By Archbishop Thomas Wenski - The Archdiocese of Miami
El Arzobispo Thomas Wenski hizo esta declaración el 17 de agosto de 2018, reaccionando al informe publicado por el Gran Jurado en Pensilvania sobre casos históricos de abusos.
La semana pasada, un Gran Jurado en Pensilvania publicó un inquietante informe sobre casos históricos de abusos que ocurrieron durante más de setenta años en dicho estado. Los abusos descritos en el informe son criminal y moralmente reprensibles. Esos actos, como los que se dice que cometió el ex Cardenal McCarrick, fueron traiciones de la confianza que despojaron a los sobrevivientes de su dignidad y su Fe. La Iglesia debe aprender las duras lecciones de su pasado, y debe exigirse responsabilidad tanto de los abusadores como de quienes permitieron que ocurriera el abuso.
La mayor parte de los hechos debatidos en el informe se refiere a abusos ocurridos antes de principios de la década de 2000. Al no encontrar casi ningún caso después de 2002, las conclusiones del Gran Jurado son consistentes con estudios previos que muestran que las reformas de la Iglesia Católica en los Estados Unidos redujeron drásticamente la incidencia del abuso infantil por parte del clero. En la Arquidiócesis de Miami, nos tomamos muy en serio nuestra responsabilidad de proporcionar un entorno seguro para todos los hijos de Dios; y cualquier miembro del clero acusado creíblemente de haber abusado de un menor o de un adulto vulnerable, es removido permanentemente del ministerio.
La historia de la Iglesia y nuestra experiencia diaria dan amplia evidencia de la pecaminosidad de los miembros del cuerpo de Cristo. Pero, ¿debería sorprendernos que una Iglesia que Jesús fundó para salvar a los pecadores tenga dentro de sus filas a pecadores? Sin embargo, el hecho de que muchos de sus miembros no vivan coherentemente la Fe que profesan, es un testimonio en contra del Evangelio. En la víspera de su elección como Papa, el Cardenal Ratzinger censuró la “inmundicia” que se encuentra dentro de la Iglesia, y luego, como Papa Benedicto, comentó que cuando el “mundo nos recuerda nuestros pecados”, la respuesta adecuada no es la negación sino el arrepentimiento.
Recemos por todas las víctimas del abuso sexual. Por que puedan comprender que lo que les sucedió no fue culpa de ellos. Que el Señor los sane. Además, recemos por aquellos sacerdotes que se esfuerzan por servir al pueblo de Dios con integridad; y, recemos unos por otros: Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amén.
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