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Homilies | Friday, June 24, 2022

Dios nos está diciendo que nos ama

Homilía del Arzobispo Wenski en la fiesta del Sagrado Corazón

El Arzobispo Thomas Wenski predicó esta homilía durante la Gran Vigilia en honor de los Corazones de Jesús y María, organizada por las Siervas y los Siervos de los Corazones Traspasados de Jesús y María, y celebrada el 24 de junio de 2022 en la iglesia St. Michael, en Miami.

La devoción al Sagrado Corazón de Jesús no es – ni debe ser - una devoción dulce, azucarada, o sentimental. Sí, a lo largo de la historia humana, el corazón ha simbolizado el amor, y ese amor humano – muchas veces – se ha reducido a las boberías sentimentales que se encuentran escritas en una tarjeta de San Valentín o en cosas peores. El amor no es simplemente un sentimiento.

El amor no se trata de sentirse bien; se trata de hacer el bien.

El Arzobispo Thomas Wenski predica la homilía durante la celebración de la Gran Vigilia en honor de los Sagrados Corazones de Jesús y María, que tuvo lugar del 24 al 25 de junio 2022 en la iglesia St. Michael en Miami.

Photographer: COURTESY | Maria Teresa Aguirre

El Arzobispo Thomas Wenski predica la homilía durante la celebración de la Gran Vigilia en honor de los Sagrados Corazones de Jesús y María, que tuvo lugar del 24 al 25 de junio 2022 en la iglesia St. Michael en Miami.

La verdadera vida cristiana no consiste en mirarse el ombligo ensimismado; más bien, la vida cristiana auténtica nos compromete a hacer obras de misericordia – corporales y espirituales; la verdadera vida cristiana nos lleva a lavarle los pies a nuestros hermanos.

Pero aquí, cuando hablamos del Sagrado Corazón, no estamos hablando de nuestro discurso sobre el amor, sino del amor de Dios revelado a nosotros en la persona de Jesucristo. Como escribe San Juan en su primera epístola: “En esto consiste el amor, no en que nosotros amemos a Dios, sino en que él nos amó y envió a su Hijo para expiación de nuestros pecados” (1 Jn 4,10). En el corazón traspasado del Crucificado, el amor de Dios se pone al descubierto para que todos lo vean. Dios nos está diciendo que nos ama, pero no con una palabra audible, sino con una palabra que esta tallada en la carne del costado de Jesús causada por la lanza del soldado.

En el Antiguo Testamento, el profeta Zacarías prometió misteriosamente: “Mirarán al que traspasaron”. La imagen del Sagrado Corazón es una invitación para cada uno de nosotros a mirar al Traspasado con una actitud humilde de oración, una oración de contemplación y de adoración.

Si nos preguntamos ¿Cuánto nos ama Dios? El corazón traspasado de su Hijo Jesús es más que una respuesta elocuente.

Dios nos habla; y nosotros hablamos con Dios, todo esto a través del Sagrado Corazón de Jesús. Y alimentados por este diálogo de amor – de Dios hacia nosotros, y de nosotros hacia Dios – un diálogo centrado en el Corazón de Jesús, también hablamos al mundo – a un mundo lleno de conflictos, de dolor, de dudas y de miedo. Y también podemos hablar al mundo una palabra sobre Dios – la cual está centrada en el Corazón de Jesús.

El Sagrado Corazón de Jesús, traspasado en la muerte, se convierte en palabra de vida para el mundo. Como dice San Pablo, “impulsados por la caridad de Cristo” (cf. II Cor 5, 14), compartamos con el mundo un mensaje de esperanza, el del corazón Traspasado que revela el amor del Padre y que “atrae hacia sí todas las cosas”. (cf. Jn 12, 32).

El Sagrado Corazón es el Corazón de Dios descubierto para la humanidad; es un corazón humano elevado en lo alto de la Cruz; es el corazón de la Iglesia abierto a todos los que andan buscando, a todos los que tienen sed, a cada oveja descarriada que espera ser encontrada y llevada a su hogar.

El Sagrado Corazón de Jesús es el mensaje pleno e irrevocable del Padre para nosotros. Es todo lo que podríamos o deberíamos necesitar de decirle al Padre. Es todo lo que tenemos que decirnos los unos a los otros y al mundo.

Nos reunimos en esta noche para que podamos, en las palabras del Papa San Juan Pablo II, “conocer el significado genuino y único de nuestra vida y de nuestro destino”. Porque en el corazón traspasado de Dios Crucificado, el propio corazón de Dios se abre para todos. El cielo ya no está cerrado, porque a través de la encarnación del Verbo hecho carne, Dios ha salido de su escondite.

San Agustín rezó así: “Oh Señor, nuestros corazones fueron hechos para ti, y nuestros corazones nunca descansarán hasta que descansen en ti. El Corazón de Jesús habla a nuestros corazones diciéndonos: “Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os haré descansar”.

Nuevamente, como dice el Papa San Juan Pablo: “En el Corazón de Cristo, el corazón del hombre aprende a conocer el sentido genuino y único de su vida y de su destino... Y añade, en el Corazón de Cristo aprendemos – nuestro corazón aprende – “a comprender el valor de una vida auténticamente cristiana”.   

También aprende a guardarse de ciertas perversiones del corazón humano, y a unir “el amor filial a Dios y el amor al prójimo".

San Juan Pablo II, el Papa Benedicto XVI y ahora el Papa Francisco han pedido que esta fiesta del Sacratísimo Corazón de Jesús sea también dedicada como un día de oración para la santificación de los sacerdotes. Una vez, San Juan Vianney dijo: “El sacerdocio es el amor del Corazón de Jesús”.     

San Juan Vianney sirvió al Señor con un corazón sincero – algo que todos los sacerdotes deberían esforzarse por imitar. Su regla de vida era “Haz solo lo que se puede ofrecer al Señor”. Mientras celebramos aquí esta fiesta del Sagrado Corazón, comprometámonos también a apoyar a nuestros sacerdotes con nuestras oraciones. Que todo lo que digan, hagan o piensen sea una ofrenda digna al Señor.

“Oh, Sagrado Corazón de Jesús, al cual es imposible no sentir compasión por los infelices, ten piedad de nosotros los pobres pecadores y concédenos las gracias que pedimos por medio del Inmaculado Corazón de María, tu Madre y nuestra tierna Madre”.

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