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Feature News | Friday, June 30, 2017

Evangelizar con un bal�n de voleibol

Los rostros de los jóvenes del grupo Amén de la parroquia St. Louis dicen bien la alegría de la victoria, y en sus actitudes se refleja la expansión de regocijo que se produce cuando el esfuerzo mancomunado y la perseverancia rinden frutos.

Fotógrafo: DANIEL SHOER ROTH | LVC

Los rostros de los jóvenes del grupo Amén de la parroquia St. Louis dicen bien la alegría de la victoria, y en sus actitudes se refleja la expansión de regocijo que se produce cuando el esfuerzo mancomunado y la perseverancia rinden frutos.

Jóvenes de la agrupación Discípulos Amados de María, recién formada hace un año en la parroquia St. John the Apostle, obtuvieron el segundo lugar. Acostumbran a rezar el rosario en los hogares de sus miembros, discuten temas de actualidad y tienen previsto un paseo a Orlando para solidificar su hermandad.

Fotógrafo: DANIEL SHOER ROTH | LVC

Jóvenes de la agrupación Discípulos Amados de María, recién formada hace un año en la parroquia St. John the Apostle, obtuvieron el segundo lugar. Acostumbran a rezar el rosario en los hogares de sus miembros, discuten temas de actualidad y tienen previsto un paseo a Orlando para solidificar su hermandad.

Víctor Inga, capitán del equipo ganador Amén, sostiene el trofeo rodeado de jóvenes risueños que entrenaron durante seis meses. “Fue un sacrificio, no solamente de nosotros, sino también de nuestras familias”, afirmó Inga.

Fotógrafo: DANIEL SHOER ROTH | LVC

Víctor Inga, capitán del equipo ganador Amén, sostiene el trofeo rodeado de jóvenes risueños que entrenaron durante seis meses. “Fue un sacrificio, no solamente de nosotros, sino también de nuestras familias”, afirmó Inga.

En cuarto lugar quedó el equipo del grupo Young Adults, de la iglesia St. Augustine, compuesto mayormente por estudiantes bilingües graduados de la Universidad de Miami.

Fotógrafo: DANIEL SHOER ROTH | LVC

En cuarto lugar quedó el equipo del grupo Young Adults, de la iglesia St. Augustine, compuesto mayormente por estudiantes bilingües graduados de la Universidad de Miami.

MIAMI | Pocos meses después de emigrar de México a Miami, Karla Espinosa y Javier Landero comenzaron a asistir a Misa en la iglesia St. Dominic con la premura de pertenecer a la gran familia de los hijos de Dios. En una ocasión, hubo una feria en la parroquia donde se presentaron los diversos ministerios, entre estos el grupo de jóvenes adultos Luz Dominica. El matrimonio dejó sus datos personales y pronto lloverían sobre ellos invitaciones a los eventos.

Pese a su buena intención, siempre encontraban justificaciones para no asistir. Las reuniones suelen ser los viernes y la juventud de hoy siempre tiene compromisos. Hasta que los sedujo una invitación a jugar voleibol dos noches entresemana. “El deporte nos gusta y entonces dijimos ‘vamos a intentarlo’ ”, recuerda Espinosa, ingeniera de sistemas de 28 años. “Teníamos la inquietud de pertenecer a algún grupo de la Iglesia, porque el pertenecer te hace comprometerte más. El voleibol sirvió como un puente que nos hizo tomar la decisión de integrarnos”.

Se involucraron de lleno en la agrupación juvenil católica y, contra viento o marea, ya no faltan los viernes. “Ahí encontramos el apoyo para seguir en el camino. Si te caes, te ayudan a levantarte. Nos gusta estar rodeados de personas que tienen mas sabiduría en la Palabra”, explica.

Aunque estos días no está practicando deportes, dado que a finales de julio tendrá la bendición de dar a luz a su primera hija, Espinosa acompañó a su esposo Javier, también ingeniero, y al resto de los jugadores del equipo Luz Dominica al Torneo de Voleibol Hijos de María 2017, efectuado el sábado 24 de junio en Tamiami Park.

Su agrupación juvenil, conjuntamente con Voceros de Cristo de la iglesia St. Agatha y Young Adults Group de St. Augustine, fueron los organizadores del tercer torneo anual auspiciado por la Pastoral Juvenil Hispana de la Arquidiócesis de Miami. Compitieron delegaciones de siete parroquias –Santa Bárbara, St. Agatha, St. Augustine, St. Dominic, St. John the Apostle, St. Joseph y St. Louis– y del movimiento Encuentros Juveniles.

“El punto no es tanto competir, sino unir a la Pastoral Juvenil Hispana en más eventos”, observa Eddy Quintero, uno de los promotores. “Queremos dejar saber a la juventud que ser católico y evangelizar no es solamente ir de casa en casa, o ir a la iglesia, o reunirse en los grupos, sino que también por medio del deporte podemos alabar al Señor”.

Jugando voleibol los jóvenes adultos, en su mayoría inmigrantes católicos o hijos de inmigrantes, encuentran puntos de contacto con la vida cristiana. “Compartimos con nuestros hermanos y aunque estés jugando contra alguien, si se cae, dale la mano; pasó muchas veces aquí: manifestar ese amor hacia le prójimo”, agrega Quintero. “El punto es dejar saber a la juventud que no esta sola. Hay más gente dispuesta a creer en Dios y a vivir la religión por medio de diferentes métodos”.

