Blog Published

Blog_1012083021294_S

1012083021294


En nuestra última conversación, hablábamos sobre la confianza. Hoy quiero destacar una característica de la confianza, y de cómo la necesitamos para responder al llamado de Dios en nuestras vidas.

“No es la gente sana la que necesita médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadoresâ€. (Mc. 2:17)

A veces no seguimos la llamada del Señor a la vida religiosa (o Sus invitaciones para crecer dentro de la vida religiosa) porque estamos muy conscientes de nuestra inclinación al pecado. Sin embargo, es precisamente en esta conciencia donde encontramos nuestra riqueza, pues ninguna relación de alianza con el Señor puede alcanzar la madurez sin estar conscientes de nuestra pobreza, de nuestra necesidad del Señor.

Si pensamos que nosotros mismos tenemos todo lo necesario porque somos buenos, o creemos que todo lo tenemos controlado, tarde o temprano nos llevaremos una sorpresa desagradable. Es, precisamente, en el hecho de que somos nada — en realidad no es sólo ser nada, pues el mismo Dios sabe que sólo somos polvo — sino al darnos cuenta de nuestra insignificancia, que permitimos que nuestra relación con el Señor alcance su plenitud (Cf. Salmo 103:14). Cuando reconocemos nuestra debilidad, limitación y necesidad del amor misericordioso del Señor, es cuando invitamos al Señor a ser grande, a ser generoso en nosotros. Le damos permiso para proveernos todo lo que carecemos, para que derrame Su abundancia sobre nuestra pobreza.

Creo que esto es lo que Él quiere decir cuando expresa: “Felices ustedes los pobres, porque de ustedes es el Reino de Dios†(Lc. 6:20). Nuestro Señor, en Su amor misericordioso, no se contiene, y hasta nos da las últimas gotas de Su Sangre. Podemos confiar que Su compasión providente y generosa será abundante en nosotros. Él también nos promete que “proveerá a todas sus necesidades, según su inmensa riqueza†(Fil. 4:19), “y si Dios empezó tan buen trabajo en ustedes, estoy seguro de que lo continuará hasta concluirlo el día de Cristo Jesús†(Fil. 1:6).

Esto es, precisamente, el Evangelio, y lo que santa Teresa de Lisieux aclaró para nosotros: recordarnos la invitación del Señor para que nos abandonemos a Su Amor misericordioso — debido, precisamente a nuestra inclinación al pecado. El Papa Benedicto XVI dijo: “Aquí [en Sta. Teresa] se encuentra el secreto de la santidad para todos los fieles a través del mundoâ€.

Entonces, ¿qué dijo santa Teresa que ayudaría a cualquiera que vacilara en dar el sí a la llamada de Dios, o a profundizar en su relación con Él? En la carta a su hermana, la Hermana María del Sagrado Corazón de Jesús, se puede encontrar un resumen de su pequeña doctrina: “Mi querida hermana… Comprende que para amar a Jesús, para ser su víctima de amor, cuanto más débil se es, sin deseos ni virtudes, más cerca se está de las operaciones de este Amor consumidor y transformante... Amemos nuestra pequeñez, deseemos no sentir nada. Entonces seremos pobres de espíritu y Jesús irá a buscarnos, por lejos que nos encontremos, y nos transformará en llamas de amor… Lo que le complace es que yo ame mi pequeñez y mi pobreza. Es la esperanza ciega que tengo en su misericordia… Ahí está mi único tesoroâ€.

Vemos, entonces, que los llamados no pueden ser contenidos por su insignificancia, pues Él sólo llama a los pecadores (Mc. 2:17). Más bien, nos sentimos humildes ante la conciencia de nuestra pobreza y de la abundante misericordia de Dios. Esto debe dar ánimo a todos los llamados a la vida religiosa, o a profundizar en su vida religiosa, para que se abandonen completamente en Sus brazos compasivos.

Si desean conocer más sobre nuestra comunidad, pueden encontrarnos en www.corazones.org.

Sister Silvia María,SCTJM
Religious Sister of the Servants of the Pierced Hearts of Jesus and Mary

Comments from readers

Jane Diepstraten - 03/30/2009 08:37 PM
sister silvia,
i never knew that Jeremiah had such wise verses. i thought this was very interesting. i just wanted to say hi and i miss you but your blogs are awesome.
many blessings
jane
Sister Maria Teresa Acosta,SCTJM - 02/20/2009 09:54 PM
Thank you Sister ! Abandonment and trust is a topic I reflect and ponder. It is a life time journey and challenge. It is the secret to real freedom, self awareness, and healing (poor in spirit). It is an interior disposition of the heart that is manifested in our daily lives, in the decisions and choices we make. Perhaps this is the beginning to inner peace, to yield like Mary to God's merciful love. St. Therese of Liseiux knew how to find this inner peace. During her inner struggle not knowing who she was; she said, " In the heart of the Church, my Mother, I shall be love thus I shall be everything. ..."
Abandonment has to do with love. Because of the awareness of her weakness, she was able to abandone her self to Gods love and allow His love to transform her. Everything is about love.
Thank you Sister Silvia !
In the Pierced Hearts of Jesus and Mary,
Sister Maria Teresa, SCTJM

Sr Silvia - 02/17/2009 12:52 PM
AMEN! Br. Jay.
Thanks for the summary. This wisdomof the saints is precisely what I am trying to bring out.

Br. Jay Rivera, SFO - 02/16/2009 04:37 PM
The theme here is very Franciscan and Carmelite. There is not conflict. The point is that it is in our weakness that we find our strength who is Christ. Unless we are weak, we cannot develop strength. Those who feel that they have conquered life, will never feel the need for the Lord of Life himself and they are to be pitied and prayed for.

Those of us who realize that we are sinners, should thank God for the grace to see ourselves as we really are. Only when we recognize what we are and what is lacking in us are we truly poor. Francis said that Holy Poverty was the most beautiful of virtues. Yes, he was speaking about material poverty, but only because posessions have a way of diverting our attention from the soul. It is the life of the soul that Therese focuses on.

Francis teaches detachment from all things, people and places that impair our vision of the soul's need for God. Once we have reached the poinit where we can see the poverty of our soul, Therese encourages us to present ourselves before the Lord and surrender to him so that he can fill the soul with that which is missing and the world cannot give.

Fraternally,

Br. Jay Rivera, SFO

Powered by Parish Mate | E-system

This site is protected by reCAPTCHA and the Google Privacy Policy and Terms of Service apply