La clave de la fe
Monday, May 13, 2013
* Linda Rose Ingrisano
En la pasada ocasión, compartí con ustedes que, mientras atravesaba algunas dificultades en mi vida, el Señor me dio claves que me ayudaron en mi jornada. Entiendo que estas claves fueron las herramientas que me ayudarían a seguir los caminos de Dios, no los míos; otra manera de decirlo es, para actuar desde mi fe, no reaccionar desde mí misma, desde mi disfunción.
La primera clave es la clave de la fe. La fe es la base para la edificación de nuestra vida espiritual. Es mi esperanza, mi sueño, mi propósito, mi sanación, mi consuelo, mi estabilidad, mi fin y mi principio. Sin mi fe, ¿qué queda? ¿Cuál es mi propósito? ¿Por qué vivo? Creo que he sido “formada de manera admirable” (Salmo 139:14), que Dios inició una buena obra en mi y la perfeccionará hasta que venga Jesús (Fil. 1:6). Que he recibido dones con el fin de glorificar a Dios, y que Dios está siempre conmigo y me conoce mejor de lo que yo me conozco. Por eso puedo poner toda mi fe en Él.
¿Recuerdan la primera vez en que aprendieron sobre su fe? ¿Hay alguna o algunas personas de su pasado que le inspiraron? Quizás ustedes son como yo y no se criaron en la Iglesia, y tenían padres que no hablaban de Dios. Quizás se criaron en un situación de abuso, o fueron víctimas de trauma, de pérdida o de un número de otras tragedias, y no pueden concebir la idea de la fe: Si Dios es real, ¿dónde estaba para mí? Más aún: Dado todo lo que me ha sucedido, Dios no me puede amar mucho.
Yo tenía un problema con eso mismo. Si Dios es real, ¿dónde estaba para mí? ¿Dónde estaba cuando mi hijo sufría, cuando mi matrimonio se derrumbaba, cuando mi padre murió en un trágico accidente de navegación, cuando perdí todas mis posesiones materiales? ¿Cómo puedo tener fe en alguien que no puedo ver o escuchar, que se supone que me ame y me cuide? Una y otra vez, tuve que tomar la decisión de tratar de creer, de permanecer firme en la fe. Tuve que enfrentar los obstáculos que yo misma había colocado, las visiones equivocadas que tenía de Dios debido a mi experiencia en la vida y otros desafíos.
Recuerden que no estamos solos en este mundo. Estamos en él. Debemos actuar basado en lo que creemos – nuestra fe, no nuestra visión, no nuestro razonamiento, no nuestra imaginación, no nuestro quebranto.
Si sienten que no pueden entender muchas cosas en su vida, si se preocupan y tienen ansiedad, ira, desilusión, miedo, y no pueden actuar en su fe, ¡pidan la fe! Dios les dará más de lo que pueden imaginar. Dios les dará la gracia para mirar hacia arriba, y no alrededor.
Oremos: Gracias, Señor, por darme fe, de modo que pueda obrar desde la fe en vez de obrar desde mí misma.
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