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Feature News | Friday, July 12, 2019

Nada pudo detener sus sueños

Graduada de Pace obtiene beca para Dartmouth y práctica en Amazon

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MIAMI GARDENS | Cuando Vanessa Pérez Robles tenía 15 años, un primo de unos 20 años de edad que estaba de visitaba desde Colombia le preguntó qué quería estudiar en la universidad.

“Ingeniería”, respondió ella.

“¡Eso no es un trabajo para una chica!”, respondió su primo.

La reacción no le hizo cambiar de parecer. Pero notó que era de importancia para algunas de sus amigas en la escuela superior de Monsignor Edward Pace, quienes dudaron en cursar carreras en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM) debido a su reputación como un mundo exclusivo para los hombres.

Vanessa no quería que se rindieran. Por eso fue pionera en la escuela del Club de Mujeres en STEM, un espacio en el que las jóvenes pueden hablar, aprender, apoyarse e inspirarse mutuamente.

“Quizás para mí no, pero para otras muchachas es desalentador ser la única en una habitación llena de chicos que codifican o construyen robots y cosas por el estilo”, explicó Vanessa. “Así que quise crear un grupo que fuera más inclusivo” y que acogiera a las minorías. Algo “que yo no tenía”, señaló.

Programando: La estudiante de Mons. Edward Pace High, Vanessa Pérez Robles, escribe un programa de computadora durante una clase. Se acaba de graduar de la escuela con una beca de Amazon para Futuros Ingenieros, y una beca completa a la prestigiosa universidad de Dartmouth. Trabajando junto a Vanessa están Sabina Rivero y Chrystopher Creed.

Fotógrafo: CRISTINA CABRERA JARRO| FC

Programando: La estudiante de Mons. Edward Pace High, Vanessa Pérez Robles, escribe un programa de computadora durante una clase. Se acaba de graduar de la escuela con una beca de Amazon para Futuros Ingenieros, y una beca completa a la prestigiosa universidad de Dartmouth. Trabajando junto a Vanessa están Sabina Rivero y Chrystopher Creed.

Vanessa Pérez Robles, que se acaba de graduar de Monsignor Pace High School, se retrata aquí con su mamá, Yibis Robles, en la plazoleta de la escuela. A pesar de dificultades económicas, Yibis le enseñó a su hija que estudiara y trabajara duro por su futuro, lo cual le ha merecido una beca de Amazon para Futuros Ingenieros, una práctica en la sede de Amazon, y una beca completa para la prestigiosa universidad Dartmouth.

Fotógrafo: CRISTINA CABRERA JARRO| FC

Vanessa Pérez Robles, que se acaba de graduar de Monsignor Pace High School, se retrata aquí con su mamá, Yibis Robles, en la plazoleta de la escuela. A pesar de dificultades económicas, Yibis le enseñó a su hija que estudiara y trabajara duro por su futuro, lo cual le ha merecido una beca de Amazon para Futuros Ingenieros, una práctica en la sede de Amazon, y una beca completa para la prestigiosa universidad Dartmouth.

Sus propias actividades en STEM le han merecido una beca de Amazon para Futuros Ingenieros, por valor de $40,000, y una práctica en la sede de Amazon tras su primer año de universidad. Acaba de graduarse de Pace como la estudiante número dos de su clase, con un promedio general de 5.56 y una beca completa para la universidad más prestigiosa de sus sueños: Dartmouth.

 

FE Y TRABAJO ARDUO

No es que su camino haya sido fácil. El futuro de Vanessa es producto de angustia, fe, trabajo arduo, y caridad.

“Necesitamos luchar y ver la luz al final. Y siempre hay que rezar”, sostuvo Yibis Robles, madre de Vanessa, quien recuerda que oraba con sus hijas cada mañana de camino a la escuela.

