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Feature News | Monday, August 01, 2016

Capacitar a los padres para que sean mejores hombres

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Theron Brown, padre y cliente del Proyecto José, habla con el personal del programa y los voluntarios.

Fotógrafo: TOM TRACY | FC

Theron Brown, padre y cliente del Proyecto José, habla con el personal del programa y los voluntarios.

HOLLYWOOD | Cuando el Hno. Jay Rivera comenzó como voluntario en los centros de embarazos en crisis auspiciados por la Arquidiócesis, notó que las madres tomaban clases y consultaban al personal, mientras que era típico que los padres se sentaran en la acera o en sus vehículos.

En muchos casos, la vida de un niño no nacido pendía de un hilo. El Hno. Jay dio por hecho que el papel del padre sería importante en el futuro del niño, si es que al niño se le daba la oportunidad de nacer.

Siete años más tarde, tras buscar en todo el país buenos planes de estudios sobre la paternidad para seguirlos, su Proyecto José se destaca como un servicio único para embarazos en crisis dirigido a padres del Sur de La Florida, jóvenes y mayores de cualquier origen, que lleguen a uno de varios centros arquidiocesanos del ministerio de Respeto a la Vida.

“Una madre me preguntó de qué se tratan las clases de paternidad y le respondí que ayudamos a hombres buenos para que se conviertan en padres buenos. Capacitamos a los hombres para que planifiquen su futuro y se relacionen con sus hijos”, recordó el religioso. “Ella comentó: ‘Sí, el padre de mi hijo necesita eso’”.

“Entonces, un día ella lo trajo como una madre deja a un niño en la escuela”, dijo el Hno. Jay con su característica risa, que denota una vida de crianza familiar y experiencias propias.

Tras la muerte de su esposa, Jay Rivera se convirtió en el padre soltero de dos hijos. Cuando su hijo menor terminó la secundaria, se unió a una comunidad franciscana.

Más adelante, después de enseñar a niños autistas en Miami durante un tiempo, fundó una comunidad singular de hombres dedicados al trabajo provida: los Franciscanos por la Vida, con sede en Pembroke Pines.

Los Hermanos sirven y ofrecen capacitación para el Proyecto José, un programa conjunto de los Franciscanos por la Vida y el Ministerio de Respeto a la Vida, de la Arquidiócesis de Miami. Cada semana, el Proyecto José ofrece clases y tutoría para hombres, además de acceso a una tienda de artículos para niños y bebés que se pueden comprar con “Daddy Dollars”, vales que se obtienen por asistir a las clases.

Joe King, a la izquierda, y Roldan Pierre Louis son dos voluntarios del Proyecto José del Ministerio de Respeto a la Vida de  la Arquidiócesis de Miami.

Fotógrafo: TOM TRACY | FC

Joe King, a la izquierda, y Roldan Pierre Louis son dos voluntarios del Proyecto José del Ministerio de Respeto a la Vida de la Arquidiócesis de Miami.

Algunos hombres que asisten a las clases son adolescentes, mientras que otros son padres “más experimentados” —alrededor de los 50 años de edad—, que admiten carecer de un sentido pleno de la responsabilidad parental.

Aunque no es una agencia de servicios sociales, el personal y los voluntarios del Proyecto José (algunos son antiguos clientes y muchos son miembros de parroquias cercanas) pueden referir a los padres a otros recursos en la comunidad, incluyendo el cuidado de salud o dental a bajo costo.

Romper el hielo
No es fácil romper el hielo con los padres o futuros padres reacios. Los temas relacionados con el aborto no pueden abordarse de manera desafiante, explicó el Hno. Jay, quien dirige el programa.

“Todo el asunto de la natalidad es una cuestión de justicia, y le digo a la gente que todo ser humano tiene derecho a nacer y tener sustento para sus necesidades. Si los padres no pueden proporcionarlo, entonces nosotros ayudamos”, indicó.

Cuando los padres llegan por primera vez, se sienten temerosos, enojados o confundidos. Pero a menudo, después de 18 semanas de reuniones con mentores y otros hombres en sesiones de grupos pequeños, están dispuestos a asumir la responsabilidad paternal, dijo.

“Estos papás vienen con una mezcla de emociones, ninguna de ellas muy positiva, y los vemos evolucionar y convertirse en hombres adultos, y decir cosas como, ‘quiero hacer esto o aquello por mi hijo’”.

“Y ahora comienzan a mirar hacia adelante en lugar de temer el futuro. En vez de preocuparse sobre ‘cómo voy a pagar las cuentas’ o alimentar otra boca, están pensando: ‘quiero enseñar a mi hijo a jugar baloncesto’, o ‘quiero mudarme a otra ciudad donde haya un mejor sistema escolar’”.

Roldan Pierre Louis ya era padre cuando encontró el Proyecto José. Primero como cliente y ahora como voluntario, desea que más padres aprovechen el programa como una manera de ayudar a las madres de sus hijos con la responsabilidad de la crianza.

“En la sociedad actual, no se ven suficientes padres tratando de serlo. Descargan todo el peso sobre las mujeres. Pero nosotros, como hombres, debemos dar el ejemplo”, dijo Louis, un haitianoestadounidense.

Dijo que, a través del Proyecto José, aprendió muchas técnicas buenas sobre la crianza y la disciplina de los niños al pasar tiempo con padres más experimentados. Joe King, uno de los mentores del Proyecto José, dijo que motiva a las madres para que aprecien el valor de regresar al centro con el padre de su bebé, ya sea que estén viviendo juntos o separados.

Humildad
“Ha sido gratificante ver llegar a los padres”, dijo King, miembro de la parroquia St. Edward, en Pembroke Pines. Católico de toda la vida y nativo de Chicago, dijo que él mismo fue producto de un “embarazo problemático”, en términos médicos, y por eso se sentía atraído por el ministerio provida.

No todas las madres jóvenes están dispuestas a que el padre de su futuro hijo esté más involucrado, dijo King.

“He sugerido que en algún momento quisiera ir a hablar con las mujeres y ofrecerles un punto de vista masculino para que ellas entiendan que nosotros, los hombres, pensamos distinto y nuestros cerebros funcionan de manera diferente”, dijo.

Al Hno. Jay le agrada decirles a las parejas —que con mucha frecuencia no están casadas— que cada niño merece tener una madre y un padre. Pero si están viviendo juntos, deben estar casados; y si viven separados, ambos deben estar involucrados en la crianza.

“Si no están casados (y viven juntos), ¿qué le dice eso al niño? Que cualquiera de ellos puede irse en cualquier momento, y eso añade estrés y ambigüedad a la vida del niño”, explicó el Hno. Jay.

“Los padres pueden separarse con armonía, pero permaneciendo unidos en el proyecto de la crianza, y pasar tiempo con el niño como mamá o papá. No es la situación ideal, pero es preferible a que alguien abandone la casa”, agregó.

“Además, uno no debe casarse con quien uno no esté enamorado. Nunca antes han escuchado estas palabras”.

 

Theron Brown, padre y cliente del Proyecto José, habla con el personal del programa y los voluntarios. Detrás a la derecha el Hno. Jay Rivera, fundador de los Franciscanos por la Vida y del Proyecto José.

Fotógrafo: TOM TRACY | FC

Theron Brown, padre y cliente del Proyecto José, habla con el personal del programa y los voluntarios. Detrás a la derecha el Hno. Jay Rivera, fundador de los Franciscanos por la Vida y del Proyecto José.



 

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