Dirijo un grupo, Linda Rose and Company, y junto con Answered Prayers Cross, fuimos invitados a ministrar a las damas en el Mary Hall Freedom House, en Atlanta, GA.

El grupo está integrado por cuatro coristas y tres músicos. Los cantantes y yo compramos los boletos de avión, y los músicos pensaban ir en automóvil. Pero apenas una semana antes del viaje, los músicos me informaron que no podrían ir. Cada uno tenía una buena razón.

Entonces, ¿qué hacer? ¿Cómo podríamos cantar sin instrumento alguno? En otras circunstancias, hubiese cancelado la presentación, pero nuestros cantantes habían comprado sus boletos y tomado tiempo libre de sus empleos para asistir.

En el pasado, hubiese sentido culpabilidad, miedo, vergüenza, ansiedad. Hubiese sentido mucha tensión, lloraría pensando en el desastre que era esto. ¿Cómo pensé que podía hacerlo? ¿Quién yo creo ser? Etc.

Pero esta vez fui donde el Señor y dije: “Bueno, Señor, parece que tienes a alguien en mente para que toque con nosotros; esto es como encontrar una aguja en un pajar. Gracias por guiarme para encontrar a esa persona”.

Cuando me levanté a la mañana siguiente, se me ocurrió llamar a una amiga de Atlanta, con quien había cantado. Cuando le pregunté si ella u otra amiga estarían disponibles, respondió que les sería imposible para ellas, pero me dio el nombre de alguien que pudiera ayudar.

Llamé a este muchacho y le conté mi historia, y le pregunté si estaría disponible. Me dijo: “Sí, estoy libre los lunes y me encantaría tocar para ustedes”. Cuando le pregunté a qué se dedica, me respondió: “Soy ministro de música para las liturgias católicas en la universidad de Emory y trabajo a tiempo parcial en la iglesia de St. Peter Chanel, en Atlanta”.

¡Increíble! ¡Dios es tan maravilloso! El joven fue tan amable que hasta trajo un bajista.

Ni les mencioné que no pude ponerme en contacto con la fundadora de Mary Hall Freedom House para detallar el tiempo y el horario del programa: ¿Pudiéramos entrar al salón para colocar el equipo de sonido y practicar? Después de todo, no habíamos practicado con estos músicos y ni siquiera sabíamos si conocían la música. Miembros de Answered Prayers Cross también llegarían para prepararse.

De más está decir que esta fue una experiencia de dar un paso en mi fe. ¡Y las bendiciones fueron increíbles! Desde que llegué ante el Señor con este reto, recibí el don de la paz y la confianza de que Dios me cuidaba. Hasta me reí de los planes que parecían haberse convertido en un desastre. 

Parecía como si el tecladista y el bajista siempre hubiesen estado tocando con nosotros. Hasta uno de mis hijos tocó la batería con nosotros, y el otro cantó.

¡Doble bendición! Los cantantes de acompañamiento estaban “encendidos” y las damas que asistieron fueron maravillosas. Estaban de pie, cantando, rindiendo culto con nosotros. Tuvimos oportunidades de orar con ellas, y una de nuestras cantantes les repartió rosarios. Fue mucho más de lo que esperaba o anhelaba.

Cuando damos un paso en nuestra fe – mirando hacia arriba, en vez de a nuestro alrededor – no tendremos idea de lo que Dios hará.

Tarea de oración: Recuerden un momento en que dieron un paso en la fe. Den las gracias a Dios por ese tiempo y compártanlo con alguien durante esta semana.