Robles nació en Colombia. Cuando era niña, su familia se mudó a Venezuela, donde asistió a la universidad, se casó con el padre de Vanessa, y dio la bienvenida a su primera hija, Gabriela. Cuando Hugo Chávez llegó al poder, la familia se mudó a los Estados Unidos, donde nació Vanessa. Era pequeña cuando su padre las abandonó, y desde entonces no ha tenido contacto con él.

“Incluso ahora no desearía cualquier otra crianza,” compartió Vanessa. “Aunque haya sido difícil, aunque mi situación con mi padre haya sido muy traumática y mala, no lo cambiaría en lo absoluto porque me parece que no tendría el mismo carácter que tengo ahora por lo que sucedió”.

Vanessa se crió en lo que describe como “una fuerte familia matriarcal,” sola con su madre y su hermana. Atravesaron muchas dificultades económicas, y en un momento su madre tuvo tres empleos al mismo tiempo. Pero cuando llegó el momento para que sus hijas asistieran a la escuela, insistió en una educación católica. Acababan de mudarse a Miami Lakes y quiso matricularlas en la escuela de Our Lady of the Lakes.

“Mi madre visitó al Padre (James) Murphy (el párroco en aquel entonces, ya fallecido) y le dijo: ‘Por favor, sólo quiero poner a mis niñas en una buena escuela católica’, recordó Vanessa. Él las acogió y les ofreció ayuda para la matrícula. La parroquia también ayudó.


DE SEGUNDA MANO

“Recuerdo que a veces teníamos que ir a la iglesia para recoger comida en los días de Acción de Gracias. Obtenía ropa de segunda mano de la comunidad y de la iglesia”, compartió Vanessa.

A veces sentía que llamaba la atención, pues la mayoría de sus compañeros de clase tenían ambos padres y una situación económica cómoda. Pero la madre de Vanessa inculcó en sus hijas que el valor de la educación es inestimable.

Adelante con la robótica: La recien graduada de Pace, Vanessa Pérez Robles, trabaja con su maestra de ciencia, Hedda Falcón, creando robots construidos de piezas de Legos. Falcón fue una guía para Vanessa y la embulló a aplicar para la beca de Amazon para Futuros Ingenieros, la cual ganó.

Fotógrafo: CRISTINA CABRERA JARRO| FC

Adelante con la robótica: La recien graduada de Pace, Vanessa Pérez Robles, trabaja con su maestra de ciencia, Hedda Falcón, creando robots construidos de piezas de Legos. Falcón fue una guía para Vanessa y la embulló a aplicar para la beca de Amazon para Futuros Ingenieros, la cual ganó.

Las chicas dirigen: Integrantes del club Women in STEM (por su sigla en inglés, correspondiente a Ciencias, Tecnología, Ingeniería y Matemática) de Pace, colaboran en un ejercicio de robótica. Desde la izquierda: Kaylee González, Guadalupe Díaz y Vanessa Pérez Robles, que se acaba de graduar.

Fotógrafo: CRISTINA CABRERA JARRO| FC

Las chicas dirigen: Integrantes del club Women in STEM (por su sigla en inglés, correspondiente a Ciencias, Tecnología, Ingeniería y Matemática) de Pace, colaboran en un ejercicio de robótica. Desde la izquierda: Kaylee González, Guadalupe Díaz y Vanessa Pérez Robles, que se acaba de graduar.

“Aunque no tuviera la ropa mejor o una cantidad increíble de comida todos los días, al menos tenía mis calificaciones y no podían decirme que me faltaba inteligencia”, sostuvo.

En Our Lady of the Lakes se destacó académicamente, fue nombrada presidenta del consejo estudiantil y corría a campo traviesa. En la escuela intermedia, y motivada por la experiencia de su hermana en el equipo de voleibol de Pace, cambió de deporte y hasta se convirtió en la capitana del equipo.

Su interés en la ciencia y las matemáticas también surgió en la escuela intermedia. “En mi mente, me gustaba la aplicación de las cosas. Siempre pensé que la ciencia era chévere en ese sentido”, manifestó la joven.

