Enviar migrantes a otros estados nos recuerda el 'gran retraso' de la reforma
Monday, September 26, 2022
Bishop Nicholas DiMarzio
En los últimos cinco meses, los gobernadores de Texas y Arizona [y más recientemente La Florida] han encabezado un esfuerzo por transportar hasta Washington. D.C. y el área metropolitana de Nueva York [y en el caso de La Florida, Martha’s Vineyard], a los solicitantes de asilo y otros migrantes procesados por los funcionarios federales de inmigración en la frontera entre Estados Unidos y México. En efecto, los gobernadores están utilizando a los migrantes y a los refugiados como herramientas para tratar de castigar a líderes políticos y a jurisdicciones por sus posiciones más favorables hacia los migrantes y los solicitantes de asilo.
Esta nueva iniciativa tiene un precedente histórico, y es negativo. Recuerda la forma en que algunos estados del sur compraron boletos de autobús para los "migrantes" negros que no cooperaban, y los enviaron al noreste después de la Segunda Guerra Mundial. Incluso hoy en día, es un espectáculo triste ver cómo los migrantes bajan de los autobuses a todas horas del día y de la noche, agotados, desorientados, algunos temporalmente sin hogar, y preguntándose a dónde deben ir.
La mayoría de estos migrantes no tienen parientes ni conexiones en las comunidades a las que se les envía. Muchos desean esperar a que se resuelvan sus casos o a que se les expulse, pero no tienen ninguna alternativa en el asunto.
En la ciudad de Nueva York, a algunos migrantes los dejan en la Terminal de Autobuses de la Autoridad Portuaria, y algunos son enviados a las oficinas de Caridades Católicas sin avisar a las autoridades municipales ni a nuestras agencias. Las agencias de Caridades Católicas en la ciudad de Nueva York ayudan al proporcionar alimentos y otros recursos fundamentales, como sucede en todo el país.
En situaciones críticas, compartir la responsabilidad por los migrantes y otras personas necesitadas siempre es posible, pero debe hacerse de una manera colaborativa que respete a las personas asistidas. Sin duda, el gobierno federal podría ayudar más a los funcionarios locales que están preocupados por el aumento de los gastos en los servicios sociales y las escuelas. Por supuesto, los gobiernos locales saben cómo ejercer influencia sobre el sistema federal, y alguna ayuda podría estar en camino.
Sin embargo, este problema humanitario no se puede resolver por completo a nivel local. Hay dos posibles soluciones que pueden ayudar a controlar el flujo de solicitantes de asilo. Una de ellas consiste en asumir la responsabilidad de procesar a los refugiados en los países donde esto es posible.
La segunda solución es una mayor cooperación internacional y se centra en las causas que provocan el desplazamiento. Las causas principales por las que estas personas abandonan sus países de origen son la pobreza, la violencia, la represión política, el cambio climático, y la inestabilidad política. Ninguna de estas condiciones se puede cambiar o mejorar con facilidad, pero necesitan una atención mucho más profunda.
La retórica política sobre este asunto también debe ser abordada. Un ejemplo es la teoría racista conspirativa y sin fundamento de que el gobierno está tratando de sustituir a la población blanca por personas de color nacidas en el extranjero. Se dice que los futuros votos de estas personas importadas son el factor que motiva esta conspiración. Sin embargo, los migrantes y los refugiados se toman muy en serio los ideales centrales de los Estados Unidos, contribuyen significativamente a nuestras comunidades, y tienen una variedad de opiniones y afiliaciones políticas.
Para algunos, esta teoría suena como una explicación conveniente del cambio demográfico que se está produciendo en nuestro país, y que se debe a unas tasas de natalidad históricamente bajas.
Otro asunto que se debe abordar es el reclamo de un impacto económico adverso en los ciudadanos estadounidenses y en los residentes permanentes. Los estudios fiables siempre encuentran aspectos positivos y negativos en el mercado laboral derivados de la inmigración, pero el impacto general es positivo, especialmente cuando hay empleos sin cubrir en el mercado laboral.
Debemos centrarnos en el verdadero problema de que la reforma de inmigración se debió producir hace tiempo. En este momento, nuestro sistema político parece incapaz de hacer concesiones, algo que verdaderamente está en el centro de la creación de leyes en una democracia.
La inmigración es un asunto de interés nacional. Nuestras políticas de inmigración se deben reformar sobre los principios de la doctrina católica sobre la migración. No deberían basarse en los trucos políticos que estamos viviendo hoy.
Para leer "Acogiendo al Extranjero Entre Nosotros: Unidad en la Diversidad", un documento del Subcomité de los obispos de EE.UU. para el Cuidado Pastoral de los Migrantes, Refugiados y Viajeros, visite https://bit.ly/UnidadDiversidadUSCCB.
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