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“Pues sus proyectos no son los míos, y mis caminos no son los mismos de ustedes”, declara el Señor (Isaías 55:8)

En mi blog anterior, hablé sobre la clave de la fe, uno de los instrumentos que nos ayudan a seguir la voluntad de Dios, no la nuestra. La fe es el fundamento para edificar nuestra vida espiritual.

A pesar de nuestra falsas visiones de Dios, nuestras experiencias de vida como pruebas, traumas, decepciones, fracasos y demás, debemos tomar la decisión una y otra vez de tener fe, de creer en Dios y en Su palabra, de confiar en sus caminos, aun cuando las cosas parecen no tener sentido, cuando las circunstancias son abrumadoramente dolorosas.

Debido a que mis acciones y pensamientos disfuncionales han traído mucho dolor, fracaso y aflicción a mi vida, he buscado orientación en la Palabra de Dios. He tomado la decisión de creer. El Señor me dio la gracia para tener fe en Sus palabras y en Sus caminos.

En especial, amo los salmos. Parecen como un mapa para vivir en el Reino. En los salmos encuentro palabras de sanación, fortaleza, guía para actuar correctamente y pensar; todo lo que necesito para ir por los caminos de Dios.

Al contemplar el Salmo 23 durante una época de rechazo, abandono, traición, vergüenza, pérdida y demás, el Señor me dio estas revelaciones:

“El Señor es mi pastor, nada me falta”: Es su trabajo satisfacer todas mis necesidades: alimento, albergue, apoyo emocional y demás.

“Él me hace descansar en verdes praderas… y reconforta mi alma. Me guía por el recto sendero, por amor de su Nombre”: Él tomará todas mis cargas, dolores, quebrantamiento, y traerá sanación. Él  me guiará, me hará saber hacia dónde ir, de acuerdo con Su voluntad. Lo hará en mí, de manera que la gente ve a Dios en mí y, por lo tanto, glorifique Su nombre.

Aunque cruce por oscuras quebradas, no temeré ningún mal, porque tú estás conmigo: tu vara y tu bastón me infunden confianza”: Cuando me encuentro en un foso y no veo la salida, debo saber que Tú estás conmigo y que me consolarás.

“Tú preparas ante mí una mesa frente a mis enemigos; unges con óleo mi cabeza y mi copa rebosa”: Tú determinas el tiempo, el espacio y las circunstancias frente a mis enemigos. Me unges con tu Espíritu Santo y derramas gracias abundantes para que yo pueda amar como Tú.

“Tu bondad y tu gracia me acompañan a lo largo de mi vida”: Cuando obedezco y hago lo que Dios quiere, la dicha y el favor estarán conmigo todos los días de mi vida.

“Habitaré en la Casa del Señor por muy largo tiempo”: Mi caminar con el Señor en Su reino, es eterno.

Agradezcamos a Dios por darles fe y por hablar a sus corazones. Busquen la Biblia y pasen tiempo leyendo y contemplando Sus palabras para ustedes. 

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