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Feature News | Tuesday, September 06, 2016

Amar y servir a los m�s pobres de los pobres

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Los voluntarios de las Misioneras de la Caridad sirven la comida para los desamparados. Diariamente se sirve un promedio de 300 platos. A la izquierda la voluntaria Johana Vargas coloca el pan en los platos que la voluntaria Marta María Gómez-Cortes sostiene para los desamparados.

Fotógrafo: ROCIO GRANADOS | LVC

Los voluntarios de las Misioneras de la Caridad sirven la comida para los desamparados. Diariamente se sirve un promedio de 300 platos. A la izquierda la voluntaria Johana Vargas coloca el pan en los platos que la voluntaria Marta María Gómez-Cortes sostiene para los desamparados.

La Hna. Anthony posa con las donaciones de comida que llega diariamente a la casa de las Misioneras de la Caridad de Miami, para alimentar a los más pobres de los pobres, los desamparados que habitan en los alrededores del centro de Miami y Overtown.

Fotógrafo: ROCIO GRANADOS | LVC

La Hna. Anthony posa con las donaciones de comida que llega diariamente a la casa de las Misioneras de la Caridad de Miami, para alimentar a los más pobres de los pobres, los desamparados que habitan en los alrededores del centro de Miami y Overtown.

MIAMI | Impactado por la necesidad y la simplicidad de darle de comer a alguien que tiene hambre, Asís López se hizo voluntario de las Misioneras de la Caridad en la casa y albergue de Miami desde diciembre del año pasado, cuando fue a ayudar con el grupo de jóvenes adultos de la parroquia St. Augustine, en Coral Gables.

“La gente que viene aquí son personas como yo que quizás no tuvieron la bendición y el privilegio que yo tuve. Gracias a Dios nunca sufrí, nunca pase hambre, nunca estuve un día en la calle. Esta gente no ha tenido esa ventaja, pero son igualitos que yo, son personas humanas creados a imagen de Dios, son hermanos y hermanas míos, quiero servirlos”, dijo López.

López, de 27 años, es vendedor de bienes raíces, y deja de trabajar un día a la semana para ayudar a las Misioneras. “Los fines de semana van muchos voluntarios, pero durante la semana, desafortunadamente no”, indicó.

Las Misioneras de la Caridad es la congregación religiosa que fue fundada en 1950 por la Santa Madre Teresa de Calcuta, para servir a los más pobres de los pobres en la India. En 1981, se fundó la casa de Miami con cuatro hermanas. Hoy es una de las más de 600 casas en todo el mundo.

Con la ayuda de sus voluntarios, las Misioneras dan de comer a los desamparados que habitan en las calles aledañas a la casa, situada en una de las zonas más pobres de Miami, cerca de Overtown.

Pero trabajar por los más pobres de los pobres no es la vocación de las Misioneras de la Caridad. “Es pertenecer a Jesús, y para eso debemos amar y servir a los más pobres de los pobres”, dijo la Hna. M. Inmacula, superiora regional de las Misioneras de la Caridad para Haití, Estados Unidos, República Dominicana, Jamaica, Puerto Rico y las Islas Vírgenes, durante una reciente visita a Miami.

“Nosotras alimentamos a los pobres porque necesitan comida, son pobres y se puede entender al verlos”, dijo la Hna. Anthony, una de las siete Misioneras de la caridad en la casa de Miami. Actualmente hay alrededor de 5,000 Misioneras en todo el mundo.

Los desamparados no solo no tienen casa, sino que “se sienten solos, son rechazados, despreciados, ellos están completamente fuera de la sociedad. Nosotras los tratamos con dignidad para que recuperen su dignidad”, agregó la Hna. Anthony.

Además de darle a los desamparados que llegan todas las mañanas un plato de comida caliente, las Misioneras les dan ropa y artículos de aseo personal a quienes los solicitan.

También se encargan de darles comida espiritual. “Al menos 10 minutos, pero no los forzamos a escuchar. Algunos entran, otros no”, dijo la Hna. Mángala, superiora de la Casa de Miami. Agregó que los viernes tienen una Hora Santa antes de abrir el comedor.

Panes y pasteles son parte de las donaciones que llegan diariamente a la casa de las Misioneras de la Caridad, en Miami, para ser repartidos a los desamparados en el comedor de beneficencia que atiende diariamente a un promedio de 300 personas.

Fotógrafo: ROCIO GRANADOS | LVC

Panes y pasteles son parte de las donaciones que llegan diariamente a la casa de las Misioneras de la Caridad, en Miami, para ser repartidos a los desamparados en el comedor de beneficencia que atiende diariamente a un promedio de 300 personas.

“La Madre Teresa quería no solo cuidar a los pobres, sino llevar las almas a Jesús y traer a Jesús a las almas, especialmente a los más pobres de los pobres, a los enfermos, a los abandonados, a los solitarios, a los que están en las calles”, dijo la Hna. Inmacula.

El comedor de beneficencia, que abre todos los días excepto los jueves, atiende diariamente a alrededor de 300 personas, en su mayoría hombres. Este número, según la Hna. Mángala, aumenta constantemente. La mayoría de los asistentes son cristianos, pero también hay personas de diferentes denominaciones religiosas.

La casa abre sus puertas a las 8 de la mañana, y una hermana reparte tickets con números. Antes de empezar a repartir la comida “siempre hacemos una oración, luego las lecturas del día, un Padre Nuestro, oramos a María, llenamos los platos de comida, y se los damos uno a uno”, dijo López.

