La 'pequeña joya' de Coconut Grove celebra los 60

By Priscilla A. Greear - Florida Catholic

COCONUT GROVE | Durante 60 años, la iglesia de St. Hugh ha brindado alimento físico y espiritual a los feligreses, a la vecindad y a visitantes internacionales, desde ministerios de oración contemplativa y duelo, hasta conciertos de música clásica y el banco de alimentos de Grove Outreach.

La elegante iglesia, tallada en roca coralina y pino de Dade, irradia suavemente la luz de Cristo entre el exuberante follaje tropical de Royal Road a la salida de Main Highway. La parroquia de unos 5,000 miembros ha sido anfitriona de más de 8,500 bodas y sobre 12,000 bautismos, y ha proporcionado a los visitantes, incluido el presidente electo Joe Biden, un hogar espiritual cuando pasan por Coconut Grove.

“La gente llega de todas partes para visitarnos. De cierta manera, se prenden de St. Hugh y quieren volver”, comentó su párroco, el P. Luis Largaespada, durante una conversación mientras descansaba en un banco de la iglesia, cerca de la nueva estatua dorada de St. Hugh hecha en Italia.

“La gente viene de Venezuela, México, España y celebra sus bodas aquí. Eso para mí es muy asombroso. Se sienten conectados”, añadió Leticia Mercado, asistente del párroco. “El año pasado fuimos el destino para 17 bodas. Regresan y tienen familia aquí”.

El 15 de noviembre de 2020, la parroquia acogedora y cosmopolita celebró su 60o aniversario, además del octavo centenario de la canonización de su patrón, St. Hugh, obispo de Lincoln, Inglaterra. El Arzobispo Thomas Wenski celebró una misa de aniversario con el P. Largaespada y el vicario parroquial, el P. John Aduseh Poku.

“Desde la construcción de pozos en África hasta un banco de alimentos en el Grove, eso demuestra su compromiso de cuidar de la viuda, el huérfano, el extranjero, el oprimido y el pobre entre nosotros”, expresó el Arzobispo Wenski. “Han construido una comunidad, una comunidad de fe, esperanza y amor, una comunidad donde se conoce y se adora a Cristo”.

Esa comunidad comenzó en 1959 cuando los católicos blancos comenzaron a rendir culto en Coconut Grove Playhouse y luego en la escuela primaria de Coconut Grove. Cerca de allí, los católicos negros asistían a misa en la escuela secundaria G.W. Carver y en la escuela de la Misión de St. Augustine, en la calle Douglas y la avenida Franklin. El edificio de St. Hugh se inauguró en 1961 en un terreno donado por Liguori Matheson y nombrado en honor a su difunto marido, el constructor Hugh Matheson. Al mismo tiempo, St. Augustine se convirtió en el colegio de St. Hugh, la primera escuela integrada de la Arquidiócesis.

Murray Blair Wright, feligrés y arquitecto de Miami, diseñó la iglesia con una simplicidad monástica inspirada en la vida de St. Hugh como monje cartujo. El edificio tiene 28 vigas de madera inclinadas en la parte superior. La estatua original de St. Hugh que aún preside fue diseñada por el feligrés Hubert Dumont.

 

INTEGRACIÓN

Mary McCray, afroamericana, es feligresa fundadora de St. Hugh. Anteriormente asistía a la misa en la escuela de la Misión de St. Augustine. “Fui una de las primeras en entrar cuando abrieron la puerta por primera vez”, recordó McCray. Aunque “podías sentarte donde quisieras, algunos se esforzaron mucho para que uno se sintiera bienvenido, pero se podía percibir el resentimiento de otros”, añadió.

Desde entonces, ha caminado hasta St. Hugh para la misa semanal. “Me enamoré de mi iglesia”.

Durante décadas sirvió como ministra extraordinaria de la Sagrada Comunión.

“Significaba todo para mí”, expresó. A los 93 años, decidió que era hora de permitir que alguien más “tomara mi lugar”, pero sólo porque “mis piernas no me permitían estar de pie con comodidad por tanto tiempo, y por toda la flexión e inclinación”. La religiosa dominica Kathleen Donnelly, ya fallecida, dirigió la escuela de 1974 a 2009, reconstruyéndola en 1982 en el campus de la iglesia. La actual directora, Mary Fernández, se unió a St. Hugh en 1985.

“Siempre hemos tenido un ambiente multicultural, supongo que por estar ubicados en un área tan céntrica de Miami”, compartió Fernández. “Se nos conoce como la pequeña joya de Coconut Grove porque nadie se da cuenta de que estamos aquí. Somos una comunidad pequeña, pero estamos muy orientados a la familia”.

