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Feature News | Wednesday, September 30, 2020

Nuevos métodos para llegar a la población carcelaria

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El diácono Edgardo Farías dirige el Ministerio de Detención arquidiocesano desde 2006.

Fotógrafo: COURTESY PHOTO

El diácono Edgardo Farías dirige el Ministerio de Detención arquidiocesano desde 2006.

MIAMI | A pesar del cierre de los centros de detención y prisiones de La Florida, por la pandemia de coronavirus, el Ministerio de Detenciones de la Arquidiócesis de Miami sigue brindando ayuda espiritual a los encarcelados y prisioneros.

Desde marzo pasado los centros de detención y prisiones han suspendido las visitas de familiares y de visitantes ajenos a las instituciones carcelarias, como los voluntarios que trabajan con los detenidos y los sacerdotes y religiosos.

Asimismo, se ha suspendido todos los servicios y actividades religiosas hasta nuevo aviso.

“Pero, el apoyo espiritual sigue llegando. No ha faltado nuestra presencia en acompañarlos (a los reos) suministrando Biblias, rosarios, devocionales y tarjetas religiosas, que los capellanes distribuyen a quienes lo solicitan”, dijo el diácono Edgardo Farías, director de la Pastoral Carcelaria de la Arquidiócesis de Miami.

También, a través de la radio arquidiocesana, Radio Paz 830 AM, llegan a los encarcelados las 24 horas del día. Los internos pueden escuchar la Misa diaria, el rosario, la liturgia de las horas, la coronilla de la Divina Misericordia y una variedad de programas.

Uno de esos programas es Fe y Esperanza, un programa de una hora, en español, del Ministerio de Detenciones, que por 15 años es producido y dirigido por el diácono Farías. Desde el cierre por la pandemia se ha dividido el programa en dos partes. Una media hora en español y otra media hora en inglés, ambos dedicados a reflexionar sobre el Evangelio del domingo.

Los programas son conducidos por los equipos parroquiales del ministerio de detención de las iglesias St. Bonaventure y St. Katharine Drexel, en el condado de Broward, y Our Lady of Guadalupe, en Miami. Una vez al mes el diácono Farías conduce el programa.

El programa llega a los reclusos de prisiones federales y estatales y los centros correccionales de Miami-Dade, donde se les permite a los reclusos tener una pequeña radio. Las cárceles del condado no lo permiten.

“No dejamos de estar en contacto con ellos (los encarcelados), lamentablemente no podemos hacer mucho”, indicó el diácono, y al mismo tiempo dijo que “esta es una posibilidad para la Iglesia de poder ser más escuchada, no solamente en las prisiones sino en todos lados”.

 

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NUEVAS FORMAS DE LLEGAR

El diácono Farías está buscando nuevas formas de llegar a los encarcelados. Está creando un podcast en inglés y en español de 10 minutos de duración cada uno, con reflexiones sobre el Evangelio del domingo y los programas de formación en la fe, que quiere transmitirlos por Radio Paz.

Originalmente pensaba difundirlos a través de tabletas electrónicas de bajo costo y sin acceso a internet de la compañía Jpay, con la que el Departamento Correccional de la Florida ha firmado un contrato.

Estas tabletas serían distribuidas gratuitamente a los reos, aparentemente sin costo alguno ni para ellos ni para los contribuyentes. Pero cobran a los usuarios precios muy altos por enviar o recibir correos electrónicos, bajar música, escuchar radio, hacer videoconferencias, transferir dinero, bajar juegos, entre otras opciones.

Algunos capellanes correccionales pensaban distribuir la Misa televisada en español en estas tabletas electrónicas, pero se dieron cuenta de que representaría un gasto muy alto para la Iglesia. Por ello, utilizar la radio es la mejor opción. “Con Radio Paz nosotros llegamos a los presos gratuitamente, no tienen que comprar nada más que la radio y escucharla”, dijo el diácono Farías.

Sin embargo, no ha cambiado la labor del Ministerio de Detenciones arquidiocesano, de brindar el cuidado pastoral a alrededor de 20 mil personas privadas de la libertad, en los 30 centros de detención y prisiones, entre ellos: prisiones federales, prisiones estatales y cárceles de condado, centros de atención juveniles y centros de inmigración, localizados en los condados de Broward, Miami Dade y Monroe.

Antes de la pandemia participaban en el ministerio alrededor de 150 voluntarios regulares, 7 diáconos y 15 sacerdotes, incluyendo al Arzobispo de Miami, Mons. Thomas Wenski, que cada 25 de diciembre celebra la Misa de Navidad en el centro de detención de Inmigración de Krome, al suroeste de Miami.

