By Ana Rodriguez Soto - The Archdiocese of Miami

Fotógrafo: ANA RODRIGUEZ-SOTO | FC
V�ctor Andr�s Triay, profesor de historia en Middlesex Community College, de Madison, Connecticut, y autor de �Fleeing Castro: Operation Pedro Pan and the Cuban Children�s Program�, habla durante la conferencia de los Pedro Pan.
�Yo no sab�a que hab�a 14,000 de nosotros�, dijo Carlos Eire, profesor de historia en Yale y uno de los hijos de la Operaci�n Pedro Pan, que ha escrito dos libros sobre su experiencia, �Waiting for Snow in Havana� y �Learning to Die in Miami�.
�Nadie en Cuba la llam� Operaci�n Pedro Pan�, dijo V�ctor Andr�s Triay, profesor de historia en Middlesex Community College, de Madison, Connecticut, y autor de �Fleeing Castro: Operation Pedro Pan and the Cuban Children�s Program�.
�Fue un proceso evolutivo. Sucedi� en todos los �mbitos, en diferentes lugares y en diferentes momentos�, dijo Triay.
Por la parte cubana, el plan original implicaba sacar de la isla a 200 ni�os cuyos padres estaban involucrados en actividades anticastristas. A los padres les preocupaba lo que pasar�a con sus hijos si eran muertos o capturados, por lo que se acercaron a James Baker, director de la Academia Ruston de La Habana. La soluci�n inicial de Baker fue abrir una escuela para ellos en Miami.
Aproximadamente al mismo tiempo, en noviembre de 1960, un muchacho de 15 a�os de edad llamado Pedro, que hab�a sido enviado desde Cuba a vivir con parientes en Miami, lleg� a la oficina de un sacerdote irland�s que trabajaba en Miami, el Padre (que m�s tarde ser�a Monse�or) Bryan O. Walsh. El sacerdote dirig�a la Oficina Cat�lica de Bienestar (ahora Caridades Cat�licas), que era entonces, fundamentalmente, una agencia de atenci�n a los ni�os y de adopci�n, con cerca de 80 ni�os bajo su cuidado.
Los familiares de Pedro no hab�an podido cuidar de �l, y el muchacho hab�a sido encontrado en las calles, muy delgado por la falta de alimentaci�n.
�Walsh vio esto como una indicaci�n de lo que vendr�a�, dijo Triay. �Walsh percibi� acertadamente que esto iba a crecer�.
De alguna manera, Baker se reuni� con el P. Walsh, quien sugiri� que, en lugar de enviarlos a un internado, Baker deb�a enviar los ni�os a Miami con visas de estudiante. Ser�an matriculados en Coral Gables Senior High School, y organismos religiosos como la Oficina Cat�lica de Bienestar asumir�an la responsabilidad de su cuidado; el gobierno federal proporcionar�a los fondos.
�En ese momento, nadie pod�a imaginar en lo que iba a convertirse aquello�, dijo Triay.
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La primera lista de estudiantes que Baker envi� a Mons. Walsh conten�a 125 nombres. Nadie sab�a si llegar�an a la vez. Mons. Walsh los esperaba el d�a de Navidad de 1960, pero los dos primeros llegaron un d�a despu�s.
Mientras tanto, en Cuba, hab�a rumores de que �Castro iba a anunciar que no se permitir�a salir a m�s ni�os�, dijo Triay. Un grupo de 100 ni�os ya hab�a sido enviado a Rusia, alimentando a�n m�s los rumores de que el gobierno abolir�a la patria potestad �el derecho de los padres a criar y educar a sus hijos.
El 3 de enero de 1961, la embajada de los Estados Unidos en La Habana cerr� sus puertas. Sin posibilidad de obtener visas de estudiante, parec�a que el �xodo hab�a terminado, dijo Triay.
Sin embargo, Baker hab�a dejado a gente en La Habana �personas que ten�an conexiones con las aerol�neas KLM y Pan American Airways, personas con conexiones con la embajada brit�nica� que estaban trabajando para establecer maneras de sacar a los ni�os a trav�s de Jamaica, donde podr�an obtener visas de estudiante para los Estados Unidos.
Al mismo tiempo, un funcionario del Departamento de Estado plante� la posibilidad de emitir exenciones de visados �una hoja de papel con la renuncia a exigir una visa de los Estados Unidos debido a una situaci�n de emergencia.
Mons. Walsh ten�a �carta blanca� para emitir las exenciones de visados a cualquier ni�o entre las edades de 6 y 16 a�os. El sacerdote envi� los documentos con s�lo su firma a Cuba, donde era posible completar el resto de la informaci�n. En Cuba, fueron copiadas y distribuidas por una amplia red clandestina, que inclu�a las escuelas cat�licas, a sacerdotes locales y diplom�ticos. Se entregaron tantas, que cuando los vuelos Habana-Miami terminaron en 1962, se calcula que unos 80,000 ni�os ten�an exenciones de visados que no pudieron utilizar.
�La mayor�a de las exenciones de visado ten�an una firma copiada�, dijo Triay. �Visados falsos� tambi�n se estaban haciendo en Jamaica, y durante unos meses, hasta que el gobierno cubano lo detuvo, las aerol�neas pudieron sacar a los ni�os mediante el sencillo procedimiento de confirmar que una exenci�n de visado les esperaba en Miami.
La salida paulatina de ni�os no acompa�ados se convirti� en un verdadero flujo en la primavera de 1961, tras el fracaso de la invasi�n de Bah�a de Cochinos. Para entonces, Castro hab�a expropiado todas las empresas privadas, cerrado todas las escuelas privadas y religiosas y expulsado a los sacerdotes y religiosos que las operaban.
Los campamentos del sur de la Florida se convirtieron principalmente en centros de procesamiento, donde los ni�os eran alojados hasta que se hicieran arreglos m�s permanentes para ellos. Alrededor de la mitad de los ni�os que llegaron fueron enviados de inmediato a vivir con parientes que ya estaban en los Estados Unidos, y la otra mitad fue albergada en casas para grupos peque�os, casas de acogida, orfanatos e internados en diversos lugares de los Estados Unidos.
Por �ltimo, Mons. Walsh contrat� a 95 agencias profesionales de atenci�n infantil en 35 estados, dijo Triay. Tambi�n se asegur� de que los ni�os que no eran cat�licos �alrededor de 300 eran jud�os, y 700 eran protestantes� fueran puestos en manos de agencias protestantes o jud�as.
En 1966, menos de un a�o despu�s de iniciarse los Vuelos de la Libertad, s�lo unos 500 ni�os cubanos permanec�an en casas de acogida u orfanatos, dijo Triay.
Se�al� que �hay una batalla sobre la historia de esto�, pues algunos afirman que la CIA utiliz� el miedo como t�ctica para poner en marcha el �xodo con el fin de desprestigiar a Castro.
�Todo lo que los padres predijeron que iba a pasar, pas�. Y tal vez, incluso peor de lo que ellos podr�an haber imaginado", dijo Triay, refiri�ndose al adoctrinamiento comunista y a la p�rdida de los derechos paternos. �No ten�an que enviar a los ni�os a Rusia. Hab�an tra�do la Uni�n Sovi�tica a Cuba�.
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