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Uno se resiste a comenzar el año nuevo civil con un tono de crítica, cuando hay grandes expectativas de un futuro más prometedor. Pero el deber llama cuando la realidad se falsifica. Así pues, comencemos el Año de Nuestro Señor 2024 con una crítica a la caricatura del catolicismo estadounidense que se propaga en la actualidad, similar a la de la revista MAD.

Durante sus años en The Tablet, la publicación católica con sede en Londres, Christopher Lamb nunca demostró una comprensión seria de la Iglesia en los Estados Unidos, ni de cómo esta se relaciona con la vida pública estadounidense. Mi experiencia de ello tuvo que ver con su sugerencia a principios de 2017 de que yo podría ser el embajador de Donald Trump ante la Santa Sede; el Sr. Lamb evidentemente ignoraba que me había opuesto públicamente a la nominación del Sr. Trump, y que había comenzado mi columna posterior a las elecciones de 2016 con el encabezamiento: "La buena noticia es que ella perdió; la mala es que él ganó". Sin embargo, semejante tontería importaba poco en el mundo real, dado el alcance relativamente limitado de The Tablet.

Sin embargo, ahora Lamb es corresponsal de CNN en Roma, con una audiencia global de mayor envergadura. Y continúa demostrando una falta de conocimiento sobre el catolicismo estadounidense que resulta, en sí misma, abrumadora. Prueba de ello es su artículo reciente,"Pope Francis takes on unprecedented attacks from American opponents" (El Papa Francisco enfrenta ataques sin precedentes de opositores estadounidenses). Allí "aprendemos" que el Papa que ha destituido perentoriamente a obispos de sus sedes; ha negado a los católicos devotos una forma de culto que encuentran espiritualmente enriquecedora; ha excoriado a sacerdotes; ha criticado los intereses sartoriales de seminaristas de los que no sabe nada; y ha advertido a los medios de comunicación contra la coprofagia es, en el fondo, el Papa "que insiste en una Iglesia misericordiosa y abierta a todos". Y según el Sr. Lamb, con el fin de impulsar ese programa para propagar la misericordia divina, el Papa Francisco tomó recientemente medidas punitivas contra el Cardenal Raymond Burke y el Obispo Joseph Strickland (quienes, junto con los devotos de la Misa tradicional en latín —entre los que no me encuentro—, bien pueden cuestionar el alcance de la inclusividad papal).   

Para empeorar las cosas desde un punto de vista periodístico, los únicos testigos citados en defensa de la actual autocracia papal fueron acólitos del pontificado, como Austen Ivereigh, David Gibson y Massimo Faggioli. Es como si Tucker Carlson escribiera un artículo titulado "Donald Trump enfrenta ataques sin precedentes de sus oponentes", y se apoyara en citas de Marjorie Taylor Greene, Matt Gaetz y Lauren Boebert. Esto no es periodismo; es una apología descarada. Y debe ser llamado como tal.

En 2024 se intensificará el debate sobre el complejo legado del pontificado de Francisco. Ese debate nacerá muerto si el argumento dominante es la caricatura del Papa misericordioso y de mente abierta que se enfrenta a los católicos estadounidenses de mente cerrada y contrarios al Vaticano II. Así pues, aclaremos algunas cosas sobre la Iglesia católica en los Estados Unidos.

En primer lugar, los obispos estadounidenses se encuentran entre las jerarquías más leales del mundo, un orden de magnitud más leal al Papa Francisco y a la Sede Apostólica que el episcopado alemán, el que, con la implementación de una nueva y heterodoxa forma de gobierno eclesiástico, desafía en la actualidad las órdenes del Papa de cesar y desistir.

En segundo lugar, a pesar de todas sus dificultades y desafíos, la Iglesia estadounidense es la Iglesia local más viva y enérgica del mundo desarrollado. Punto. Es la Iglesia local que se ha tomado más en serio el Concilio Vaticano II, tal y como lo han interpretado con autoridad los Papas Juan Pablo II y Benedicto XVI. Sus seminarios son los mejores del mundo occidental. La vida intelectual del catolicismo estadounidense es robusta, dinámicamente ortodoxa y enriquecedora de la cultura, a diferencia de la vida intelectual católica en esas grandes franjas de Europa occidental donde "seguir el Zeitgeist hasta Mordor" es la orden del día.

En tercer lugar, el catolicismo estadounidense es vibrante desde el punto de vista evangélico, y vive lo que el Sr. Lamb describe como el llamado del Papa "a llevar el mensaje cristiano al mundo" con mucha más energía que la Iglesia en Italia, o en Argentina. La pastoral universitaria católica en los EE.UU. vive una época dorada, y los misioneros de FOCUS (fruto de la Jornada Mundial de la Juventud de 1993 en Denver) llevan ahora el dinamismo evangélico cristocéntrico a 193 recintos universitarios en seis países. Las escuelas católicas de nuestras zonas urbanas son instrumentos eficaces para empoderar a los pobres (otra prioridad del Papa). Los centros católicos para embarazos en crisis extienden la misericordia divina de forma muy tangible. Y cualquiera que haya experimentado el desánimo de la vida parroquial en otras partes del mundo, debe sentirse impresionado por la vitalidad de las parroquias católicas estadounidenses, incluso cuando luchan por recuperar el terreno perdido durante la plaga.

El catolicismo estadounidense se está esforzando por vivir el discipulado misionero al que hizo un llamamiento el Papa Francisco en la exhortación apostólica de 2013, Evangelii Gaudium. Lo hace a través de la ortodoxia dinámica, no del catolicismo "light". Si es mucho pedir que eso se entienda en Roma, ¿quizás se pueda entender en CNN?

Comments from readers

Valli Leone - 01/15/2024 05:32 PM
Thanks, George, for a well-written article. I personally love the Vatican II documents and their effects; and I am thrilled with Pope Francis’ pontificate. In my lifetime so far of 75 years, I can gladly say that every Pope has had a positive effect on my spiritual life; but, hands down both he and Pope Saint Paul VI are my favorites. Thank you, Holy Spirit, for always providing what the Body of Christ needs in every generation. The gates of hell will not prevail against the Catholic Church. Continue to lead us, oh Lord, along your everlasting way. Jesus loves us, and He never fails! ✝️⚓️💜

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