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Feature News | Thursday, December 15, 2011

Pedro Pan 50 a�os despu�s

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Una imagen de la Virgen de la Caridad se ve acompañada por fotografías de muchachos Pedro Pan en los campos de la Florida donde la iglesia cuidaba de ellos.

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Una imagen de la Virgen de la Caridad se ve acompañada por fotografías de muchachos Pedro Pan en los campos de la Florida donde la iglesia cuidaba de ellos.

Carlos Eire vino a los EE.UU. por la Operación Pedro Pan a los 11 años y ahora es profesor de historia en Yale. Ha escrito dos libros sobre su experiencia: "Nieve en la Habana" y "Miami y Mis Mil Muertes."

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Carlos Eire vino a los EE.UU. por la Operación Pedro Pan a los 11 años y ahora es profesor de historia en Yale. Ha escrito dos libros sobre su experiencia: "Nieve en la Habana" y "Miami y Mis Mil Muertes."

 MIAMI BEACH - Es una de las ironías de la historia que, a pesar de la propensión de los cubanos a exagerar, muy pocas personas están enteradas de la Operación Pedro Pan, el mayor éxodo de niños refugiados en el hemisferio occidental.

“Piensan que estamos exagerando, cuando en realidad no lo estamos. Casi nadie está enterado de Pedro Pan, a excepción de los cubanos”, dijo Carlos Eire, profesor de historia en Yale y un hijo de Pedro Pan que ha escrito dos libros sobre su experiencia: “Waiting for Snow in Havana” y “Learning to Die in Miami”.

“El silencio que rodea a nuestra historia es ensordecedor”, dijo Eire ante una audiencia de integrantes de la operación “Pedro Pan”, que se reunieron para una conferencia académica y un encuentro de fin de semana en conmemoración del 50 aniversario del éxodo –un éxodo que comenzó en diciembre de 1960 y terminó en octubre de 1962, cuando la crisis de los misiles de Cuba cerró los vuelos directos entre Miami y La Habana.

La fecha de la conferencia, del 18 al 20 de noviembre, coincidió con el momento medio de la operación de 22 meses de duración, en que más de 14,000 menores de 17 años salieron de Cuba sin acompañantes hacia los Estados Unidos, donde la Iglesia Católica se hizo responsable de su bienestar hasta que pudieran reunirse con sus padres.

La conferencia reunió a unos 150 Pedro Pan que actualmente viven en el sur de la Florida y otras partes de los Estados Unidos. Su objetivo fue combinar la investigación académica con las experiencias personales de los Pedro Pan y reflexionar sobre el legado que podrían trasmitir a las futuras generaciones de cubanos.

“Nunca habíamos tenido algo como esto antes”, dijo Carmen Valdivia, vicepresidenta primera de la junta directiva de Operation Pedro Pan Group, Inc, la organización formada en 1991 por los antiguos niños de Pedro Pan. “Esto es mirar hacia atrás y mirar hacia adelante”.

“Es importante que todos nosotros recojamos nuestra historia, para que otros la lean”, dijo Eire, especialmente ahora que esa historia está siendo negada por algunos y “torcida” por otros. “Tenemos que evitar situaciones como la que obligó a nuestros padres a enviarnos al exterior”.

Los Pedro Pan se encuentran actualmente en el proceso de filmar las historias orales de sus padres, que enviaron a sus hijos al extranjero con sólo una exención de visado que les permitió entrar a los Estados Unidos, y una fe ciega en la Iglesia Católica. Con el tiempo, esperan grabar sus propias historias, que algunos, como Eire, ya han escrito.

Pero si no hubiera sido por la saga de Elián González en el año 2000, es posible que Eire nunca hubiera escrito su primer libro de memorias, “Waiting for Snow in Havana”.

Durante años, dijo, se guardó su historia para sí mismo, aún cuando otros de su ámbito académico “me daban su visión sobre lo maravillosa que fue la revolución cubana. Era demasiado doloroso”.

José Azel: Llegó a los EE.UU. como Pedro Pan y ahora trabaja como asociado principal de investigaciones para el Institute for Cuban and Cuban-American Studies de la Universidad de Miami. Fue uno de los fundadores de Pediatrix Medical Group y es autor de "Mañana in Cuba."

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José Azel: Llegó a los EE.UU. como Pedro Pan y ahora trabaja como asociado principal de investigaciones para el Institute for Cuban and Cuban-American Studies de la Universidad de Miami. Fue uno de los fundadores de Pediatrix Medical Group y es autor de "Mañana in Cuba."

Elián, el niño cuya madre murió en el mar tratando de salir de Cuba, y cuyos familiares de Miami lucharon posteriormente por su custodia contra su padre, residente en la isla, “lo representaba todo para mí sobre nuestra historia”, dijo Eire. “Este muchacho era un símbolo. Él era yo. Era cada uno de ustedes. Era todos los cubanos que aún quedan en Cuba”.

