De la Doctrina Social de la Iglesia: parte 2
Monday, October 11, 2021
Victor Martell
Todos los cristianos, y sobre todo los vicentinos, tenemos la obligación de evangelizar y debemos tomar en nuestras manos la Doctrina Social de la Iglesia, porque nuestro mayor esfuerzo es tratar de erradicar o por lo menos aliviar la pobreza en nuestros países en toda la América. Recordemos que los pobres son nuestros amos y es a ellos a quien debemos amar y ayudar por obligación vicentina. Es necesario enseñar a nuestra “gente” todos los pormenores de esta doctrina para que no sean engañados con ideas extranjerizantes que solo buscan que el “Estado”, quiero decir unos pocos dirigentes, los manejen como marionetas, quitándoles los principios elementales que todo hombre se merece.
No pretendo con estos escritos darme de estudioso de esta doctrina. Lo que pretendo es que ustedes y yo aprendamos cada día más de ella, para en un futuro cercano poder exigir a nuestros políticos que la tomen como su plan de gobierno.
¿Qué nos enseña la doctrina social?
Frente a la tentación de la indiferencia y el aislacionismo, la Doctrina Social de la Iglesia nos enseña que más allá de las diferencias nacionales, raciales, étnicas, culturales, lingüísticas, económicas e ideológicas, tenemos mucho más en común: somos hermanos y hermanas en una sola familia humana, y poniendo esto en contexto podemos crear un mundo mejor.
El objetivo principal de la Doctrina Social de la Iglesia es: Orientar la reflexión y la conducta de las personas y de toda la comunidad humana a nivel mundial, en la tarea de construir un orden social justo y fraterno, que contribuya a la convivencia pacífica y al desarrollo humano integral; es así como podemos construir esa gran red de caridad mundial de que nos hablaba el fundador de la Sociedad de San Vicente, Federico Ozanam.
Para que podamos ir estudiando esta gran tarea que nos hemos impuesto, vamos a ir desglosando y copiando textualmente lo que nos enseña esta doctrina:
182. Destino universal de los bienes y opción preferencial por los pobres.
“El principio del destino universal de los bienes exige que se vele con particular solicitud por los pobres, por aquellos que se encuentran en situaciones de marginación y, en cualquier caso, por las personas cuyas condiciones de vida les impiden un crecimiento adecuado. A este propósito se debe reafirmar, con toda su fuerza, la opción preferencial por los pobres: Esta es una opción o una forma especial de primacía en el ejercicio de la caridad cristiana, de la cual da testimonio toda la tradición de la Iglesia. Se refiere a la vida de cada cristiano, en cuanto imitador de la vida de Cristo, pero se aplica igualmente a nuestras responsabilidades sociales y, consiguientemente, a nuestro modo de vivir y a las decisiones que se deben tomar coherentemente sobre la propiedad y el uso de los bienes. Pero hoy, vista la dimensión mundial que ha adquirido la cuestión social, este amor preferencial, con las decisiones que nos inspira, no puede dejar de abarcar a las inmensas muchedumbres de hambrientos, mendigos, sin techo, sin cuidados médicos y, sobre todo, sin esperanza de un futuro mejor”.
Esta opción preferencial es la que debemos tomar todos los cristianos cuando se trata de hablar de profundos cambios sociales, y a medida que estudiemos esta gran enseñanza vamos a comprender la necesidad que tenemos y la obligación de llevar estas prédicas a nuestros pueblos. Qué lastima que no lo hubiéramos hecho antes, en todas las iglesias, ministerios y grupos religiosos, ya que estos documentos fueron escritos hace cientos de años, y nuestros Papas han escrito muchas encíclicas enriqueciéndolos y adaptándolos a tiempos actuales.
(Continuará)
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