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Columns | Monday, September 13, 2010

�H�gase Tu voluntad"

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�H�gase Tu voluntad�� As� es como Jes�s nos ense�a a orar: �H�gase Tu voluntad en la tierra como en el cielo�. En otras palabras, �Dios, hazlo a Tu manera, pues Tu manera es la mejor manera. Tu manera es la que lleva a la vida eterna, a la verdadera dicha y felicidad. Tu manera es la manera del amor�.

Por eso es que aun en Su agon�a, en el huerto de Getseman�, Jes�s ora: �Padre, que no se haga mi voluntad, sino la tuya�. Y as� es exactamente c�mo Jes�s nos ense�a a orar, pues la oraci�n cristiana no es un intento por tratar de cambiar la mente de Dios, sino la b�squeda de conocer la mente de Dios y, al lograrlo, buscar la valent�a para seguirla. �H�gase Tu voluntad en la tierra como en el cielo�.

Sin embargo, con demasiada frecuencia caemos en la �manera pagana� de oraci�n: negociamos con Dios, buscamos �sobornarle� al hacerle promesas que sabemos que no podremos o no vamos a cumplir; o buscamos cansarlo con nuestras s�plicas insistentes. �Cu�ntas veces encontramos a una persona que ha perdido la fe porque una oraci�n aparentemente no fue respondida? Con probabilidad, las oraciones fueron respondidas pero no de la manera que la persona lo deseaba. Si oramos: �H�gase mi voluntad�, el Se�or, que conoce mejor que nosotros lo que verdaderamente necesitamos, pudiera responder: �No�. Y ese �no� no significa que Dios no nos ame o que nos haya abandonado. Como todo padre sabe, en muchas ocasiones �No� es una respuesta m�s amorosa, aun cuando un ni�o desea escuchar �S�.

La oraci�n de un cristiano es como tratar de llevar un barco a un muelle. Cuando el barco se acerca al muelle o al embarcadero, alguien tira una soga (o el cabo, como insistir�an aquellos que est�n familiarizados con la n�utica). El cabo se tira al muelle y se ata a los palos. Entonces, en el barco, el hombre tira del cabo y, al hacerlo, el barco se acerca al muelle. Tirar del cabo no mueve al muelle; mueve al barco. Y la mayor�a de las veces se necesita gran esfuerzo y perseverancia para tirar del cabo, especialmente si las aguas est�n turbulentas.

La voluntad de Dios es que conozcamos Su amor. La voluntad de Dios es que tengamos vida, vida en abundancia. �Qui�n quiere cambiar eso? Por lo tanto, la oraci�n no se trata de cambiar a Dios, o de cambiar la mente o la voluntad de Dios. Se trata de que cambiemos nosotros, de que nos acerque a �l, a Su voluntad, a Su plan para nuestras vidas. Jes�s nos dice: ��mense los unos a los otros como yo los he amado� (Juan 13: 34). La voluntad de Dios es que amemos, y la oraci�n hace posible el amor. La oraci�n puede ser dif�cil; requiere mucho esfuerzo y s�lo se aprende con la pr�ctica constante. Pero la oraci�n nos acerca a Dios y al conocimiento de Su voluntad para nosotros.

�Nos atrevemos a orar �h�gase Tu voluntad?�

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