By Araceli M. Cantero - Florida Catholic
MIAMI | Con una Eucarist�a el 7 de enero en St. Brendan, los cat�licos de Miami, familiares y amigos rindieron homenaje p�stumo a Mons. Carlos Manuel de C�spedes, fallecido en La Habana a los 77 a�os.
Photographer: FILE PHOTO | Araceli Cantero
Mons. Carlos Manuel de C�spedes, sacerdote cubano y descendiente del "Padre de la Patria" Carlos Manuel de C�spedes, muri� el 3 de enero en La Habana a los 77 a�os.
Con su muerte, en la ma�ana del 3 de enero, culmina la trayectoria de este sacerdote que repet�a siempre que: �Cuba y la Iglesia son las dos pasiones m�as�.
En un gesto inusual la prensa estatal de la Isla se hizo eco de su muerte, destacando su dedicaci�n a la patria y a la Iglesia y resaltando su contribuci�n al mundo de la cultura.
Visitar a Mons. De C�spedes en su despacho de la Parroquia de San Agust�n era constatar el orgullo con el que llevaba el nombre de su tatarabuelo, Carlos Manuel de C�spedes, el "Padre de la Patria�, uno de los l�deres de las guerras de Independencia en el siglo XIX. Viv�a rodeado de cuadros, fotograf�as y libros, y hasta una bandera cubana con la imagen de su tatarabuelo.
Te�logo por la Universidad Gregoriana de Roma, en donde fue ordenado sacerdote en 1961, regres� a Cuba en 1963 cuando las relaciones entre la Iglesia y la revoluci�n eran ya muy tensas. Le ped�a a Dios �en mi oraci�n �ntima que me ayudara como sacerdote a ser elemento siempre de uni�n y nunca de divisi�n�.
El cardenal Jaime Ortega Alamino, quien presidi� la Eucarist�a de su sepelio el 4 de enero, anot� que Mons. De C�spedes fue el �salvador� del seminario de La Habana, al impedir que fuera cerrado, aunque se incaut� el inmueble y se traslad� a otro edificio. Fue su rector de 1966 a 1970 y despu�s continu� como profesor.
Tambi�n ocup� los cargos de Secretario de la Conferencia de Obispos y Vicario General de Arquidi�cesis de La Habana.
El cat�lico Roberto M�ndez define a Mons. De C�spedes como �un intelectual de linaje que apost� por la reflexi�n y el di�logo�.
Pero subraya que �lo que dijo, bien o mal, lo dijo siempre honestamente, y buscando el mayor bien para la Iglesia y para Cuba�.
Mons. De C�spedes no ocultaba sus buenas relaciones con la familia Castro y con figuras afines al gobierno. Con respeto, distingu�a entre la condena a las ideolog�as y las buenas relaciones con las personas.
�No ten�a miedo a verse confrontado�, dijo Mons. Felipe Est�vez, Obispo de San Agust�n, Florida, aunque �a uno le hubiese deseado o�r m�s sobre el sufrimiento del pueblo.� A�adi� que �tambi�n acerc� a muchos a Jes�s y a su Iglesia sobre todo en ciertos ambientes muy anticlericales�.
�Los j�venes eran su tesoro m�s preciado, junto con los servicios diarios de atenci�n y alimentos a ancianos pobres de la parroquia, y ciclos permanentes de cine debate y opera�, indic� desde La Habana Rolando Suarez, abogado de la Conferencia de Obispos, quien destac� tambi�n el sue�o del sacerdote sobre lo que llamaba "�la casa Cuba�, la casa de todos y para todos, la de la convivencia en armon�a y respeto, acogedora, independiente, soberana, pr�spera y participativa�.
Autor de libros, ensayos y poes�a, en 2006 fue recibido como miembro de n�mero de la Academia Cubana de la Lengua, el tercer dignatario cat�lico en formar parte de esa instituci�n.
En 1998 se public� en Espa�a su obra ��rase una vez en la Habana� en la que Mons. De C�spedes fue hilando testimonios del acontecer en Cuba y de los problemas de la isla. La obra descubre a un autor que no simpatiza con todo lo que acontece en Cuba. Elogia la educaci�n para todos pero deplora que no transmite esp�ritu y que ha destruido una parte de la identidad cubana. Reconoce las oportunidades de la revoluci�n en educaci�n y salud, pero a un precio: "la p�rdida de la libertad de pensar, opinar y escribir... de vivir".
Quienes le trataron aseguran que su vida no se limit� al orgullo patrio y a la cultura sino que estuvo marcada por su sacerdocio, inspirado en el siervo de Dios e insigne sacerdote cubano del siglo XIX, F�lix Varela, de cuya figura ha escrito prol�ficamente.
�El Padre Varela me fue est�mulo y catalizador en el camino�, dijo el propio Mons. De C�spedes en una entrevista. �Dios me ha librado de caer en la tentaci�n de llegar a pensar que uno de mis dos grandes amores � Cuba y la Iglesia � me podr�a separar del otro� De la mano de ambos he podido atravesar los torrentes que he encontrado en mi andar, sin que las aguas nocivas me arrastren. Espero llegar as� a la otra orilla, al calor y a la luz de nuestra antorcha viva�.