El sufrimiento
Monday, July 26, 2021
Victor Martell
Fotógrafo: ROCIO GRANADOS | LVC
Fotografías de los desaparecidos en el colapso del edificio Champlain Towers South, en Surfside, el 24 de junio. Se creó un muro conmemorativo para las víctimas del derrumbe unos días después.
El otro día se me acercó un hermano del cual me habían comentado que perdió un familiar muy cercano, en el derrumbe del edificio de Surfside, al norte de Miami Beach. Lógicamente, lo abracé y le hice participe de que estaba muy apenado por el fallecimiento de alguien de su familia. Me miró fijamente a los ojos, y con una voz entrecortada por el llanto me dijo: “Es que el familiar que enterré es mi hijo”.
Sentí como un latigazo en mi cuerpo: aquello era lo más doloroso que podía escuchar; la muerte de su hijo, de su único hijo, su primogénito, era mucho más de lo que yo estaba preparado para tratar de aliviar su pena con mis palabras.
Le dije: Hermano, es mentiroso que yo te diga que comprendo tu dolor; porque el sufrimiento por el cual estás pasando, solo se sabe cuándo se ha vivido en la propia carne, y se ha sentido una lanza clavada en nuestro corazón.
Solo puedo decirte que la vida merece ser vivida hasta su fin natural. El cristianismo existe, precisamente, para darle un significado sobrenatural y benéfico al sufrimiento. El alivio que tú necesitas en este momento, no es como la recuperación física después de una enfermedad, cuando esta se termina y la persona, generalmente cuando se cura, puede llegar a ser la misma que fue. De la enfermedad seguro que sales curado, pero del sufrimiento surge una nueva persona. Y debes vivir el resto de tu vida con ello.
Tú vas a descubrir que hay cosas que podrás controlar y otras que no; yo sé que nunca conseguirás que el dolor desaparezca, ni olvidar a tu hijo, pero Dios es muy grande, y verás que poco a poco vas a sentir un grado de tranquilidad, y no sabrás de dónde salió.
Y algo que muchos no podemos comprender es que nuestros hijos, Dios nos los dio para que cuidáramos de ellos, para que los atendiéramos, para que nos hicieran sufrir; pero que solamente los tenemos prestados. Claro está que muchos de nosotros moriremos antes que ellos. ¿Qué podremos hacer si Él los llama primero? ¡Únicamente Él sabe por qué! ¡Que Él, con su infinita bondad, te de esa tranquilidad que tanto necesitas!
Amén.
Este artículo se publicó primero en la edición impresa de julio 2021 de La Voz Católica.
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