Ansiaba una profesión práctica e innovadora, y la ingeniería se ajustó a ese perfil. En Pace, las clases orientadas a STEM le ayudaron a ver cómo la ingeniería ponía en práctica el aprendizaje académico, “y eso fue lo que me encantó. Cuando se encuentran esas aplicaciones, se pueden hallar soluciones a diferentes problemas que tenemos en el mundo”.

 

INTERESES AMBIENTALES

Una de sus clases favoritas fue la clase avanzada de Ciencias Ambientales. Al finalizar el curso, encontró un libro llamado The Age of Sustainable Development (La Era del Desarrollo Sostenible), escrito por Jeffrey Sachs, profesor de la Universidad de Columbia. El libro destaca el impacto del desarrollo sostenible en las personas que viven en la pobreza alrededor del mundo. Vanessa se dio cuenta de que, como ingeniera, podía ayudar tanto a las personas como al medio ambiente.

“Era un alcance muy amplio, y me encantó. Creo que ayudar al medio ambiente, ayudará a la gente. Si somos humanos y necesitamos el planeta para vivir, ¿por qué no ayudar al planeta para que la gente pueda vivir en él?”, sostuvo.

El verano pasado, participó en el programa de Young Global Scholars, de la Universidad de Yale, donde trabajó en innovaciones solares y tecnología. La experiencia también le sirvió como una muestra del sueño que tenía desde la infancia: estudiar en una universidad prestigiosa fuera de La Florida.

“Estaba dispuesta a construir mi propio avión y volar a la universidad si tenía que hacerlo, porque quería la experiencia de salir de Miami para conocer gente distinta en una atmósfera diferente a la de aquí”, indicó Vanessa.

Cuando comenzó a solicitar ingreso en las universidades, se dio cuenta de que, si bien Yale había sido excelente durante el verano, su experiencia como estudiante universitaria sería distinta. Muchas universidades no hacen hincapié en los programas de licenciatura y cuentan con asistentes para dar clases.

“Es frustrante, porque no estoy pagando $60,000 al año para que me enseñe un joven. La universidad es muy costosa y cuando gastas tanto dinero, necesitas asegurarte de que es ​​tu mejor opción”, aseveró.

Se decidió por Dartmouth, la más pequeña de las universidades prestigiosas, con poco más de 4,000 estudiantes. Fue aceptada en su programa Dartmouth Bound para estudiantes de la primera generación que cursan el último año de secundaria, y son de grupos minoritarios y de bajos ingresos.

“El hecho de que es más pequeña hace que sea más formidable. Ingresan menos personas. Es muy competitiva, definitivamente”, destacó Vanessa, quien espera que su historia inspire a otros a alcanzar su potencial máximo, independientemente de sus circunstancias.

“Se trabaja arduamente por lo que se necesita”, aseguró. “Si sabes que es algo que quieres, solo tienes que ir por ello”.

Las integrantes de STEM en Pace: la alumna de último año Vanessa Pérez Robes creó el grupo Women in STEM Club para que las estudiantes interesadas en el campo pudieran hablar, aprender, apoyarse e inspirarse mutuamente. Desde la izquierda aparacen Kaylee González, Guadalupe Díaz, Vanessa Pérez Robles, la maestra de ciencias y patrocinadora Bianca Acosta, Diana Cao, Anaíz González y Emily Medina.

Fotógrafo: CRISTINA CABRERA JARRO| FC

Las integrantes de STEM en Pace: la alumna de último año Vanessa Pérez Robes creó el grupo Women in STEM Club para que las estudiantes interesadas en el campo pudieran hablar, aprender, apoyarse e inspirarse mutuamente. Desde la izquierda aparacen Kaylee González, Guadalupe Díaz, Vanessa Pérez Robles, la maestra de ciencias y patrocinadora Bianca Acosta, Diana Cao, Anaíz González y Emily Medina.


 

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