
Los 50 a锟給s del Concilio
La Misa despu锟絪 del Concilio Vaticano II, un evento participativo
Monday, November 12, 2012
*US Conference of Catholic Bishops
Bienvenidos a una de la series de "blogs" preparados por la Conferencia de Obispos de los Estados Unidos sobre el Concilio Vaticano II. Cada art铆culo examina uno de los 16 documentos producidos por los Padres del Concilio durante esa ocasi贸n extraordinaria en la historia de la Iglesia. El Vaticano II, que unific贸 a los obispos del mundo, comenz贸 hace 50 a帽os, el 11 de Octubre de 1962, en la Bas铆lica de San Pedro.

Haciendo un repaso a los 煤ltimos 50 a帽os desde el inicio del Concilio Vaticano II, est谩 claro que los efectos m谩s obvios de la labor del Concilio se han visto en la Liturgia, especialmente en la celebraci贸n de la Misa. Sacrosanctum Concilium, que es la Constituci贸n de la Sagrada Liturgia, fue el primero de los grandes documentos que desarroll贸 el Concilio, y que marc贸 el camino para la reforma de la Liturgia. Su influencia, todav铆a visible hoy, contin煤a guiando la celebraci贸n de la Misa y de los otros sacramentos. Hay cinco puntos de Sacrosanctum Concilium que sobresalen y perviven:
- Participaci贸n: Una declaraci贸n del Concilio frecuentemente citada es el p谩rrafo 14 de la Constituci贸n de la Liturgia: 鈥淟a santa madre Iglesia desea ardientemente que se lleve a todos los fieles a aquella participaci贸n plena, consciente y activa en las celebraciones lit煤rgicas que exige la naturaleza de la Liturgia misma鈥. Cuando la Iglesia se re煤ne para celebrar la Misa o cualquier otro sacramento, los all铆 congregados toman parte de lo que est谩 sucediendo como una unidad, bien sea rezando todos en voz alta, cantando, manteni茅ndose de pie, arrodill谩ndose, movi茅ndose en procesi贸n, y, para otros realizando funciones espec铆ficas como son sirviendo como ac贸litos, proclamando las lecturas de las Escrituras, o presidiendo la celebraci贸n (el sacerdote). Estos cambios en la liturgia que ahora tomamos por consabido, requirieron varios pasos para fomentar y expresar la obra de Jes煤s por medio de nuestra participaci贸n interior del coraz贸n y la mente. En la Misa todos los fieles participan en la presentaci贸n de las ofrendas, y de este modo se ofrecen ellos mismos al Se帽or con su devoci贸n y su vida de servicio.
- Enculturaci贸n: Aunque los cat贸licos de todo el mundo celebramos la misma Misa, lo hacemos en nuestras propias lenguas, tomando los elementos propios de nuestras culturas, como son estilos y formas de m煤sica, arte, arquitectura, y orando por lo que m谩s nos preocupa. La Liturgia es la experiencia de la presencia salv铆fica de Dios como tambi茅n es la expresi贸n de qui茅nes somos delante de Dios. En una sociedad culturalmente diversa, a煤n somos retados a celebrar la Liturgia de manera que podamos rendir culto y orar.
- Ministerio: Antes de las reformas lit煤rgicas del Concilio, la Liturgia era vista como la labor del sacerdote y de aquellos pocos que lo asist铆an en el altar. Hoy la Liturgia est谩 apoyada en una variedad de ministros (di谩conos, lectores, ac贸litos, ministros de la m煤sica, etc.), y la labor de la Iglesia se lleva a cabo diariamente por un amplio espectro de personas que sirven, dirigen y ense帽an en nombre de la Iglesia.
- Catequesis: Las reformas lit煤rgicas introducidas en los a帽os que siguieron al Concilio Vaticano Segundo requirieron mucha explicaci贸n e instrucci贸n. La Constituci贸n de la Sagrada Liturgia hizo mucho hincapi茅 en la ense帽anza como una forma efectiva y fruct铆fera de conducir a los fieles a participar en la Liturgia. Hoy continuamos ense帽ando lo que significa la Misa y como rendir culto correctamente. Por ejemplo, recientemente las di贸cesis y parroquias hicieron un gran esfuerzo en instruir a los fieles sobre la Misa en preparaci贸n a la presentaci贸n de laTercera Edici贸n del Misal Romano.
- Misi贸n: Sacrosanctum Concilium ense帽a que la Liturgia es 鈥渇uente y cumbre鈥 de la vida cristiana (ver p谩rrafo 10). En la Misa no nos reunimos solamente para rendir culto, sino tambi茅n para revigorizarnos y poder seguir con la misi贸n de cumplir con los mandamientos, y por encima de todo, amar a Dios y amar a nuestro hermano. Y la Misa concluye con ese recordatorio: 鈥淰ayan en paz para glorificar al Se帽or con sus vidas鈥.
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Maria E. Semper