
Sí a las necesidades humanas. No a la militarización.
Monday, January 31, 2022
*Tony Magliano
Hace 55 años, el 1 de enero de 1968, con la guerra de Vietnam en pleno apogeo y otros numerosos conflictos armados que causaban muerte y destrucción incalculables, San Pablo VI inició la primera Jornada Mundial de la Paz. Escribió: "Nos dirigimos a todos los hombres de buena voluntad para exhortarlos a celebrar 'El Día de la Paz' en todo el mundo, el primer día del año civil".
El Papa Pablo enfatizó que este día anual de la paz debería fomentar una defensa de la paz frente a las ambiciones nacionales egoístas en las relaciones entre las naciones, y debería oponerse al peligro creciente "del recurso a los terribles armamentos exterminadores de los que algunas Potencias disponen". Explicó, además, que esta jornada de la paz debería desafiar la injusticia perjudicial de destinar enormes cantidades de dinero a las armas, "cuyo dispendio es motivo de penosa reflexión ante las graves necesidades que afligen el desarrollo de tantos otros pueblos".
Después de 55 años, es muy lamentable que las urgentes palabras de advertencia de San Pablo sobre los gastos enormes en armamento a costa de las desesperadas necesidades insatisfechas de innumerables hermanos y hermanas pobres y vulnerables, todavía tengan que ser repetidas por su actual predecesor.
En su mensaje de la Jornada Mundial de la Paz del 1 de enero de 2022, titulado Diálogo entre generaciones, educación y trabajo: instrumentos para construir una paz duradera, el Papa Francisco, escribe: "El presupuesto para la instrucción y la educación, consideradas como un gasto más que como una inversión, ha disminuido significativamente a nivel mundial en los últimos años. Sin embargo, estas constituyen los principales vectores de un desarrollo humano integral: hacen a la persona más libre y responsable, y son indispensables para la defensa y la promoción de la paz".
El Santo Padre añade en su desafiante mensaje que "los gastos militares, en cambio, han aumentado, superando el nivel registrado al final de la 'guerra fría', y parecen destinados a crecer de modo exorbitante".
El Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz informa que el gasto militar mundial aumentó a casi 2 millones de billones de dólares en 2020, incluso en medio de la pandemia mundial de COVID. Estados Unidos, el país que más gasta en armamento, destinó la friolera de 778,000 millones de dólares a sus fuerzas armadas (https://bit.ly/34fOueN).
Al condenar este uso tan inmoral de fondos valiosos, el Papa Francisco escribe: "…es oportuno y urgente que cuantos tienen responsabilidades de gobierno elaboren políticas económicas que prevean un cambio en la relación entre las inversiones públicas destinadas a la educación y los fondos reservados a los armamentos. Por otra parte, la búsqueda de un proceso real de desarme internacional no puede sino causar grandes beneficios al desarrollo de pueblos y naciones, liberando recursos financieros que se empleen de manera más apropiada para la salud, la escuela, las infraestructuras y el cuidado del territorio, entre otros".
¡Muy acertado, Papa Francisco!
La clásica cita atribuida al sabio escritor Robert Fulghum se ajusta muy bien a esta situación: "Será un gran día cuando nuestras escuelas tengan todo el dinero que necesitan, y nuestra fuerza aérea tenga que hacer una venta de pasteles para comprar un bombardero".
El Papa Francisco también hace hincapié en la importancia de la responsabilidad política a la hora de abordar los derechos de los trabajadores y el bien común: "…la política está llamada a desempeñar un rol activo, promoviendo un justo equilibrio entre la libertad económica y la justicia social. Y todos aquellos que actúan en este campo, comenzando por los trabajadores y los empresarios católicos, pueden encontrar orientaciones seguras en la doctrina social de la Iglesia". (https://bit.ly/55JMP_va2022, https://bit.ly/crs_recursos-ing-esp)
Al concluir su mensaje de la Jornada Mundial de la Paz 2022, el Papa Francisco ofrece esta invitación: "Que sean cada vez más numerosos quienes, sin hacer ruido, con humildad y perseverancia, se conviertan cada día en artesanos de paz. Y que siempre los preceda y acompañe la bendición del Dios de la paz".
Aceptemos la invitación del Santo Padre para convertirnos en "artesanos de la paz".
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