By Archbishop Thomas Wenski - The Archdiocese of Miami
Homil�a de Mons. Thomas Wenski durante la misa de television para el canal 23.El domingo despu�s de Navidad, celebramos la Fiesta de la Sagrada Familia. Cuando los pastores fueron al establo de Bel�n, despu�s de escuchar el anuncio de los �ngeles con la buena nueva, encontraron a Mar�a, a Jos� - y al beb� en el pesebre. Esta escena se representa en nuestros hogares y en nuestras iglesias durante la Navidad - y la misma nos invita a contemplar y meditar sobre lo que vemos y el misterio que se revela.
Vemos que los primeros testigos de Cristo se encuentran no s�lo ante el Ni�o Jes�s, sino tambi�n ante de una peque�a familia - una madre, un padre y el ni�o.
Cuando Dios decidi� revelarse a s� mismo lo hizo dentro de una familia - y de una manera real la familia es un icono de Dios. Dios es amor - el amor de un marido y una esposa a quienes Dios hizo a su imagen y semejanza refleja el amor de la Sant�sima Trinidad, tanto en su uni�n en una sola carne como por su fecundidad en la creaci�n de una nueva vida.
La fiesta de la Sagrada Familia nos recuerda el car�cter sagrado de la instituci�n de la familia misma. Para el florecimiento de la sociedad humana, la familia no es opcional. Juan Pablo II insisti� al igual que los Padres de la Iglesia en el Concilio Vaticano II, que el bien de las personas y de la sociedad se ven afectada por el estado de salud de la familia. En otras palabras, familias saludables significan personas sanas y sociedades sanas. Es obvio que gran parte del desarreglo que se produce en la vida de las personas, o en la vida de la sociedad tiene sus ra�ces en los desarreglos que se encuentran en la desintegraci�n de la familia hoy en d�a.
Como ya he dicho, para el florecimiento de la sociedad humana, la familia no es opcional - incluso para Dios. Cuando Dios decidi� revelarse a s� mismo lo hizo dentro de una familia. Dios no necesitaba de Jos� para hacer Jes�s - la Palabra se hizo carne en el vientre de la Virgen Mar�a por obra del Esp�ritu Santo y no a trav�s de la acci�n humana. Pero Dios juzga necesario que Jes�s sea criado por Jos�, que estaba casado con su madre, Mar�a.
La familia entonces - fundada en el matrimonio entre un hombre y una mujer-es el camino donde los ni�os pueden mejor encontrar y conocer a Dios, es una escuela de fe y de valores, es donde la mutua entrega y la fidelidad del marido y la mujer proporciona un hogar seguro y protegido para que los ni�os crezcan mejor en la virtud y asuman sus propias responsabilidades como miembros de la sociedad y como ciudadanos de un pa�s.
Cuando yo era todav�a un p�rroco, a menudo yo preguntaba a los hombres de la parroquia: �cu�l era la mejor manera de mostrar a sus hijos que los aman. Escuch� muchas respuestas. Algunos me dec�an - proveer para ellos, mientras que otros insist�an - educarlos; unos replicaban- darles buen ejemplo y consejos. Todo esto, por supuesto, es cierto. Pero, yo les dec�a que la mejor manera de amar a sus hijos era simplemente amar a la madre de sus hijos. Y este amor se expresa mejor en una relaci�n permanente, fiel y fecunda llamada matrimonio.
Por esta raz�n, la Iglesia invita a todas las familias a tomar a la Sagrada Familia de Nazaret como modelo - todos los padres y todos los hijos deben tratar de imitar las virtudes que se encuentran en esa familia, pero tambi�n la Iglesia invita a todas las familias a encontrar en la Sagrada Familia consuelo y fortaleza. Mar�a es una madre para todos nosotros - pero debe ser, de una manera especial, madre para los que no tienen madre, y Jos�, el padre de crianza de Jes�s, tambi�n debe ser un protector y gu�a a todos y especialmente a aquellos que no tienen padres..
Ciertamente, la Sagrada Familia experiment� dificultades. Eran personas por un tiempo sin hogar - pues Cristo naci� en un establo; eran refugiados - Jos� tuvo que huir con Mar�a y el ni�o a Egipto (y ustedes pueden estar seguros de que Jos� no esper� a cruzar la frontera legalmente). Al igual que todas las familias, la Sagrada Familia compart�a tanto las alegr�as como las tristezas. Durante este santo tiempo de Navidad, yo pido a Dios que sus familias compartan tambi�n ese amor que siempre estuvo presente en esa familia de Nazaret: Jes�s, Jos� y Mar�a.