Dijo que todavía siente la presencia de la Hermana Kathleen. “Fue una gran fuerza impulsora porque era una monja criada en una época muy diferente por la segregación en el Sur. Era muy progresista, de mente abierta, e hizo de la escuela lo que es”, explicó Fernández. “St. Hugh siempre ha tenido una reputación increíble de excelencia académica durante estos 60 año como una de las escuelas de mejor desempeño de la Arquidiócesis”.

 

COMPROMISO

Debido a que las festividades del aniversario fueron canceladas a causa del COVID-19, los feligreses reflexionaron en silencio sobre el legado de la parroquia y su homónimo. El P. Largaespada iluminó a la comunidad sobre su patrón, un monje brillante conocido como un gran pastor, amante de los animales y constructor de la Catedral de Lincoln. El proyecto siguiente es una estatua de St. Hugh en bronce, de seis pies de altura, que se eleva hacia el cielo.

“Celebramos el amor del pueblo de Dios, el amor de Dios que ha convertido esta parroquia en lo que es. Los ministerios son una extensión y las manos de St. Hugh”, aseguró el párroco.

La gran cantidad de ministerios espirituales incluye desde el estudio bíblico hasta la catequesis Amigos de Jesús y María para los niños. A través de Grove for Ghana, los feligreses construyeron al menos 40 pozos en África, y enviaron misiones médicas anuales a Ecuador a través de Mindo Futures, fundado por la feligresa Amanda Gaetan Chin. El popular banco de alimentos de Grove Outreach, establecido en 1989, es atendido por voluntarios todos los sábados desde las 6:15 de la mañana en Grand Avenue.

“Mantener la casa, la electricidad, el agua cuesta 6,000 dólares mensuales. Durante el COVID, hemos alimentado al menos a 350 personas cada sábado. La fila da la vuelta a la manzana. A la gente le encanta el compromiso y se siente parte de él”, aseguró el P. Largaespada.

James Hartnett, otro miembro fundador, ha ayudado a dirigir el ministerio de San Vicente de Paúl en la parroquia durante décadas. A los 89 años continúa haciendo visitas a domicilio. “Encuentras a los que tienen y a los que no tienen. Ves a personas que sufren un contratiempo temporal en su camino y caen al fondo, e intentan superarlo”, reflexionó.

 

MÚSICA

En 2012, el director musical Roberto Berrocal y el ex párroco P. Federico Capdepón lanzaron la Serie de Conciertos de St. Hugh-Steinway con músicos de reconocimiento mundial. “La Serie de Conciertos tiene una audiencia muy fiel y entusiasta”, dijo Berrocal, un pianista clásico. “Es un momento de libertad, de emoción y de profundos sentimientos, todo ello sin dejar la sede de St. Hugh.

Creo que escuchar música clásica produce pensamientos positivos, da esperanza y, por lo tanto, el público puede salir transformado”. María Antúnez y Martín Nusspaumer, cantores en las misas, son cantantes de ópera con carreras internacionales.

Además, “siempre arreglo e improviso los himnos que se cantan en la misa de manera que la congregación participe y se eleve espiritualmente”, compartió Berrocal. Lourdes Figueras preside la Serie de Conciertos. “Es de la calidad del Arsht Center, artistas maravillosos. Cada año donamos entre seis mil y ocho mil dólares a las organizaciones benéficas. Me encanta. Es muy emocionante y luego tenemos una recepción”, informó Figueras.

“La belleza eleva el espíritu y te conecta con Dios”, añadió el P. Largaespada.

La feligresa Elena Maribona dirige un ministerio de respeto a la vida que realiza vigilias mensuales frente a una clínica de abortos, apoya al Centro de Embarazo de South Dade, y salvó tres bebés el año pasado.

Maribona aseveró que aprecia el liderazgo espiritual del P. Largaespada. La iglesia permanece abierta para la oración personal, con visitantes que van desde un de repartidor de comidas hasta estudiantes del Carrollton School of the Sacred Heart. “Aquí estamos de rodillas todo el tiempo”, afirmó Maribona.

Los fieles continúan llenando las misas hasta el 30 por ciento de su capacidad en medio de la pandemia, mientras que otros rinden culto a través de sofisticadas emisiones en vivo, incluyendo a la madre del párroco en Nicaragua. La asistencia es aún mayor en las misas diarias.

“Es una bendición que estemos vivos, incluso con los desafíos de nuestros tiempos”, aseguró el P. Largaespada. “La gente tiene hambre, y el Señor es el pan de vida”.