Cuando sobra la comida del comedor, las Misioneras salen por la tarde a las calles a repartirla entre los desamparados que están bajo los puentes y en otros lugares de la ciudad.

En la casa de las Misioneras nunca ha faltado la comida. “La divina providencia siempre ha estado desde que la Madre empezó su trabajo”, dijo la Hna. Anthony, recordando cuando trabajaba en la casa de las Misioneras en Chile.

“Teníamos un comedor para los niños y ese día una de las hermanas dijo: ‘no tenemos nada para mañana’. Le dije, el Señor proveerá. Nos fuimos a la otra casa donde estaba el convento y cuando llegamos, como a las siete de la noche, había un carro. Una pareja nos estaba esperando … Trajeron arroz, carne, pan, trajeron todo. Es la providencia, el Señor nunca deja a sus pobres”, agregó la Hna. Anthony.

Las Misioneras también atienden un albergue temporal para mujeres, con 25 camas donde se pueden quedar hasta tres semanas. Aceptan a mujeres con hijos; en el caso de los niños varones, deben ser menores de cinco años. El albergue abre a las cuatro de la tarde y cierra a las seis de la mañana.

“El albergue es muy simple, pero confortable. No tenemos elevadores, ni aire acondicionado”, dijo la Hna. Mángala.

El trabajo de las Misioneras ha tenido frutos “al lograr cambios en la gente a la que han ayudado”, dijo Marta María Gómez-Cortes, voluntaria hace casi dos años. Recordó el caso de una muchacha adicta a las drogas que fue recogida de la calle por las Misioneras. “Ella contó como las oraciones de las monjas la ayudaron e hicieron que se confesara después de muchos años sin hacerlo, y ahora es otra persona”.

“En esta casa he visto como estos hombres han llegado sin querer ni enseñarle la cara a uno y después son amistosos, confían en uno y uno puede confiar en ellos”, dijo América Galván, voluntaria desde el 2007. “Esta es la obra de la Madre Teresa”.

Todos los viernes en la Casa de las Misioneras de la Caridad de Miami se realiza la Hora Santa antes de ofrecer el comedor de beneficencia. Se reza el rosario en inglés y en español con los desamparados que desean asistir.

Fotógrafo: ROCIO GRANADOS | LVC

Todos los viernes en la Casa de las Misioneras de la Caridad de Miami se realiza la Hora Santa antes de ofrecer el comedor de beneficencia. Se reza el rosario en inglés y en español con los desamparados que desean asistir.

Obra que le fue reconocida innumerables veces cuando estaba viva, como el Premio Nobel de la Paz que le otorgaron en 1979. Después de su muerte en 1997, fue declarada beata solo seis años después por el Papa Juan Pablo II –ahora también santo. Este 4 de septiembre fue declarada santa por el Papa Francisco. Su día festivo es el 5 de septiembre, fecha de su muerte.

“La Madre Teresa hizo muchas gracias a muchas personas, especialmente a los más pobres de los pobres, porque Jesús le pidió que cuide a los pobres. Este es un momento de gracia para la Iglesia, para los pobres y especialmente para nosotras, las Misioneras de la Caridad, las hijas de Madre Teresa”, dijo la Hna. Inmacula.

“La Madre Teresa era muy maternal con todos siempre. Nos enseñó a ver el rostro de Jesucristo en cada persona, en cada abandonado, en cada desamparado. Ellos son los hijos de Dios, decía”, dijo la Hna. Anthony, quien conoció a la Madre Teresa cuando entró a la congregación en Calcuta hace más de 20 años.

Celebración de la canonización de la Madre Teresa de Calcuta en Miami 

En Miami, el Arzobispo Thomas Wenski ofició una Misa de agradecimiento por la canonización de la Madre Teresa el 4 de septiembre en la Catedral St. Mary. Ese mismo fin de semana, la catedral se hizo sede de una exhibición viajera sobre la vida de “la santa de los barrios pobres”. La exposición se trasladará a diferentes parroquias de la Arquidiócesis, incluyendo:

  • Del 9-11 de septiembre: Misión Notre Dame d'Haiti, 110 N.E. 62 St., Miami / 305-751-6289.
  • Del 16-18 de septiembre: Iglesia St. Mark, 5601 S. Flamingo Road, Southwest Ranches / 954-434-3777.
  • Del 23-25 de septiembre: Iglesia Our Lady of Guadalupe, 11691 N.W. 25 St., Doral / 305-593-6123.
  • Del 4-10 de octubre: Iglesia Nativity, 5220 Johnson St., Hollywood / 954-987-3300. 

Para obtener más información sobre los horarios y fechas de la exhibición puede llamar a la Oficina de  Culto al 305-762-1105. 

El Albergue de las Misioneras de la Caridad está situado en el 724 N.W. 17 St., Miami, 33136.


Las voluntarias del comedor de beneficencia de las Misioneras de la Caridad posan antes de servir la comida al primero de tres grupos de desamparados que reciben un plato de comida caliente. Desde la izquierda atrás, Melissa Guarino y Johana Vargas de la parroquia St. David, adelante Juana  Caballero, Rosa, Kathleen Leger y Marta María Gómez-Cortes.

Fotógrafo: ROCIO GRANADOS | LVC

Las voluntarias del comedor de beneficencia de las Misioneras de la Caridad posan antes de servir la comida al primero de tres grupos de desamparados que reciben un plato de comida caliente. Desde la izquierda atrás, Melissa Guarino y Johana Vargas de la parroquia St. David, adelante Juana Caballero, Rosa, Kathleen Leger y Marta María Gómez-Cortes.


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