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Feature News | Wednesday, February 01, 2023

Ser padre de crianza, porque creemos en amar al prójimo como a uno mismo

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Caroline Hazelton, una madre de crianza, posa para la foto con Brandon García de 19 años, quien sostiene a su hermanita de crianza. Los Hazelton acogieron a Brandon en su hogar por unos meses como parte del Programa de Menores Refugiados No Acompañados de Catholic Charities de Miami.

Fotógrafo: ROCIO GRANADOS | LVC

Caroline Hazelton, una madre de crianza, posa para la foto con Brandon García de 19 años, quien sostiene a su hermanita de crianza. Los Hazelton acogieron a Brandon en su hogar por unos meses como parte del Programa de Menores Refugiados No Acompañados de Catholic Charities de Miami.

MIAMI | Caroline Hazelton es madre de crianza de menores refugiados no acompañados. Siempre le ha preocupado la inmigración en el país y en el mundo. Es originaria de Jacksonville, al norte de La Florida y enseña ESL, Inglés Como Segundo Idioma, a inmigrantes que llegan al Sur de La Florida.

“Lo que realmente llamó mi atención fue la separación de familias en el 2018”, dijo Hazelton, y agregó que esto los animó a ella y a su esposo a buscar diferentes maneras de involucrarse y ayudar. Al mismo tiempo, estaban lo suficientemente estables económicamente como para ser padres de crianza.

Ser padres de crianza de menores que están solos en el país y que vienen de diferentes lugares del mundo, encajaba bien con “nuestra creencia de amar a tu prójimo como a ti mismo, amar a las personas de todo el mundo que no se parecen a ti, que no tienen tus creencias, que no son del mismo país, y que no hablan tu mismo idioma, y simplemente queríamos hacer crecer nuestra familia”, dijo Hazelton.

Los Hazelton tienen tres hijas biológicas y actualmente acogen en su hogar a dos adolescentes afganos. Durante los últimos cuatro años han acogido como padres de crianza a 12 menores del programa de Menores Refugiados No Acompañados (URMP, por su sigla en inglés) de Catholic Charities de la Arquidiócesis de Miami.

Ser padre de crianza tiene muchos retos, como “los prejuicios de la gente y la desinformación de los medios de comunicación, que presentan a los refugiados en particular como personas que van a arruinar tu hogar, que son malas personas”, dijo Hazelton.

Ella señaló también que ha escuchado algunos temores, a veces bien intencionados, sobre lo que podría pasar, especialmente cuando dejas entrar a adolescentes a tu casa con niñas pequeñas. “Pero no ha habido más que amor y familia en todo sentido”, dijo Hazelton, y agregó que los jóvenes que han sido acogidos en su casa son como hermanos mayores para sus hijas.

“Si le vas a abrir la casa a un niño, ábrela de corazón. No pienses que si te van a robar porque ellos no te van a robar. Que si te van a hacer esto o lo otro… Ellos son muy respetuosos. Cuando los lleves a tu casa enséñales todo. Les vas a decir aquí está la nevera, aquí esta esto, lo otro, y aquí puedes comer cada vez que quieras, tomar jugo o tomar lo que sea”, dijo Dilcia Zubizarreta, una madre de crianza desde el 2005 cuando el programa empezó en Miami.

El programa URMP acoge bajo su tutela a menores entre 14 a 17 años. “Estos menores tienen su situación de inmigración mayormente ya confirmada. Pueden ser refugiados, pueden tener estado de inmigrante juvenil especial, ser víctimas de tráfico humano o entrantes cubanos y haitianos”, dijo Jackie Carrión, directora de Servicios Comunitarios de Catholic Charities.

Los menores que están en el programa en su mayoría entraron cruzando la frontera sur del país sin sus padres, y al no tener ningún familiar o tutor que se pueda hacer cargo de ellos en este país, se les ha otorgado el estatus de inmigrantes refugiados. Pero también “tenemos casos donde los menores están en otros países como en el Congo, Nepal, Myanmar, donde el estatus de refugiado es determinado allí, y entonces pueden entrar al programa”, dijo Carrión.

El programa capacita a padres de crianza para que estos menores tengan una familia con quien vivir y los ayuden a insertarse en la vida en los Estados Unidos.

“Este programa es el único en el estado de La Florida. No tienes que ser católico para ser una familia de crianza”, dijo Peter Routsis-Arroyo, director ejecutivo de Catholic Charities de Miami.

