de béisbol.

Muchos caminaron por los pasillos con sus hijos. Algunos llevaron a sus padres.

“Curley-Notre Dame le dio todo a mi hija, a todos los estudiantes que pasaron por aquí”, dijo con los ojos llorosos Stella Buenaventura, que recorrió los pasillos con su hija, Lucia Báez de la clase del 2001.

Báez enseña inglés en Miami Beach High —al igual que su maestro favorito en Curley-Notre Dame, el Hno. John Corcoran.

“¡Se acordó de mí! Me siento muy orgullosa”, dijo Báez después de posar para unas fotos con el Hno. Corcoran, que es también legendario por sus años de entrenar a los corredores de cross-country de la escuela.

Báez, una en su clase de 97 graduados, elogió la formación en general que recibió en Curley-Notre Dame. “No sólo te enseñaron teológicamente, sino que también tuvimos la más alta calidad de aprendizaje”, dijo.

“Tuve más de $1 millón en becas que me ofrecieron”.

“Sé que todo tiene que terminar”, dijo su madre. “Pero es muy triste”.

 

La Integración

Allan Blondell, de la clase de 1965, vino de Maryland para la ocasión. Dijo que sentía dos emociones. Desde una perspectiva empresarial, dijo: “Entiendo”. Desde una perspectiva emocional, agregó, “es traumático”.

Blondell fue uno de los estudiantes que ayudaron a Archbishop Curley y Notre Dame Academy a hacer historia. En 1960, se convirtieron en las primeras escuelas secundarias de La Florida —públicas o privadas— en aceptar a estudiantes negros, y en las primeras escuelas católicas en todo el sureste de los Estados Unidos en hacerlo.

Blondell obtuvo una licenciatura de la Universidad Howard y una maestría de Virginia Tech. “Curley me preparó bien”, dijo.

Describió la integración de la escuela como “un paso atrevido sin fanfarria. Querían evitar a un montón de gente loca en las puertas”.

Recuerda haber sido uno de entre una docena, aproximadamente, de estudiantes negros entre “600 blancos”. Para el público, su presencia en Curley “era un secreto hasta que salí corriendo al campo de fútbol. La gente entró en shock”.

Recordó también a los aficionados rivales sosteniendo carteles que representaban monos o decían: “Regresa a África”.

Una vez, volviendo de un partido en Key West, el autobús de los jugadores se detuvo para comer en el camino. Los chicos blancos pueden entrar, les dijeron. Pero los negros tendrán que comer en el autobús. Blondell recuerda la respuesta de los entrenadores: “Entonces, nadie come”. Y todos volvieron al autobús.

“No fue inesperado para nosotros. Vivíamos en la época en que Miami estaba segregada”, señaló Blondell. “El tiempo se mueve. Las cosas cambian”.

 

'Mejor de lo que eras'

Vonley Williams, de la clase de 1986, se paró junto a un diseño de la mascota de la escuela, el Caballero Curley, tomando fotos. Llevaba una pulsera anaranjada que decía: “Somos A.C.N.D.”

Creció en Liberty City. “Mis padres juntaron todo lo que pudieron para enviarme a mí y a mi hermana aquí”, dijo.

Ahora vive en Plantation y trabaja como funcionario de recursos escolares. Recuerda sobre todo “la camaradería, la administración comunitaria que la escuela nos enseñó”.

“Nos desafiaron en cada giro y vuelta para trabajar hasta más allá de nuestra capacidad. Te sacaron a esa persona en que nunca pensaste que podrías convertirte. Te empujaron a ser mejor de lo que eras”, dijo. “Eso es por lo que me encantaba venir aquí. Lo odiaba en ese entonces. Pero ahora me encanta”.

Para Frances Fresneda, de la clase de 1989, Curley-Notre Dame significa familia. Enseña educación física en la escuela St. James, en North Miami, una de las escuelas que envían alumnos a Curley-Notre Dame. Por 12 años consecutivos, los estudiantes de la clase de graduación de ACND la han nombrado “la maestra que los inspiró”. Está orgullosa de eso, porque es lo que ACND hizo por ella.

