Blog Published

Blog_archdiocese-of-miami-lets-talk-blog-dimarzio-immigration-for-the-national-interest_S


¿Se puede reformar nuestro quebrantado sistema de inmigración? Considero que sí para cumplir los objetivos laborales, de reunificación familiar y humanitarios de nuestra nación, y se puede hacer a partir de información sólida.

Estados Unidos ha sido la tierra de los inmigrantes. La Estatua de la Libertad y el poema "El Nuevo Coloso", de Emma Lazarus, han sido símbolos de nuestra nación. Es lamentable que la "puerta de oro", a la que se refiere el poema de Lazarus, siempre ha estado cerrada para muchos. La reforma del sistema de inmigración debe hacerse sobre la base del interés nacional y no de los prejuicios.

Al observar los últimos 100 años, vemos tres períodos. En la década de 1920 había un sistema de cuotas nacionales que excluía a muchos del sur y el este de Europa, al igual que a los asiáticos. En 1965 se reformó esa ley perjudicial, lo que mejoró las cosas.

De 1980 a 1990 tuvo lugar la aprobación de la Ley de Refugiados de 1980, que puso a Estados Unidos en conformidad con las leyes internacionales sobre la aceptación de refugiados. En 1986, la Ley de Reforma y Control de Inmigración permitió legalizar a casi 3 millones de personas.

En 1996, la preocupación por la constante inmigración indocumentada dio lugar a nuevas leyes de carácter restrictivo. Desde 1996, se aprobaron leyes y políticas más estrictas, y la inmigración se enmarcó cada vez más como un asunto de seguridad nacional.

Las políticas de inmigración deben responder a las necesidades nacionales. Por desgracia, estas medidas se han politizado. Un sistema basado en la evidencia debería guiar el proceso político y puede lograr un sistema justo y equitativo.

Uno de los desafíos es la regulación de las personas indocumentadas. Esta población es incomprendida y demonizada con frecuencia. Sin embargo, la mayoría ha buscado establecer una vida segura y contribuir a sus comunidades. Desde 2010, el número de inmigrantes indocumentados ha disminuido.

La inmigración sin regulación no es buena para el país ni para aquellos que no tienen permiso de residencia y son excluidos de la participación plena en nuestra nación. Al estudiar la reforma, debemos distinguir entre los distintos tipos de migrantes y ampliar las vías legales para la migración laboral y familiar, así como para los refugiados, los solicitantes de asilo y otros desplazamientos humanitarios.

La reforma debe partir de los que no tienen estatus, y cualquier reforma debe ser flexible y continua. La reforma de inmigración afecta las vidas de las personas y nuestra identidad nacional. No podemos reconsiderar la reforma cada 10 o 20 años.

Uno de los principales factores que contribuyen a la población indocumentada es el retraso en el sistema de visados familiares, que puede durar décadas. Muchas personas, cansadas de esperar durante mucho tiempo, vienen a reunirse con sus familias antes que permanecer en otro país. Además, es fundamental contar con un sistema efectivo de asilo debido a los problemas en Centroamérica y otros países.

Tenemos muchos niños que fueron traídos por sus padres. Su lengua materna es el inglés y están bien integrados, y merecen una oportunidad de educarse y contribuir a nuestra nación.

Debemos aprender tanto de nuestros errores como de nuestros logros anteriores. En el proceso de la Ley de Reforma y Control de la Inmigración, no pudieron legalizarse 300,000 habitantes indocumentados. La legalización debe ser completa y satisfacer las necesidades de todas las personas en los Estados Unidos.

Hay otra sección más antigua de la ley de inmigración que ha estado en vigor desde 1929, llamada "registro". Esta disposición permite a las personas que llegaron antes de una fecha determinada obtener el estatus y, eventualmente, la ciudadanía. En 1929, la fecha de entrada para el registro era 1921. Si los inmigrantes tenían buen carácter moral y habían residido en el país desde 1921, podían solicitar el estado permanente.

Este programa reconocía los vínculos equitativos desarrollados en Estados Unidos durante un largo período de residencia. Ha permitido que muchos que han sido propietarios de casas, que han establecido negocios, y que han tenido hijos nacidos en este país, permanezcan aquí.

La última vez que el Congreso cambió la fecha de vencimiento del registro fue en 1986,cuando la adelantó al 1 de enero de 1972. Para poder utilizar el programa de registro en la actualidad, un inmigrante tendría que haber vivido en Estados Unidos durante más de 50 años.

Al cambiar esta fecha al 1 de enero de 2012, el Congreso podría legalizar a la mayoría de la población indocumentada. Además de cambiar la fecha del registro una vez, el Congreso debería permitir que esta fecha avance automáticamente a perpetuidad.

Esto evitaría que nuestra nación tuviera inmigrantes indocumentados a largo plazo y sería una forma de encaminar a Estados Unidos hacia un sistema de inmigración que realmente sirva al interés nacional.

Powered by Parish Mate | E-system

This site is protected by reCAPTCHA and the Google Privacy Policy and Terms of Service apply