By Tom Tracy - Florida Catholic

Photography: TOM TRACY | FC

MIAMI BEACH | Es un eufemismo decir que los feligreses y el personal de la parroquia St. Joseph estarán viviendo la crisis del colapso del condominio de Surfside de una manera más íntima por más tiempo.

Ningún otro templo de culto cristiano está tan cerca de la zona cero, de la Torre Champlain Sur, como St. Joseph. A la distancia, los restos del edificio se pueden ver fácilmente desde los terrenos de la iglesia.

También está la conexión humana: El párroco, el P. Juan Sosa, ha informado que 10 familias registradas en la parroquia siguen desaparecidas tras el derrumbe, y dos que no estaban en el edificio en ese momento están a salvo.

Es posible, dijo el P. Sosa, que otras familias que vivían en Champlain Towers South y que asistían a St. Joseph, pero no estaban registradas en la parroquia, estén entre los desaparecidos, ya que la zona es conocida como un lugar vacacional, lleno de alquileres a corto plazo y de visitantes internacionales de Sudamérica y otros países.

"Además, hay muchos que solían venir los fines de semana desde otras partes de Miami y asistían a los servicios religiosos con nosotros, y por eso nos emociona mucho la idea de que toda la comunidad esté unida y rece unida", dijo el P. Sosa a los medios de comunicación, el viernes 25 de junio por la mañana, justo antes de celebrar una Misa matutina por los desaparecidos, sus familiares y amigos.

"Para nosotros es muy importante hacer algo en este momento para llevar esperanza a esas personas", dijo el sacerdote, que es párroco de esa iglesia durante 11 años y está muy familiarizado con las Torres Champlain.

"He visitado el lugar muchas veces y he ido a cenar con algunos de los miembros que han desaparecido", dijo el P. Sosa, recordando cuando se enteró de que los edificios se habían derrumbado.

"Fue horroroso porque no sabía exactamente en qué parte del edificio vivían muchas de esas familias, pero aparentemente las 10 familias estaban en esa parte del edificio que se derrumbó, y algunos de los que están bien vivían en el edificio que está en pie".

Agregó que espera que algunas de las 12 familias desaparecidas estuvieran de vacaciones en el momento del derrumbe.

A lo largo de los años, dijo que se ha encontrado con residentes de Champlain Towers mientras paseaba y hacía ejercicios. Los senderos que bordean el océano detrás de las Torres Champlain y otros edificios de la zona son muy utilizados para las caminatas matutinas y vespertinas.

"Es como una comunidad formada por la necesidad de hacer ejercicios, y algunas personas me paran y me piden la bendición", dijo.

El P. Sosa visitó dos veces el centro de reunificación familiar, en el cercano Centro Comunitario de Surfside, el día siguiente a la catástrofe y tuvo la oportunidad de hablar con algunas de las familias católicas que se encontraban allí.

También ha abierto el estacionamiento de su parroquia para los equipos de búsqueda y rescate y de voluntarios visitantes que siguen trabajando en el lugar. Desde Kendall, el ministerio de los desamparados de St. Agatha llegó a la parroquia el sábado por la mañana con agua y otros suministros para los equipos de búsqueda y rescate y para sus perros.

El viento, la lluvia y los incendios en el lugar del derrumbe han dificultado las labores de búsqueda y rescate. Hasta el domingo 27 de junio por la tarde, la lista de personas desaparecidas es de 156 y las víctimas mortales confirmadas son nueve. Algunas de las familias sobrevivientes han declarado a los medios de comunicación que esta crisis no terminará para ellos hasta que reciban noticias de sus seres queridos.

"Soy optimista, pero estoy triste por esta horrible situación. Me recuerda al 11 de septiembre de 2001, pero quiero mantener viva la esperanza de que rescaten a más personas como rescataron a ese niño que vimos en la televisión", dijo el P. Sosa.

Su mensaje a los afectados por la crisis es que mantengan la esperanza y "mantengan su corazón en quien puede darnos la oportunidad de ver a nuestros seres queridos, y ese es Dios. Mantengan sus corazones abiertos para poder sentir y experimentar, en medio del dolor, la presencia sanadora del Señor", dijo el P. Sosa.

"Que sigamos trabajando juntos para ayudar a los necesitados y apoyar a nuestros equipos de rescate y a los rescatistas, así como a los muchos que en el centro de Surfside y en otros lugares se están relacionando de una manera que antes no lo hacían. Ahora, de alguna manera, estamos todos juntos tratando de aliviar la situación y el dolor causado por esto", añadió.