“Me encantan los deportes”, dijo. “Los deportes me mantuvieron fuera de problemas. Ellos cambiaron mi vida. Mis entrenadores eran como mi familia”.

La noticia de la fusión hizo que Gary Graziani se sintiera “terrible. Pero el mundo tampoco es el mismo”, agregó.

Graziani, un maestro de escuela retirado y miembro de la clase de 1960 de Archbishop Curley, recuerda que iba a la escuela en un autobús de la ciudad; viajaba de su casa, cerca de la iglesia Sts. Peter and Paul, y cambiaba de autobús en Gesu.

“Este lugar era muy hermoso. No puedo decirte cuánto me enseñaron”, dijo Graziani. “Nos dieron una educación hermosa. Pero sobre todo, nos dieron tiempo: para crecer”.

Desde la izquierda: Tajmara Antoine, Dimitri Francois e Israel Powell, miembros de la clase 2018 de Archbishop Curley Notre Dame que terminarán sus años de escuela secundaria en la escuela Msgr. Edward Pace High.

Fotógrafo: ANA RODRIGUEZ-SOTO | FC

Desde la izquierda: Tajmara Antoine, Dimitri Francois e Israel Powell, miembros de la clase 2018 de Archbishop Curley Notre Dame que terminarán sus años de escuela secundaria en la escuela Msgr. Edward Pace High.

Desde la izquierda: Christie Etienne, Maniola Mompremier y Dominique Etienne. Christie terminará su último año en la escuela secundaria Msgr. Edward Pace; Mompremier y Dominique Etienne se graduaron en 2015 de Archbishop Curley Notre Dame.

Fotógrafo: ANA RODRIGUEZ-SOTO | FC

Desde la izquierda: Christie Etienne, Maniola Mompremier y Dominique Etienne. Christie terminará su último año en la escuela secundaria Msgr. Edward Pace; Mompremier y Dominique Etienne se graduaron en 2015 de Archbishop Curley Notre Dame.

 

Los estudiantes actuales

Estaba previsto que Israel Powell se graduaría de Curley-Notre Dame en el 2018. En vez de ello, terminará su último año en Pace High.

“Fue realmente devastador, porque éste es mi hogar”, dijo Israel, quien entró en Curley-Notre Dame en octavo grado, a su escuela pre-secundaria, Brother Rice Honors Academy. “Graduarme aquí habría sido un sueño”.

Su compañera de clase, Tajmara Antoine, expresó su resignación. Ella también terminará sus años de escuela secundaria en Pace. “Es una escuela diferente, pero es el último año, así que voy a tener que acostumbrarme”, dijo. “Donde quiera que vaya será igual, así que por qué no ir a Pace.”

Bruni Egan sólo enseñó en Curley-Notre Dame durante tres años: 2013-2016. Pero reservó un momento para volver el día de la visita de despedida.

“Es muy curioso, porque no importa a dónde vayas: hay algo de Curley-Notre Dame que mantiene tu corazón aquí”, dijo Egan, que ahora enseña teología en Chaminade-Madonna College Prep, en Hollywood.

Señalando a algunos estudiantes que se detuvieron para abrazarla, expresó quizás la razón de tales recuerdos y la lealtad de los exalumnos.

“Éstos no son mis estudiantes. Éstos son mis hijos”, dijo. “Espero que el carisma que vive aquí se mueva a todos los lugares donde los estudiantes y los profesores vayan”.

Selena Samios Smith, graduada en 1990, posa con su hija Marya Smith al lado del distintivo de Archbishop Curley-Notre Dame.

Fotógrafo: ANA RODRIGUEZ-SOTO | FC

Selena Samios Smith, graduada en 1990, posa con su hija Marya Smith al lado del distintivo de Archbishop Curley-Notre Dame.


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