Entre quienes hablaron en la conferencia estuvieron:
  • Armando Valladares, que cumplió 22 años como preso político en Cuba, durante los cuales escribió su primer libro, “Desde mi silla de ruedas”. Valladares fue nombrado por el presidente Ronald Reagan como embajador de los Estados Unidos ante la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.
  • Dermot O'Brien y Roisin Ferry Roisin, sobrino y sobrina, respectivamente, de Monseñor Bryan Walsh, y Chris Baker, hijo de James Baker, que reflexionaron sobre el legado de sus familiares;
  • Juan Clark, profesor emérito de sociología de Miami-Dade College, que ubicó el éxodo de Pedro Pan en el contexto de la historia cubana antes y después de Fidel Castro;
  • Varios de los autodenominados “Pedros sin Pan”, niños que habían obtenido la exención de visado, pero que no lograron salir de la isla hasta el año 1980 o después. Muchos de ellos fueron obligados a trabajar, siendo adolescentes, en los campamentos de trabajos agrícolas cubanos, conocidos por la sigla UMAP, que para ellos fueron semejantes a “campos de concentración”.
  • Un representante de cada uno de los tres grupos religiosos –católicos, judíos y protestantes¬– incluidos entre los niños de Pedro Pan;
  • José Azel, investigador adjunto del Instituto de Estudios Cubanos y Cubano-Americanos de la Universidad de Miami, y también un Pedro Pan, que ha escrito un libro sobre el futuro de Cuba, “Mañana en Cuba”.
“Nosotros somos, tal vez, la mejor prueba disponible del fracaso –del terrible fracaso– de la llamada Revolución Cubana”, dijo Eire. “Qué fue lo que impulsó a los padres a enviar lejos a sus hijos?”

Juan Clark: Un veterano de Bahia Cochinos, y profesor emérito de sociología en Miami Dade College, quien ha estudiado el éxodo cubano y las condiciones en la isla durante los últimos 40 años.

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Juan Clark: Un veterano de Bahia Cochinos, y profesor emérito de sociología en Miami Dade College, quien ha estudiado el éxodo cubano y las condiciones en la isla durante los últimos 40 años.

LA DESESPERACIÓN
“No podremos entender la desesperación” de los balseros y de los padres de Pedro Pan, dijo Clark, hasta que comprendamos la diferencia entre un régimen autoritario como el de Fulgencio Batista, y un régimen totalitario como el de Castro.

“En la época de Batista, uno podía ser neutral y nada le sucedía”, dijo Clark, que fue paracaidista durante la invasión de Bahía de Cochinos, y que fue capturado y más tarde regresó a los Estados Unidos, como él dijo, a cambio de “50,000 dólares en aspirinas y Alka-Seltzer”.

Bajo un régimen totalitario, “el individuo se ve a sí mismo totalmente indefenso y sin esperanza. Es por eso que las personas deciden que es mejor saltar a una balsa de tubos, y es por eso que sus padres tomaron la decisión que tomaron”, dijo Clark. “A mediados de 1960 era imposible hacer nada pacíficamente en contra de Castro”.

Clark también señaló que el peor temor de los padres cubanos –la abolición de la patria potestad, o el derecho a criar y educar a sus hijos de acuerdo a su voluntad– “nunca ocurrió oficialmente. Pero sí ocurrió extraoficialmente cuando (Castro) tomó el control total del sistema educativo en 1961”.

Maria de la Milera: Salió de Cuba a los 12 años y fue a vivir con su hermana al orfelinato Maryvale en Los Angeles donde estuvo cuatro años.

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Maria de la Milera: Salió de Cuba a los 12 años y fue a vivir con su hermana al orfelinato Maryvale en Los Angeles donde estuvo cuatro años.

LA SÚPLICA DE UNA NIÑA
“No fue la CIA la que vino a mi casa y le dijo (a mi madre) que me enviara para acá. Fui yo, que me puse de rodillas y le dije a mi madre: ‘Por favor, sácame de aquí’”, dijo María de la Milera, que tenía 12 años cuando cuatro partidarios de Castro –cuyas vidas habían sido salvadas unos pocos meses antes por su padre– fueron a arrestarlo y a saquear su casa.

La familia pasó tres años escondida en La Habana antes de que De la Milera saliera rumbo a los Estados Unidos como parte de la operación Pedro Pan. Durante cuatro años, vivió en el orfanato de Maryvale, en Los Angeles, dirigido por las Hijas de la Caridad.

“Si te digo que fue fácil, estoy mintiendo”, dijo ella, señalando que el orfanato albergaba a niños provenientes de familias muy disfuncionales. Yo nunca he estado expuesta a las situaciones que algunas de las niñas habían experimentado”.

Las hermanas que dirigían el orfanato le ofrecieron un consejo: “Tú puedes enseñarles que hay familias normales cuyos hijos tienen una infancia normal. Ellas te enseñarán lo que a ti te hace falta saber sobre la vida fuera de aquí”, recordó De la Milera.

