By Florida Catholic staff - Florida Catholic
MIAMI | Al combinar las historias de sus padres y abuelos con la historia de su escuela secundaria, una estudiante de Immaculata-La Salle ha creado el documental titulado This is Our Story (Esta es Nuestra Historia) para conmemorar el 60 aniversario de la Operación Pedro Pan.
Al describirse a sí misma como "una orgullosa cubano-americana" en un esbozo autobiográfico, la estudiante de cuarto año Josephine Novo dijo que "se lanzó ante la oportunidad" de hacer un documental sobre la Operación Pedro Pan y su conexión con Immaculata-La Salle.
"Por fin, una forma de dar vida a una parte de nuestra historia, una oportunidad de hacer justicia a una experiencia que a menudo no se retrata de manera adecuada o completa, una forma de mostrar lo profunda y extensa que puede ser la historia de una isla del Caribe", escribió Josephine.
La Operación Pedro Pan, una colaboración secreta entre el gobierno estadounidense y la Iglesia católica de Miami, trasladó a más de 14,000 menores sin acompañamiento a los Estados Unidos entre 1960 y 1962. Fueron atendidos en internados católicos y hogares de acogida individuales y de grupo, hasta que la mayoría se reunió con sus padres, con frecuencia años después. Sus padres tomaron esa difícil decisión para evitar que sus hijos fueran adoctrinados en una ideología atea.
"Esta es nuestra historia. Una que nunca podrá ser olvidada", anotó Josephine. Calificó el éxodo como "un verdadero testamento de una fe y un amor que prevalecen hasta hoy, especialmente en la comunidad salesiana de La Salle."
La academia de Immaculata, una escuela secundaria para niñas, fue fundada el 1 de septiembre de 1958, con personal de las Hermanas de San José de St. Augustine. Cuando el régimen de Fidel Castro ordenó el cierre de todas las escuelas religiosas y privadas de la Cuba en mayo de 1961, los Hermanos de La Salle estuvieron entre las comunidades religiosas que volaron a Miami tras ser expulsados de la isla.
Fue entonces cuando seis de sus antiguos alumnos, ya exiliados en La Florida, pidieron al Obispo de Miami, Coleman Carroll, que ayudara a la comunidad a establecer una escuela aquí. La secundaria de La Salle para varones abrió en septiembre de 1961, con personal exiliado de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, y compartiendo los terrenos con la academia de Immaculata. Al principio, muchos de los matriculados eran niños de Pedro Pan atendidos por Caridades Católicas de Miami.
Las dos escuelas se combinaron en 1970, y los Salesianos de Don Bosco asumieron la dirección en 1985. Las Hermanas Salesianas que ahora dirigen el colegio asumieron la dirección en 1995.
Stefanie Amenedo, madre de Josephine, se graduó de Immaculata-La Salle en 2001, "y desde pequeña, siempre supe que quería formar parte de esa comunidad salesiana", escribió Josephine. "Mi paso por (Immaculata-La Salle) no ha hecho más que profundizar mi amor y afecto, no solo al colegio en sí, sino a mi fe en su conjunto; y la Operación Pedro Pan no es otra cosa que una de las grandiosas demostraciones de fe en el extraordinario y tremendo poder de Dios que el mundo haya visto jamás".
Añadió que estaba impresionada por la logística del operativo, la colaboración entre el gobierno y la Iglesia, y de cómo la Iglesia cuidó de esos menores sin acompañamiento, "de tal manera que muchos de aquellos niños del programa aún mantienen vínculos estrechos e íntimos". Calificó toda la experiencia de Pedro Pan como "asombrosa".
También recordó cómo escuchaba las historias de sus padres y abuelos cuando crecía, "el sufrimiento de tres generaciones que vieron cómo sus hogares, sus medios de vida, y toda su realidad cambiaban prácticamente de la noche a la mañana".
Cuando los comunistas tomaron el poder en Cuba, su abuelo perdió posesión de la bodega que había fundado su padre. Tanto su abuela como su abuelo fueron obligados a trabajar en "campos de concentración durante tres años para poder salir del país legalmente". El padre de la joven nació en una sociedad en la que no podía hablar libremente en su propia casa.
"Todas las historias con las que crecí", expresó, "son historias que nunca podré olvidar, historias que nunca deben olvidarse".
"Lo hago por mi pueblo, lo hago por nuestra historia, lo hago para que a través de los años no perdamos la sensibilidad ante el verdadero dolor y sufrimiento que los cubanos han soportado y siguen soportando cada día; para que nuestra apatía no nos domine en nuestros caminos de vida y amor", relató Josephine. "Me niego a permitir que nuestra historia muera, me niego por mis abuelos, por mis padres, y por la comunidad en general".
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