By Jim Davis - Florida Catholic
MIAMI | Una Misa reciente con el P. Yamil Miranda parecía normal, con celebrante, cantor, lector, organista. Al menos fue así hasta que un diácono incensó no sólo al sacerdote y el altar, sino que también lo dirigió hacia una cámara web.
El P. Miranda sugirió a sus espectadores que colocaran un poco de agua delante de sus monitores. Entonces la bendijo a través de la cámara.
“Esta pandemia ha despertado la creatividad en muchos de nosotros”, expresó el sacerdote, quien presidió la Misa en la capilla de la iglesia de All Saints, en Sunrise.
“Hemos desarrollado maneras de llegar a quienes necesitan una palabra sanadora”. L a cuarentena del COVID-19 ha obstaculizado la capacidad de los sacerdotes para ejercer el ministerio según lo aprendieron en el seminario. Sin embargo, con las nuevas herramientas de las redes sociales, muchos se están convirtiendo en hábiles pescadores de hombres usando una clase distinta de “red”: la internet.
“Este es un medio de evangelización, no solo para llegar a nuestros feligreses, no solo para permanecer en nuestras viviendas, sino para ir más allá”, señaló el P. Miranda. Junto con los conocidos Facebook, YouTube e Instagram, los sacerdotes utilizan:
- Las aplicaciones de videoconferencia Zoom y Webex.
- WhatsApp, una aplicación de mensajería para enviar tex tos, fotos, videos y grabaciones de voz.
- Livestreaming, para compartir el video de un evento en línea mientras sucede.
- Podcasting, un formato de audio que permite a un sacerdote o grupo de música grabar ampliamente y guardarlo en la página web de una iglesia.
CURVA DE APRENDIZAJE EMPINADA
La rápida propagación de la pandemia, más el cierre repentino de las parroquias arquidiocesanas, obligó a muchos sacerdotes a aprender sobre la marcha.
El primer día de la orden de cierre, el P. Julio De Jesús improvisó con su iPhone y dos luces de emergencia colocadas en columnas decorativas.
“Se calentó mucho”, recordó el párroco de la iglesia de St. Benedict, en Hialeah. “Más tarde, unos feligreses me dieron unas luces LED”.
Ahora hace transmisiones diarias de la Hora Santa y la Misa, y las archiva en YouTube y Facebook. También publica “mensajes de consejos” de 30 segundos en Facebook.
En enero, cuando el P. Elvis González llegó a la iglesia de St. Michael the Archangel, en Miami, la parroquia tenía poco en las redes sociales. Eso cambió rápidamente. Ahora St. Michael transmite la Misa diaria en Facebook y YouTube, así como en su sitio web. El P. González y el Obispo retirado Fernando Isern también rezan la Coronilla de la Divina Misericordia cada jueves.
Tras bastidores, St. Michael mantiene videoconferencias a través de Zoom y Webex con líderes de apostolados como los de educación religiosa, Emaús y el grupo carismático de oración.
“La pandemia aceleró los pasos”, dijo el P. González. “Cuando hay necesidad, tienes que hacerlo. No hay tiempo para practicar; simplemente lo haces”.
Para su sorpresa, la asistencia virtual ha superado a la física. Entre los espectadores en vivo y los que lo ven después, unos 3,000 ven la Misa dominical en español, y de 1,500 a 2,000 en inglés. Eso es el doble de los que habrían asistido a la iglesia, observó.
Hasta ahora se ha sentido satisfecho por los comentarios. Un feligrés envió un mensaje: “Gracias por estar presente, por traer a Cristo a nuestro hogar”.
Otros sacerdotes estaban preparados cuando la cuarentena entró en vigor. Hace siete años, cuando el P. Fernando Orejuela llegó a la iglesia de St. Boniface, en Pembroke Pines, lanzó varias iniciativas en línea.
El canal existente de la iglesia en YouTube publica misas, retiros, y a veces hasta funerales. También incluye rosarios entre semana y la Coronilla de la Divina Misericordia, además de podcasts del ministerio musical de la iglesia, Heart & Soul. St. Boniface también mantiene cuentas en Twitter y en Instagram.
YA LO HACÍAN
En cooperación con Radio Paz, el P. Orejuela sale en vivo todos los lunes en la página de Facebook de la iglesia para ofrecer un avance semanal sobre su tema para el fin de semana siguiente.
Lo más reciente en el sitio web de St. Boniface es la adoración de 24 horas con ex posición del Santísimo Sacramento. “Es fácil, porque ya lo estábamos haciendo”, informó Rosa E. Frometa, quien administra la página web de la iglesia.
“Estábamos preparados para esto”. Los 70 ministerios laicos se mantienen en contacto constante a través de WhatsApp. “Veo 4 0 charlas cada día”, dijo Frometa.