“Ellas me ayudaron a entender cuál es mi misión en la vida, y es ayudar a los demás”, dijo. “Doy gracias a Dios todos los días por haberme dado la experiencia, y doy gracias a mis padres todos los días por tomar la decisión”.

Martha Ortega, de 90 años, estuvo separada de su segundo hijo, Eduardo Rabel, durante 18 años. Ella lo mandó a EE.UU. por medio de Pedro Pan cuando el tenía 16 años.

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Martha Ortega, de 90 años, estuvo separada de su segundo hijo, Eduardo Rabel, durante 18 años. Ella lo mandó a EE.UU. por medio de Pedro Pan cuando el tenía 16 años.

LA DECISIÓN DE UNA MADRE
Marta Ortega estuvo separada de dos de sus tres hijos durante 18 años. El mayor dejó Cuba a los 18 años, e ingresó en el Ejército de los Estados Unidos. Su hijo intermedio, Eduardo Rabel, tenía 16 años cuando ella lo envió a los Estados Unidos con una exención de visado.

Ortega había visto los libros de texto que les estaban dando a sus hijos en la escuela, y no le gustaban. “Toda la literatura que había era marxista-leninista”, dijo Ortega, que ahora tiene 90 años.

En aquel momento, ella estaba divorciada del padre de sus hijos, que apoyó al régimen inicialmente. “Mis hijos se van de Cuba”, le dijo en términos inequívocos, obligándolo prácticamente a que les diera su permiso.
Pero sólo Eduardo salió. Ortega y su hijo menor, entonces de 6 años, tuvieron que quedarse.

“Yo pensaba venir con él y con mi madre. Pero vino la Crisis de Octubre, y los cohetes, y tuve que quedarme”, dijo.

Ella y su hijo menor salieron finalmente en 1980, durante el éxodo del Mariel. En los años intermedios, dijo, sufrió el acoso constante por parte del gobierno. Perdió su trabajo. Se le dijo que podía irse, pero no con su hijo.

Incluso su ex marido –que se había vuelto a casar– fue objeto de represalias por haberles dado a los niños el permiso para abandonar la isla. Se las arregló para salir volando con un pequeño avión hasta Miami, pero cuando volvió en una lancha rápida para sacar a su esposa e hijos, fue capturado. Murió en la cárcel.

“Sufrí mucho. Pero no me arrepiento. Si tuviera que hacerlo de nuevo, lo haría”, dijo Ortega. Irónicamente, agregó, durante esos 18 años de separación, “leí un montón de literatura marxista-leninista”.

Emilio Izquierdo: Recuerda los trabajos forzados en los campos de Cuba cuando siendo un adolescente se vio forzado a participar en las Unidades Militares de Ayuda a la Producción (UMAP).

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Emilio Izquierdo: Recuerda los trabajos forzados en los campos de Cuba cuando siendo un adolescente se vio forzado a participar en las Unidades Militares de Ayuda a la Producción (UMAP).

 
Armando Valladares: Prisionero de conciencia cubano durante 22 años, ha escrito varios libros, incluyendo su primero, "Desde Mi Silla de Ruedas", que escribió en prisión. El Presidente Reagan lo nombró embajador de los EE.UU. a la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.

Fotógrafo:

Armando Valladares: Prisionero de conciencia cubano durante 22 años, ha escrito varios libros, incluyendo su primero, "Desde Mi Silla de Ruedas", que escribió en prisión. El Presidente Reagan lo nombró embajador de los EE.UU. a la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.

LA PEOR SUERTE
En sus breves comentarios, Valladares elogió a los miles de padres y madres como Ortega, por su “amor y abnegación … pensando únicamente en sus hijos”.

Si se hubieran quedado, les dijo a los Pedro Pan, “muchos de ustedes hubieran terminado en la cárcel. A muchos de ustedes los hubieran fusilado”.

“Lo que más nos faltaba era la esperanza”, dijo María Argelia Vizcaíno, una entre los 80,000 niños que se quedaron con la exención de visado cuando las aerolíneas dejaron de volar entre Miami y La Habana. “Muchos fueron enviados a Rusia y a otros países socialistas. ... Los padres no tenían derecho a escoger nuestras escuelas y nuestra enseñanza”.

Emilio Izquierdo, que fue enviado a los campos de trabajo agrícola por ser “negativo al proceso revolucionario”, y que ahora dirige la Asociación UMAP, un grupo de veteranos de los campos de trabajo, dijo: “Aunque nosotros nos sonreímos, eso fue una historia de horror”.

Agregó que “no sólo 14,000 Pedro Pan; no sólo 25,000 o 30,000 del UMAP”, sino “cientos de miles” más, por el bien de sus hijos, optaron por arriesgar sus vidas en el mar durante el Mariel y los éxodos posteriores de Cuba.

“Somos cientos de miles de Pedro Pan”, dijo Izquierdo.

Fotos por Ana Rodriguez-Soto | FC


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