Article Published

Article_Develan estatua en honor a Mons. Rom�n_S

Feature News | Monday, September 14, 2015

Develan estatua en honor a Mons. Rom�n

Para mantener viva la presencia del padre del exilio cubano en la Ermita de la Caridad

English Spanish

 

MIAMI | En homenaje al líder espiritual y pastor del exilio cubano se develó la estatua de Mons. Agustín Román, el 5 de septiembre, en los jardines de la Ermita de la Caridad. 

La estatua de bronce, de unas 350 libras aproximadamente es de tamaño natural y representa a Mons. Román con el rosario en una mano, rezando frente al mar, mirando hacia Cuba, como solía hacerlo.

La estatua de Mons. Román el 5 de septiembre, después de ser develada por el Arz. Thomas Wenski.

Fotógrafo: ROCIO GRANADOS

La estatua de Mons. Román el 5 de septiembre, después de ser develada por el Arz. Thomas Wenski.

Elaboración de la escultura de Mons. Román.

Fotógrafo: CORTESÍA: R.U.N. Art Foundry

Elaboración de la escultura de Mons. Román.

Elaboración de la escultura de Mons. Román.

Fotógrafo: CORTESÍA: R.U.N. Art Foundry

Elaboración de la escultura de Mons. Román.

Elaboración de la escultura de Mons. Román.

Fotógrafo: CORTESÍA: R.U.N. Art Foundry

Elaboración de la escultura de Mons. Román.

Elaboración de la escultura de Mons. Román.

Fotógrafo: CORTESÍA: R.U.N. Art Foundry

Elaboración de la escultura de Mons. Román.

“Mons. Román fue el Félix Varela de nuestra época. Félix Varela enseñó a los cubanos a pensar; Mons. Román les enseñó a rezar, por eso, creo que es importante ver el rosario en su mano, para recordarnos también que la oración es levantar nuestros corazones hacia el Señor, de donde vendrá nuestro auxilio”, dijo Mons. Thomas Wenski, Arzobispo de la Arquidiócesis de Miami, durante la ceremonia en que se develó y se bendijo la estatua.

Estuvieron presentes el alcalde de Miami, Tomás Regalado, los familiares de Mons. Román, su hermana, su cuñada y sus sobrinos, cientos de fieles y devotos, los Caballeros de Colón y los miembros de la Archicofradía de la Ermita de la Caridad.

La hermana de Mons. Román, Iraida Román, colocó un ramo de flores a los pies de la estatua después de la bendición. La estatua se colocó al nivel del piso y no en un pedestal, “de manera Que todas las personas puedan, como cuando estaba con nosotros, mirarle a los ojos, frente a frente”, dijo el P. Juan Rumín Domínguez, rector de la Ermita. Después de la muerte de Mons. Román, muchas personas le comentaban al P. Rumín que les parecía verlo en su actitud de oración, frente al mar.

Con esta estatua, parte del homenaje al obispo cubano, además del libro Pastor, Profeta, Patriarca, biografía de Mons. Román escrita por el periodista Daniel Shoer Roth y presentado en la Torre de la libertad el 22 de agosto, se quiso inmortalizar su gesto de fe y esperanza, y mantener viva la presencia de Mons. Román, al cumplirse tres años de su muerte.

“Un hombre con el corazón en el cielo, pero con los pies bien puestos en la tierra. Creo que va a ser un legado muy hermoso para las siguientes generaciones que visiten este lugar, para que puedan recordar así a un hombre de Dios y a un hombre de su pueblo”, señaló el P. Rumín.

La estatua es una imagen fiel de Mons. Román en sus últimos tiempos. “Nos tomó alrededor de 4 meses realizarla, modelarla desde cero en barro y después llevarla al bronce”, dijo Reynold Stewart, de R.U.N. Art Foundry, realizadores de la escultura.

“Casi todo el trabajo fue revisando videos y fotos. El P. Rumín quería una posición específica, (caminando y rezando): fue un reto, nos dio una fotografía de espaldas muy buena, pero tuvimos que hacer un trabajo de investigación. Cuando vino la hermana y mucha gente que lo conoció, y dieron el sí, que se parecía, empezamos el proceso de la fundición”, dijo Uldis López, fundador de R.U.N. Art Foundry.

