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Feature News | Thursday, July 28, 2016

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Estudiantes de St. Thomas Aquinas fueron los primeros peregrinos de Miami en ver al Papa Francisco

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Fotografía que Michaela Ecker publicó en su página de Facebook el 27 de julio. Ella es profesora de teología de St. Thomas Aquinas y una de los acompañantes del grupo escolar que participan en la Jornada Mundial de la Juventud. Ellos fueron unos de los primeros en ver al Papa Francisco recorriendo las calles de Cracovia después de su llegada a Polonia.

Fotógrafo: COURTESY PHOTO

Fotografía que Michaela Ecker publicó en su página de Facebook el 27 de julio. Ella es profesora de teología de St. Thomas Aquinas y una de los acompañantes del grupo escolar que participan en la Jornada Mundial de la Juventud. Ellos fueron unos de los primeros en ver al Papa Francisco recorriendo las calles de Cracovia después de su llegada a Polonia.

KRAKOW, Poland |Su apuesta funcionó: los estudiantes de la secundaria de St. Thomas Aquinas fueron los primeros peregrinos de Miami en ver al Papa Francisco después de llegar a Polonia el 27 de julio.

Después de asistir a la catequesis de la mañana dirigida por el Arzobispo Thomas Wenski, el grupo de St. Thomas Aquinas se quedó en la iglesia de San José, observando el arte. Tomaron un tranvía hasta el castillo de Wawel para buscar las meriendas que se les daban a los peregrinos a cambio de vales. Comieron bajo la sombra de un árbol y, a causa de la multitud, decidieron ir directamente en el tranvía al Centro Tauron para el concierto de Matt Maher y otros cantantes católicos.

Sin embargo, cuando se dirigían al tranvía, notaron que había una mayor presencia policíaca, calles con barricadas, y un equipo de televisión católica estacionado en una calle lateral. Michael McCormack, profesor de teología en St. Thomas y uno de los cuatro acompañantes del grupo, ató los cabos, pues debía decidir si el grupo se iba o se quedaba.

Hacía calor. Los días habían sido largos y agotadores. No había manera de saber cuánto tiempo tendrían que esperar al Papa Francisco —o si llegarían a verlo, suponiendo que pasara.

“Reunimos a todos los jóvenes y les dijimos: ‘La decisión es suya. Podemos regresar a la zona del hotel. Hay barricadas y policías, pero nadie puede decir con certeza. Quizás no lo veamos’”, dijo McCormack.

Los 23 estudiantes hicieron una votación. “Todo el mundo quería regresar”, dijo, refiriéndose a la zona del hotel, a poca distancia del castillo de Wawel.

Y decidieron. Había multitudes alrededor, pero quedaban algunos espacios a lo largo de las barricadas. “Les dijimos a los muchachos que buscaran un lugar”, dijo McCormack. Un helicóptero sobrevoló la zona.

A continuación, pasaron cinco o seis vehículos de la policía resonando las sirenas, y luego una fila rápida de automóviles negros.

Falsa alarma. Ningún Papa.

McCormack se dio cuenta de que había cerca de ellos una pareja polaca con un bebé. “Oh, Dios”, pensó, si el Papa Francisco pasa, “muéstrenle al bebé”.

Diez minutos más tarde, otro helicóptero comenzó a sobrevolar la zona. Más vehículos de la policía, pero esta vez se movían con más lentitud. ¡Bingo! Era el Papa Francisco.

“Se podía oír la ola de aplausos que se acercaba hasta donde estábamos, y luego la gente se volvió loca”, recordó McCormack. “No soy una persona que se deslumbre, pero cuando se acercó, se podía ver muy cerca y comencé a llorar”. “Todo el mundo tomó fotos”, añadió.

“Todos gritábamos: ¿De veras que acabamos de ver al Papa?”, dijo Marcus Mickey, miembro de la clase del 2016 de la secundaria Cardinal Gibbons, que fue “adoptado” por St. Thomas junto con otro joven de su parroquia, St. Sebastian, en Fort Lauderdale.

“¡Es como increíble, vimos al Papa!”, dijo Colin Apruzzese, de 17 años, quien comenzará su cuarto año en St. Thomas. Añadió que normalmente prefiere disfrutar el momento en lugar de preocuparse por tomar una foto. Entonces pensó: “Mis padres me van a matar si yo no regreso con algo”.

De hecho, cuando les envió un mensaje más tarde para decirles que había visto al Papa, su respuesta fue: “Eso es increíble. ¿Le tomaste una foto o un video?” Antes de ir a la peregrinación, los estudiantes trataron de calcular sus posibilidades de ver al Papa en Cracovia. Mickey la calculó en “negativo de 1,000”.

“Pensé que tal vez podría verlo desde la distancia”, dijo Apruzzese. “Yo pensaba esperar unas horas más”, dijo Patrick DeFreitas, que había visto al Papa hace tres años en la JMJ en Río de Janeiro

¿Cuánto esperó en esta ocasión? Alrededor de una hora.

“Pasó rápido porque estábamos animados. Un grupo de mexicanos cantaba. Estábamos tratando de hacer la ola”, dijo DeFreitas, de 17 años, quien cursará el undécimo grado en St. Thomas.

Mientras los estudiantes utilizaban sus celulares para grabar videos cuando pasaba el Papa Francisco, Dee Layman, una de las otras chaperonas y profesora de teología en la escuela de St. Thomas, se preparaba para tomar imágenes fijas. La fotografía es uno de sus pasatiempos, y llevó su cámara buena.

Mientras se apiñaba cerca de la barricada, notó la presencia de dos mujeres polacas, una mayor que la otra. Layman supuso que eran madre e hija. Cuando la vieron con su cámara, la mujer más joven le pidió a su madre que diera un paso atrás para dejarle a Layman un espacio abierto al frente.

“Comencé a llorar”, recordó. Entonces vio al Papa y consiguió una gran foto. “Fue un gran sentimiento de alegría. Yo seguía llorando”, dijo.

El Papa vio al bebé polaco, dijo McCormack, y aunque no se detuvo, se volteó para darle una bendición. “Espero que los padres lo hayan visto. Fue específicamente para el bebé. Me pareció muy hermoso”.

Después de toda la emoción, ya era demasiado tarde para llegar al concierto. McCormack decidió dejar que el grupo fuera al Market Hall, el centro histórico del casco antiguo de Cracovia, a comprar helados y recuerdos.

“Que se deleiten”, expresó. “Que disfruten la gloria de lo que acaba de ocurrir”.

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