Un visionario de la comunicación en la Iglesia

By Jose Antonio Varela Vidal -

Cuando se visita San Lorenzo di Fossano, un hermoso pueblo enclavado en la región italiana del Piamonte, se topa con algo que sería una característica del sacerdote Santiago Alberione: la poquedad.
Y ese rasgo está a la vista. Un claro ejemplo es la pequeña casa natal, en dicha localidad, del mencionado beato y fundador de la Familia Paulina. Allí había crecido y compartido el calor de hogar con sus padres y seis hermanos, aunque solo hubiera treinta metros cuadrados para que se acomodaran todos.

Por eso no llama la atención que, el 26 de noviembre de 1971, el santo Papa Pablo VI comentara, después de visitarlo en su lecho de muerte, que estaba conmovido por la austeridad en la que vivía el P. Alberione, reconocido años atrás por él mismo con la medalla Pro Ecclessia et Pontifice, por su valioso servicio a la Iglesia.

Partir de lo poco

Hoy, cincuenta años después de su muerte, centenares de sus religiosos, inspirados por su carisma y distribuidos en cerca de setenta países en los cinco continentes, confirman su visión, expresada en sus muchos escritos. Una de las ideas principales allí expresada, fue que todo debería ser como en Belén, dado que a partir de muy poco, se puede hacer crecer un árbol con frutos, tal como lo es la Familia Paulina con sus diez ramas apostólicas.

Esas ramas se extendieron por el mundo entero, en un apostolado de por sí novedoso, aunque incomprendido para su tiempo, como era el uso de los medios de comunicación social en la pastoral de la Iglesia.

Alberione tuvo claro que era necesario utilizar los periódicos y las revistas, el cine, la radio y la televisión, así como los libros y la amplia difusión de la Biblia para todas las edades. Una inspirada proyección, que posteriormente la extenderían sus religiosos a los videos, los cds y la multimedia, a lo que hay que sumar hoy la presencia en internet de variadas formas.

La comunidad del Sur de La Florida está muy agradecida con la presencia de los paulinos y las paulinas, quienes a través de sus librerías bilingües, ofrecen contenidos traídos de su propia editorial San Pablo. También importan materiales de otros sellos editoriales, a los que de otra forma sería muy difícil acceder en el país, para provecho de estudiantes, profesores y fieles en general.

A medio siglo de su partida, ha sido propicio que sus restos, los cuales permanecían en una urna, elaborada con mucho arte por una religiosa de la congregación Pías Discípulas del Divino Maestro, rama religiosa fundada por el beato Alberione, subiera días atrás de la cripta al piso central de la Basílica Reina de los Apóstoles, diseñada y construida por él mismo.

Llevado por sus hijos espirituales —y bajo la mirada emocionada de todos ellos, así como del vicario del Papa para Roma, el Cardenal Angelo De Donatis—, la urna con su cuerpo hizo su ingreso solemne al templo, donde debería ser su última morada terrenal.

Y es que el beato Santiago Alberione, para quienes no lo conocen en su real dimensión, fue un hombre emprendedor, lo cual lo llevó a ofrecer, al mundo y a la Iglesia, fundaciones impensables, obras colosales e industrias exitosas que fueron y son la admiración del mundo entero.

Aportó para los periodistas una “espiritualidad, que puede dar un sentido para la vida de todo editor de Dios”, según palabras del actual superior general, P. Valdir José De Castro, publicadas en una reciente entrevista que concedió a la agencia católica de noticias Exaudi.

Y para los religiosos fue, según lo dicho aún por el P. De Castro, “un modelo de consagración, que buscó vivir la santidad unido a Jesús”.

Es por lo que ya, ubicada la urna con su cuerpo en la base del altar de Jesús Maestro, Camino, Verdad y Vida de la mencionada basílica romana, será un modelo e inspiración para los actuales “artesanos de la comunicación”, quienes hoy más que nunca, y con la inspiración alberionana, buscan “salir”, llevando el mensaje de Cristo a través de los medios más rápidos y eficaces.