By Manolo Villaverde - La Voz Catolica
Fotógrafo: MANUEL VILLAVERDE | LVC
Una memoria que no, por muchas veces repetida, deja de ser tan actual como la presencia misma de este ejemplar de La Voz Católica: el día en que la máquina impresora comenzó a girar para llevar nuevamente a las manos de los feligreses hispanos, el periódico que hacía tanto extrañaban...
Dícese de una criatura en su séptimo aniversario, que “ya está lograda”. Nuestra La Voz Católica, en su segunda época, arriba en este mes a ese aniversario, pero no está lograda porque haya llegado a su séptimo aniversario, sino porque nunca ha dejado de vivir —y con mucha fuerza— en los corazones de sus lectores: el pueblo de Dios del Sur de La Florida... Y también de muchos otros rincones del planeta. A pesar de los obstáculos que, como cualquier empresa, encontró en su camino, logró desarrollarse por la voluntad de sus productores, de sus trabajadores y, sobre todo, de sus lectores.
En cada aniversario, los progenitores suelen recordar los eventos del natalicio, y hay un hecho que no quiero pasar por alto en esta memoria, no solo por el impacto emocional que tuvo, sino también por su estímulo para quienes habrían de hacerse cargo de su publicación. Sucede que durante las celebraciones de la fiesta de la Caridad del año 2013, el Arzobispo Thomas Wenski anunció en sus homilías en las Misas por las distintas parroquias, la próxima reaparición de La Voz Católica, y para decirlo con las palabras con que nuestro editor recogió aquellos momentos en aquel año: “Cuando el Arzobispo Thomas Wenski anunció ante miles de personas, durante la celebración de la fiesta consagrada a la Virgen de la Caridad, que La Voz Católica reaparecería antes de que terminara el mes, la respuesta fue un aplauso que borró, en un instante, aquellos cinco años de silencio”.
Al celebrar, en este momento de júbilo, los siete años de la segunda época de La Voz Católica, no sería justo olvidarnos de los más de 25 precedentes que, fundidos en una sola obra monolítica, han contribuido a llevar el mensaje de la Iglesia, principalmente, a la población hispanoparlante de esta región.
A pesar de su desventaja —La Voz Católica no es un diario, ni tampoco un hebdomadario, ni siquiera un periódico quincenal, como lo fue en sus primeros tiempos: La Voz Católica es un periódico mensual, pero, no obstante ello, ha estado presente, con la noticia o el reportaje fresco, a todo lo largo de su historia y de sus vicisitudes.
Ahí estuvo La Voz Católica cuando las ayudas por la invasión a Panamá (V-XXXVII, #3, febrero de 1993); con una Edición Especial cuando falleció Juan Pablo II (V 53, # 4, abril de 2005); cuando cuanto huracán asoló la región, desde Andrew (V 39, # 9, 18 de septiembre de 1992) hasta hoy, y cuanto terremoto estremeció el mundo; cuando tragedias terroristas en escuelas (Parkland, V 6, # 3, marzo de 2018, entre otras); o el ataque a París en noviembre de 2015 (V 3, # 11, noviembre de 2015), o el 9-11; solo por mencionar algunos de los eventos cubiertos. Tampoco podían dejar de tener un lugar privilegiado todos los trabajos de espiritualidad y de divulgación evangélica que ocupan espacios fijos u ocasionales en sus páginas, así como la información corriente sobre el diario quehacer de la Arquidiócesis y de otros eventos importantes de la Iglesia en el mundo.
El pequeño grupo que compone el equipo de producción de La Voz Católica se ha sentido cada vez más orgulloso y honrado de haber sido una humilde parte en esta obra. Damos las gracias a Dios y a todos los que de una forma u otra nos han ayudado a realizarla, y hacemos votos porque La Voz Católica siga sirviendo al pueblo hispano del Sur de La Florida y de cuantos lugares a donde llega, durante los años venideros, y por que las almas que la hereden sigan contribuyendo a engrandecer la labor que hasta ahora ha cumplido.