St. Boniface incluso tiene su propia directora de redes sociales, Geraldine Rincón, quien actualiza constantemente el sitio web de la iglesia y le añade imágenes llamativas.
Los miembros de St. Bernadette, en Hollywood, fueron los que tuvieron que adaptarse. El P. Bryan García descubrió que algunos ni siquiera sabían que la iglesia estaba en línea.
“Muchos de los que venían constantemente no estaban conectados a las redes sociales”, dijo. “Algunos no sabían que estábamos haciendo esto”.
Las llamadas telefónicas personales de los empleados de su oficina ayudaron, y dijo que familias enteras ahora ven sus misas diarias en Facebook Live. Una mujer dijo que su marido, que no ha asistido a la iglesia en años, se ha interesado en las homilías.
“Es un momento de evangelización pequeño pero poderoso”, declaró el P. García. Ahora que están en las redes sociales, muchos sacerdotes se dan cuenta del alcance que han logrado. Hablan con asombro de la gente que se conecta desde lugares distantes como España y Alemania, Colombia y Nigeria. El P. Miranda dijo que una enfermera en México le agradeció haber rezado por los trabajadores médicos.
En la parroquia de Little Flower, en Hollywood, el P. Javier Barreto pone música a través del ministerio Adoremus, con sede en el suroeste del condado de Broward. Adoremus programa música de cantantes de toda América L atina, y luego le envía un enlace por correo electrónico, que después comparte en línea.
“Estoy súper feliz por conseguir estos cantantes”, manifestó el P. Barreto. “Es increíble lo que puedes hacer hoy”. Para su sorpresa, algunas personas han aprendido más sobre la adoración y la liturgia gracias a las redes sociales. “Dicen que solían ir a la Misa, se sentaban y luego regresaban a la casa, pero ahora tienen que prestar más atención. No me lo esperaba”.
BUENO PARA LOS SACERDOTES TAMBIÉN
Los sacerdotes incluso utilizan las redes sociales para el enriquecimiento personal. A mediados de abril, el P. González, de St. Michael, se reunió vía Zoom con 15 compañeros graduados del Seminario Regional de St. Vincent de Paul, para orar, recordar y ponerse al día. Mencionó que habían pasado dos años desde la última vez que se reunieron.
“Fue maravilloso, hermoso, compartimos nuestras gracias, desafíos y esperanzas”, ex presó el P. González. “La distancia se ha acortado mucho en línea”.
Como director de vocaciones de la Arquidiócesis, utiliza métodos similares. Dos veces por semana se reúne vía Zoom con 5 4 jóvenes en formación en el seminario, en sesiones con la mitad de ellos en cada ocasión. Añadió que continúan las clases en línea, así que la próxima generación de sacerdotes se sentirá más cómoda con las redes sociales.
Los sacerdotes reconocieron que la tecnología conlleva riesgos y desventajas. Una es la pérdida del aspecto del culto católico que se percibe por los sentidos: las campanas y el incienso, el agua y los aceites, arrodillarse y rezar juntos.
La asistencia virtual también es un problema. Nadie sabe si la gente no sintoniza. Si ven una Misa grabada, pueden saltar a las partes que les gustan. Pueden comparar el estilo de predicación de su párroco con otros, incluso con los que están fuera del Estado.
Los sacerdotes también deben enfrentar el desapego de la gente a la que sirven. “He predicado a miles, y es triste que tenga que hablar con una cámara”, lamentó el P. De Jesús, de la iglesia de St. Benedict.
“Pero lo que importa es que la gente está recibiendo el mensaje de salvación”. Pero los sacerdotes dicen que el riesgo se compensa con su nuevo alcance, y que las tecnologías se están volviendo más asequibles y comprensibles.
“Esto no es tan difícil”, insistió el P. Miranda, de All Saints. “Todo lo que necesitas es un ordenador portátil o un iPad y una página de Facebook, y tu disposición para celebrar la Misa sin una congregación. Si amas el ministerio, harás cualquier cosa para llegar a tu pueblo”.
Y basándose en su experiencia, incluso los sacerdotes conocedores de las redes dicen que cuando la cuarentena termine, la gente probablemente volverá a la iglesia.
El P. Barreto dijo que más de 100 se han quejado de que no pueden asistir, incluso que han dado por sentado la iglesia.
“La gente se muere por recibir la Eucaristía e ir a confesarse”, aseguró el P. Barreto. “La entiende más y valora más”.
El P. De Jesús dijo que a menudo le dice a la gente: “No te puedes bautizar o casarte o recibir la Eucaristía en línea”. Pero no necesitan ser convencidos, añadió. Citó comentarios de los feligreses como: “No puedo esperar a volver a la iglesia y recibir la comunión”.
“La Cuaresma ha terminado, y pasamos por el ayuno de lo que es más importante: la Eucaristía”, dijo el sacerdote. “Debido a esta pandemia, veo a la gente enamorarse cada vez más de la Eucaristía”.
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