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En los primeros meses de su papado, el Papa Francisco sintió la necesidad urgente de predicar con valentía sobre la existencia real del demonio y los graves peligros de no tomar en serio su existencia (1 Pedro 5:8-9).

Francisco dijo: “En aquel tiempo se podía confundir la epilepsia con la posesión del demonio, pero también es verdad que estaba el demonio. Y nosotros no tenemos derecho a hacer el asunto tan sencillo, liquidándolo como si se tratara de enfermos psíquicos y no de endemoniados. ¡No! La presencia del demonio está en la primera página de la Biblia y la Biblia termina también con la presencia del demonio, con la victoria de Dios sobre el demonio”.

En lo que me atañe, estoy con el Santo Padre, pues recientemente me encontré con la innegable presencia del maligno.

Cerca de la entrada del festival musical de cuatro días Firefly, en Dover, Delaware, me uní a una docena de cristianos católicos y protestantes entre las edades de 29 a 70 años, para exponer con paz y en oración unos carteles que muestran el milagroso y hermoso desarrollo en el vientre de la vida humana por nacer (https://bit.ly/1XezTp2), junto con fotos reales de la horrible, espantosa y letal realidad de lo que el aborto hace a la vida por nacer (https://www.abortionno.org).

Sin embargo, aunque tengo una buena cantidad de experiencia en el frente de la guerra contra los bebés no nacidos inocentes y las temerosas mujeres embarazadas vulnerables (http://www.silentnomoreawareness.org/index.aspx), no esperaba que estuviéramos al borde del infierno.

Un matemático entre nosotros estimó que 30,000 asistentes al festival musical—la mayoría entre los últimos años de la adolescencia y los 20 años—pasaron cerca durante las cinco horas que estuvimos como testigos de nuestros vulnerables hermanos y hermanas no nacidos. Y con muy pocas excepciones de apoyo, tuvieron reacciones directamente desde el infierno.

A lo largo del día, a medida que pasaban las masas de gente vestida indecentemente—o más bien, apenas vestida—, nos mostraban el dedo medio una y otra vez con agresividad, y pronunciaban su equivalente verbal.

Mientras tanto, un avión sobrevolaba en círculos con una gran pancarta anunciando una marca de condones.

El lenguaje y los gestos obscenos se volvían más hostiles y vulgares a medida que transcurría el día y aumentaba el consumo de alcohol.

Nos gritaban comentarios como: “¡Mi cuerpo, mi opción!” “¡Esos carteles son noticias falsas!” “¡No es humano!” y “¡Mi aborto me encantó!”

Pero en muchos casos, las peores reacciones fueron las de aquellos que no comentaban. Eran los indiferentes, que no quisieron interactuar con nuestro testimonio de la verdad, ni siquiera con enojo. Con expresiones inmutables, ni siquiera nos miraron.

El Papa Francisco llama a esto una “cultura de la indiferencia”. Es una indiferencia desalmada no solo hacia los bebés no nacidos abortados con crueldad, sino hacia seres humanos hambrientos, golpeados por la pobreza, sin hogar, migrantes, refugiados y seres humanos destruidos por la guerra, que intentan sobrevivir contra tremendas dificultades en nuestro planeta cada vez más caliente y herido.

Le pregunté a una colega de 70 años: “¿Qué piensas de todo esto?” Contestó con voz triste: “Son almas perdidas”.

Parecía que estuvieran caminando sin pensar hacia el infierno. Oro para que cambien de dirección.

Aquellos de nosotros que reclamamos el nombre de cristianos necesitamos salir de nuestra comodidad, y como discípulos misioneros totalmente comprometidos, proclamar con valentía en palabra y acción: ¡El Reino de Dios está cerca! ¡Créanlo, vívanlo! ¡Y sepan que el amor salvador de Dios—no el maligno—tiene la última palabra!   

Comments from readers

Vicky Oramas - 10/02/2018 12:37 PM
Very good article, thank you! I totally agree with you. If we are going to call ourselves Christians, we better start acting like one...praying hard, and putting into action our God given talents, in the time He has given us on earth. Rev:3:16 says it clearly: "So, because you are lukewarm, neither hot nor cold, I will spit you out of my mouth". This is the "culture of indifference" Pope Francis is talking about. Wake up my brothers and sisters, there is much need in the world! And sadly...too many "lost souls" that we need to help "change direction." With God's Grace we can do it!
Pat Solenski - 10/02/2018 08:18 AM
How sad! The devil is using our young to further his cause. Even with heavy hearts our spirits need to be strong and our prayers more fervent! Faith, hope and love are God given gifts which will strengthen us. We must be confident and know that God will never leave our side no matter how many people pass us by.
james - 10/01/2018 11:36 AM
God's Grace help us.

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