Un grupo de los Hermanos de Emaús y otro de Cursillos de Cristiandad ofrecían retiros ocasionales en las prisiones estatales. Estos voluntarios provienen de diferentes parroquias como St. Andrew, St. Bonaventure y St. Katharine Drexel, en Broward, y Our Lady of Guadalupe, Mother of Christ y Our Lady of Lourdes, en MiamiDade.

En una prisión federal hay un capellán católico, dos capellanes diáconos, uno en una prisión estatal y otro en un centro de detención y dos capellanes mujeres, una en una prisión estatal y otra en una cárcel del condado. Aun así, se necesita más presencia católica en el sistema carcelario.

 

SITUACIÓN DE LAS CÁRCELES DURANTE LA PANDEMIA

Con el cierre de las cárceles y las prisiones del Sur de la Florida, los capellanes en estas instituciones han duplicado su trabajo. La pandemia ha ocasionado estrés y depresión en los reclusos y sus familias, que tienen que afrontar enfermedades, muertes u otras crisis, señala parte del informe que el diácono Farías preparó para el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, recién creado por el Papa Francisco, del cual el diácono es parte.

El informe también señala que los reclusos no reciben servicios religiosos desde el comienzo de la pandemia. Los capellanes solo pueden dar asesoramiento espiritual por un corto tiempo a los internos que lo soliciten en un espacio abierto en la capilla de la prisión. En un centro de detención Federal, en Miami, se distribuye la Comunión a los reclusos católicos que lo solicitan, en sus celdas.

Un centro de detención de Broward está utilizando visitas por videos. Los familiares van al centro de detención, pero solo pueden verse por video. No hay visitas de contacto. “Eso es grave, porque estás perdiendo el contacto físico y el peligro está en que esto termine en una nueva normalidad”, indicó el diácono.

Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), en su reporte de febrero-abril de 2020, sobre el COVID-19 en los centros penitenciarios y de detención en los Estados Unidos, señalaron que los centros correccionales y de detención enfrentan desafíos para controlar la propagación de enfermedades infecciosas debido a los entornos compartidos y abarrotados.

Informes de representantes estatales señalan que el número de contagios dentro de los centros de detención y prisiones son mucho más altos de los que se reportan.

Hasta el 7 de septiembre la agencia de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), reportó una sola muerte por COVID-19 dentro de sus centros de detención en el Sur de la Florida, y un total de 482 reclusos con casos positivos desde que se iniciaron las pruebas en febrero de 2020.

La Representante Estatal Debbie Mucarsel-Powell, en una conversación vía la plataforma Zoom con otros representantes de la Florida y familiares de detenidos en centros de inmigración, organizada por la Coalición de Inmigrantes de la Florida y otras organizaciones de apoyo a los inmigrantes, el 26 de agosto, señaló que, desde junio de 2020, el número de contagios en los centros de ICE se ha duplicado y no se sabe con exactitud cuántos detenidos han perdido la vida durante la pandemia.

“Sabemos que en Krome no hay la apropiada distancia social y no tienen el equipo desinfectante adecuado”, indicó.

Mucarsel-Powell señaló también que tiene reportes de detenidos que fallecieron en hospitales poco después de salir de los centros de detención. “No sabemos otros detalles, como cuánto tiempo estuvieron experimentando síntomas, y si recibieron alguna vez algún tipo de cuidado médico”.

Tanto Mucarsel-Powell como la congresista Donna Shalala señalaron que han estado pidiendo explicaciones a los centros de detención de ICE, pero no reciben respuestas.

SE NECESITAN VOLUNTARIOS

Trabajar con los encarcelados es “una realidad dura y fuerte, porque nadie quiere ir con los presos, porque cometieron crímenes, pero son seres humanos”, indicó el diácono Farías.

Aunque recalca que la labor del ministerio es pastoral y no social, ayuda a exconvictos que se lo piden a encontrar agencias sociales y albergues cuando salen de las prisiones en la casa St. Dimas, parte de la parroquia Corpus Christi, en Miami.

Si usted está interesado en colaborar con el Ministerio de Detenciones debe cumplir con los requisitos publicados en la página del Ministerio de Detenciones: https:// detentionministry.org/becomea-volunteer.

El próximo entrenamiento en línea será en noviembre. Para más información puede comunicarse con el diácono Edgardo Farías, efarias@ theadom.org, 305-762-1093, https://detentionministry.org/.

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