Un mensaje del cielo: Dios es el �nico camino a la paz
Monday, July 3, 2017
*Tony Magliano
Jesús dijo a sus primeros discípulos y a todos los futuros discípulos: "Les dejo la paz, les doy mi paz, pero no como la da el mundo".
Pero líderes políticos, gobiernos, corporaciones e innumerables personas buscan la paz falsa y fugaz del mundo que seduce a los sentidos, las mentes y hasta las almas a creer que poseer más cosas – incluyendo más armas de guerra, más dinero para la guerra, más entrenamiento para la guerra – traerá la paz. Por el contrario, esta mentalidad y estilo de vida egocéntrico, materialista, militarista sólo conduce al vacío personal, a treguas tensas, a la guerra y a más guerra.
La paz verdadera y duradera, la paz de la que nuestros corazones tienen hambre, la paz que nuestro mundo anhela, solamente viene de Dios. Es el "Shalom" que el mismo Jesús nos ofrece: la relación correcta, la serenidad y la armonía con el Creador, con nosotros mismos, entre nosotros y con toda la creación, mejor ejemplificadas por el Hijo encarnado del Padre. Sin embargo, la recepción de la paz de Dios – la misma morada del Espíritu Santo – requiere la humildad, la confianza y la apertura de un alma dispuesta a escuchar atentamente la palabra de Dios y a seguir fielmente sus pasos. Pero siempre existe una tensión entre escuchar y seguir al Santo, y escuchar y seguir al maligno. La opción es nuestra.
"Te puse delante la vida o la muerte, la bendición o la maldición. Escoge, pues, la vida para que vivas tú y tu descendencia. Ama a Yavé, escucha su voz, uniéndote a él". (Deut. 30, 19-20)
Como sucede en la actualidad, hace 100 años la mayoría de la humanidad se empeñaba en elegir la muerte y la maldición. Europa y otras regiones estuvieron involucradas en la Primera Guerra Mundial, que cobró aproximadamente 17 millones de vidas y causó destrucción incalculable.
La época alrededor de 1917 era una de persecución extrema para la Iglesia. Desde México a Francia, desde Portugal a Rusia, los seguidores de Cristo estaban bajo un ataque feroz.
En Portugal, la recién instalada república atea saqueó las iglesias católicas y los conventos. Se aprobó la legislación para suprimir las órdenes religiosas, las fiestas religiosas y la enseñanza de la religión en las escuelas. La mayoría de los obispos fue exiliada y muchos sacerdotes fueron encarcelados. Pero en medio del pecado y el dolor humanos, el Dios de la vida siempre elige sufrir con su pueblo. Él siempre nos da la fuerza y el valor para perseverar en la fe. Y cuando es necesario, envía a su Madre.
Hace 100 años, el 13 de mayo de 1917, cerca de la ciudad de Fátima en Portugal, la Virgen se apareció a tres niños diciendo: "Por favor, no me teman. ... Yo vengo del cielo". Con un rosario en la mano, pidió que oraran y se dedicaran a la Santísima Trinidad. Y les pidió que "dijeran el Rosario todos los días, para traer la paz al mundo y el fin de la guerra".
El rosario es un hermoso y poderoso regalo celestial. Las oraciones intercesoras marianas son reconfortantes. Los misterios que se centran en la vida, la muerte, la resurrección y la ascensión de nuestro Señor son maravillosos para meditar y pueden llevar al alma a una sublime experiencia contemplativa de nuestro Dios de paz.
Al rezar el rosario y otras oraciones por la paz, nos convertimos en personas de paz que están más dispuestas a difundir la paz de Dios, la paz que el mundo no puede dar.
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