 

SE NECESITAN PADRES DE CRIANZA PARA MENORES REFUGIADOS NO ACOMPAÑADOS

Debido a la gran cantidad de menores que están entrando sin acompañantes por las fronteras, se necesitan más familias que pudieran ser sus padres y mentores. “Y para ayudarles en la transición a la cultura estadounidense y también a experimentar la vida familiar. La mayoría de los niños que llegan son menores no acompañados. Eso significa que fueron abandonados por sus padres o que sus padres murieron, o que algo sucedió que ya no pueden estar con sus padres. Sería bueno para ellos tener un entorno familiar”, dijo Danielle Anderson, coordinadora del Programa URMP de Catholic Charities.

Para convertirse en padre de crianza se tienen que cumplir algunos requisitos y entrenamientos. “El programa se enfoca siempre en la protección de los menores y siempre estamos trabajando con los padres, no solamente durante los entrenamientos, sino en cualquier área donde ellos piensen que necesitan aprender más o necesiten más ayuda”, dijo Carrión.

Los padres reciben un entrenamiento ofrecido por el Departamento de Niños y Familias “en donde te enseñan cómo funciona el sistema, y te explican cómo lidiar con temas como el trauma y su efecto en los niños y la crianza de los hijos. Después hay diferentes entrevistas y verificación de antecedentes. Tardamos unos seis meses en obtener la licencia”, dijo Hazelton.

Los entrenamientos están disponibles en persona y en línea.

“Es muy importante para nosotros asegurarnos de que cuando un menor va a una casa, va a tener una buena relación”, dijo Carrión. Al inicio, “los padres de crianza y el niño tienen la oportunidad de conocerse antes de llegar a la casa. Eso contribuye a que la relación funcione mejor a largo plazo”, agregó.

El programa ofrece bastante información sobre los menores. “Cuando los niños llegan a ti deben de haber pasado por campamentos de refugiados, un albergue, o un hogar grupal, y van a tener comportamientos adquiridos”, dijo Hazelton. De los 12 menores que ha acogido por diferentes periodos de tiempo, de algunos días a meses, “sólo dos de ellos tuvieron experiencias traumáticas. Uno de ellos está superando esos problemas. El otro no pudo”, indicó.

Los padres de crianza reciben una remuneración mensual para solventar los gastos del menor. Y otro pequeño pago por enseñarles a los niños a aprender diferentes destrezas que los van a ayudar a ser autosuficientes, como aprender a lavar la ropa, tender su cama, aprender a manejar, es decir habilidades que cualquier niño necesita. Los menores que están en el programa tienen acceso a la educación y a la asistencia médica.

Para Hazelton, ser madre de crianza de dos adolescentes, madre biológica de tres niñas pequeñas, ser esposa, trabajar y atender su casa, “es como la oración del Padrenuestro: danos el pan de cada día. Es el pan de cada día. Dios y los israelitas. Dios les dio a los israelitas maná para el día. No por cinco años, o 40 años, un día a la vez”.

“Dios me da lo que necesito para cada día. Creo que su gracia es suficiente para ti, para que puedas jactarte en tus debilidades. ¿Cómo puedo hacer eso? No lo sé, pero me da la capacidad de hacerlo. Y también creo que te da ciertos dones que puedes usar. No soy ‘superhumana’, ‘supercristiana’, son sólo los dones que Dios me ha dado, y Él me ha juntado con otras personas que tienen iguales dones para trabajar juntos, para hacer la obra de Dios juntos”.

A las personas que tienen dudas sobre convertirse en padres de crianza, Hazelton les dice: “Si eres como yo y has nacido en Estados Unidos, has nacido en el país más rico y estable del mundo, y deberías estar dispuesto a compartir tus recursos con otras personas, porque podrías haber nacido en un país diferente, podrías haber nacido en otras circunstancias”.

PARA MÁS INFORMACIÓN

Si desea recibir más información sobre el Programa de Menores Refugiados No Acompañados de Catholic Charities de la Arquidiócesis de Miami, puede visitar la página web del programa Unaccompanied Refugee Minors.

También puede llamar al 786-280-0155, 305-883-3383 o enviar un correo electrónico a: [email protected].

Puede escuchar la entrevista completa con Peter Routsis-Arroyo y Jackie Carrión, de Catholic Charities de la Arquidiócesis de Miami, en los podcasts arquidiocesanos Cuéntame Católico y What the Faith, Miami?


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