La Iglesia está llamada a evangelizar toda la realidad, y los deportes son una escuela de valores –amistad, trabajo en equipo, solidaridad, humildad en triunfos y derrotas– que acerca a la juventud a la puerta de la evangelización. Lo ha declarado el Santo Padre Francisco a los Comités Olímpicos Europeos: “El vínculo entre la Iglesia y el deporte es una bella realidad que se ha consolidado a lo largo del tiempo, porque la Comunidad eclesial considera el deporte como un instrumento válido para el crecimiento integral de la persona humana. En efecto, la práctica deportiva estimula un sano espíritu de superación de nosotros mismos y de nuestros egoísmos, entrena el espíritu de sacrificio y si está bien orientado, favorece la lealtad en las relaciones interpersonales, la amistad y el respeto a las normas”.

Kelly Tarazona, líder del grupo Luz Dominica de la parroquia St. Dominic, recibe el trofeo del tercer lugar. El equipo entrena dos veces por semana en un parque cercano y antes de empezar oran en comunidad. Gracias al deporte han reclutado a nuevos fieles para participar en otras actividades pastorales.

Fotógrafo: DANIEL SHOER ROTH | LVC

Kelly Tarazona, líder del grupo Luz Dominica de la parroquia St. Dominic, recibe el trofeo del tercer lugar. El equipo entrena dos veces por semana en un parque cercano y antes de empezar oran en comunidad. Gracias al deporte han reclutado a nuevos fieles para participar en otras actividades pastorales.

Con gran entusiasmo y, sobre todo, con un excelente espíritu de equipo, uno de los principios primordiales del voleibol, los muchachos de la Pastoral Juvenil Hispana se divierten de una manera sana, siempre guiados por los valores cristianos.

Fotógrafo: DANIEL SHOER ROTH | LVC

Con gran entusiasmo y, sobre todo, con un excelente espíritu de equipo, uno de los principios primordiales del voleibol, los muchachos de la Pastoral Juvenil Hispana se divierten de una manera sana, siempre guiados por los valores cristianos.

Así lo considera también Jackie Gadea, coordinadora del grupo Amén de la parroquia St. Louis, ganador del torneo de voleibol. “Esto es parte de la Nueva Evangelización; la manera de llegar al joven es por medio del deporte. Muchos chicos no van a las reuniones de temas espirituales y sí vienen al voleibol. Cada sesión de entrenamiento la comenzamos con una oración”, relata la feligresa de 30 años de ascendencia nicaragüense, al destacar que el grupo además presta servicio en el ámbito de la justicia social.

Al día siguiente, presentaron el trofeo a su congregación durante la Misa dominical con la alegría de la victoria y el regocijo que despierta el esfuerzo mancomunado y la perseverancia cuando rinden frutos. El equipo entrenó durante seis meses, según su capitán Víctor Inga. Algunos miembros tenían experiencia previa en ligas menores, pero la mayoría empezó desde cero hace tres años, cuando se constituyó el equipo para participar en la primera edición del torneo Hijos de María.

“Sentimos mucha felicidad, mucha alegría, mucha emoción. Es el resultado de un largo trabajo. Fue un sacrificio, no solamente de nosotros, sino también de nuestras familias”, confiesa Inga, peruano de 31 años. Jugar en estos equipos –subraya– “nos une más en el grupo, y no solo al de nuestra iglesia, sino a los de otras iglesias porque nos conocemos aquí y somos una gran Iglesia Católica”.

El trofeo de segundo lugar lo ganó el grupo Discípulos Amados de María de la parroquia St. John the Apostle, tras una aguerrida final donde todos los jugadores dejaron una encomiable imagen de su desempeño. Este grupo de adultos jóvenes apenas se formó hace un año con tres personas en el seno de una comunidad de fieles de edad avanzada. Hoy acoge a 14 miembros -que viajarán próximamente a Orlando en aras de solidificar la naciente hermandad.

Olga Rodríguez, nicaragüense de 33 años, coordina el grupo. A menudo, afirma, prevalece una imagen desvirtuada de la juventud católica: “Los hermanos separados piensan que los católicos somos aburridos, y no, no somos aburridos. Yo le digo a los muchachos: ‘nosotros somos católicos alegres’. Como dice el Papa, no tenemos que ser católicos con cara aburrida. Tenemos que ser alegres para que la gente vea a Cristo en nosotros, y más si somos jóvenes. Los jóvenes no estamos perdidos, estamos en la Iglesia, estamos fuertes cada día trabajando para el Señor”.

En palabras de Francisco, los jóvenes son “el campo de la fe”, “los atletas de Cristo”… Y en Miami juegan voleibol.

Daniel Shoer Roth es el autor de la biografía autorizada de Mons. Agustín Román “Pastor, Profeta, Patriarca” publicada por la Ermita de la Caridad.

Jugadores de los cuatro equipos semifinalistas del Torneo de Voleibol, Hijos de María 2017, auspiciado por la Pastoral Juvenil Hispana de la Arquidiócesis de Miami, celebran la Fe y la amistad tras culminar el campeonato en Tamiami Park.

Fotógrafo: DANIEL SHOER ROTH | LVC

Jugadores de los cuatro equipos semifinalistas del Torneo de Voleibol, Hijos de María 2017, auspiciado por la Pastoral Juvenil Hispana de la Arquidiócesis de Miami, celebran la Fe y la amistad tras culminar el campeonato en Tamiami Park.

 

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