Lo más difícil de la elaboración fue “modelarlo: lo demás es lo que sabemos hacer; fundir y pulir, dar los colores”, dijo López.

El trabajo investigativo de ver en videos la forma en que hablaba, como se proyectaba, “nos acercó muchísimo, a pesar de que no lo conocimos”, agregó.

“La escultura, para mi es igual (a él), no podía ser más exacta, me gustó muchísimo”, dijo Iraida Román, hermana de Mons. Román. “Estoy inmensamente feliz porque él está aquí, él no se ha ido”, agregó.

“Fue uno de los primeros sacerdotes que conocí en este exilio desde el año 1963, cuando llegué, y le doy gracias a Dios por haberlo conocido: un hombre de Dios, con una humildad y una entrega increíbles, todo lo que hay aquí fue hecho por él, y no es sólo la parte material; fue un verdadero guía espiritual de todo el exilio”, dijo Bertila Poso, feligresa de la parroquia St. Agnes, en Key Biscayne.

“Se merece no sólo esta estatua, sino todos los homenajes que se le puedan dar, porque su entrega a Dios y su amor a Cuba, y su caridad con todo el que llegaba, fuera católico o no, a él no le importaba. Tenía los brazos abiertos para todos y a todos los recibía sin distinción alguna. Era un reflejo muy bello de lo que es el verdadero amor de Dios”, acotó Poso.

“Lo queríamos mucho; era de nuestra provincia en Cuba, de Matanzas”, dijo Nélida Canino, feligresa de Immaculate Conception, en Hialeah. En varias ocasiones asistió a sus Misas, especialmente cuando llegaban sus familiares de Cuba. En una ocasión, después de que Mons. Román terminó de rezar el rosario, “nos dijo, ahora pidan un milagro a la Virgen; mi hermana y yo pedimos que mi mamá, que había venido en silla de ruedas, se aliviara: al salir de allí, nunca más se sentó en una silla de ruedas. El milagro se hizo ese día”.

La presencia de Mons. Román siempre estuvo viva en la Ermita de la Caridad. Desde su llegada a Miami en 1967 estuvo a cargo del proyecto de la construcción de la Ermita, luego como su rector hasta que fue nombrado en 1979, Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Miami. A pesar de sus obligaciones como obispo, Mons. Román nunca dejó la Ermita, y después de su retiro siempre estaba disponible para la gente que llegaba a la Ermita.

“Éste era el hábitat de Mons. Román; ésta era su vida, su obra, su misión; estaba todo el día atendiendo a los peregrinos, caminaba por todos lados, y las personas que venían con angustias, con problemas, él las atendía a todas”, dijo el P. Rumín.

“Todavía pienso que en cualquier momento pudiera aparecer por algún rincón de la Ermita”, dijo Rogelio Zelada, director asociado de la Oficina arquidiocesana de Ministerios Laicos. Conoció a Mons. Román en 1987, cuando éste lo llamó para que restaurara la imagen de la Virgen de la Caridad, y desde entonces lo ha estado haciendo hasta hoy.

Tener una estatua de Mons. Román “me emociona porque fue nuestro padre espiritual, nuestro amigo, nuestro abuelo; lo conocimos por muchos años y tenerlo en una estatua representa mucho para mí y para mi familia”, dijo Fernando Gómez, presidente de la Archicofradía de la Ermita de la Caridad, fundada por Mons. Román.

“Me siento extremadamente orgulloso y honrado de que lo vamos a tener presente como él siempre fue: un hombre sencillo, humilde, un hombre de pueblo”, agregó.

La estatua, al igual que la Ermita, fue posible gracias a las donaciones de los fieles.

Para ver más fotografías de la elaboración de la estatua de Mons. Agustín Román presione aquí.

Powered by Parish Mate | E-system

This site is protected by reCAPTCHA and the Google Privacy Policy and Terms of Service apply