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El culto informal al Corazón de Jesús comenzó a raíz de las proféticas palabras del cuarto evangelista: “Mirarán al que traspasaron” (Jn 19,37). El costado abierto de Jesús, ventana hacia su corazón físico, propició una espiritualidad cordial.

El énfasis en la humanidad de Cristo y en la centralidad del amor como su única pasión y motivación allanarían el camino hacia una espiritualidad más explícita del Corazón de Jesús.

No podemos recorrer todos los siglos de la era cristiana. Notemos, por ejemplo, que en el siglo XV se populariza una oración que perdura, el Anima Christi. Uno de sus versos dice, “dentro de tus llagas escóndeme”. En el siglo XVI, San Ignacio de Loyola escribe unos Ejercicios Espirituales que buscan “el conocimiento interno del Señor”. Esa petición predispone a las almas hacia un culto más formal al Sagrado Corazón.

El siglo XVII se presenta como el primer siglo de oro del Corazón de Jesús. Un sacerdote, San Juan Eudes, compuso un oficio y una Misa de los Sagrados Corazones de Jesús y de María que obtuvieron la aprobación del Arzobispo de Rouen en 1672.

Una religiosa de la Visitación, Santa Margarita María de Alacoque, manifestó que Jesús quería una fiesta litúrgica que honrara su Corazón herido por nuestros pecados. Su confesor, San Claudio La Colombiere, juzgó que las experiencias de la monja eran dignas de crédito. Esas revelaciones privadas, con énfasis en la reparación, se produjeron entre 1673 y 1675.

Se divulgan por aquel entonces las representaciones de Jesús mostrando en el pecho su Corazón herido. Ese ícono conquistó al pueblo cristiano y pronto aparecieron esos cuadros en los hogares católicos, práctica que se mantiene hasta hoy.

La fiesta litúrgica del Sagrado Corazón se abrió paso lentamente, primero en Francia y luego en Polonia.

Los siglos XVIII y XIX fueron testigos del nacimiento de numerosos institutos religiosos bajo el patrocinio del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María. Una espiritualidad tan cálida e íntima llenaba con creces los vacíos que podían crear la pobreza, la castidad y la obediencia vividas con toda radical fidelidad. El índice de perseverancia en la vocación se hizo muy alto.

El sueño de los santos del siglo XVII se hizo realidad cuando el Beato Pío IX extendió la fiesta del Corazón de Jesús a toda la Iglesia en 1856. Esa liturgia subió luego al rango de solemnidad en 1889 por iniciativa del Papa León XIII.

A mitad del siglo XIX surgió el Apostolado de la Oración (1844), el cual dio mucho impulso a la devoción al Sagrado Corazón de Jesús. Sigue operante en nuestros días.

Todos los Papas del siglo XX escribieron encíclicas promoviendo la devoción al Corazón de Jesús. Merece especial mención la encíclica “Haurietis Aquas”, 1956, del Venerable Pío XII, el cual destaca las raíces bíblicas y patrísticas del culto. Sus bases son más sólidas que las experiencias privadas de santos místicos.

A pesar de los esfuerzos de la Iglesia a favor de la devoción, después del Concilio Vaticano II vinieron unos años turbulentos que debilitaron el culto al Corazón de Jesús.

Ese debilitamiento coincidió con la disminución de las vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada, así como con el descenso en la práctica religiosa y el aumento del ateísmo en los países de larga tradición cristiana. ¡Qué coincidencia!

Este viernes 19 de junio celebraremos la Solemnidad del Sagrado Corazón. Quiera el Señor que el pueblo cristiano redescubra en su Corazón el camino hacia la configuración de una iglesia más fervorosa, más evangelizada y más evangelizadora.

Comments from readers

Dr Joan DiGregorio - 06/15/2020 04:41 PM
Dear Father Barrios - Thank you for this compact history of the devotion to the Sacred Heart of Jesus. It is wonderful to have this chronology and theological / spiritual points elucidated in such a pithy form - thank you most kindly. I am highly devoted to the spirituality of the Sacred Heart of Jesus, owing to my parents who beautifully infused me with the core of this central devotion as a young child and forward in my life with prayers, mediations and reflections suitable to a young mind and heart - ( thanks be to Our Lord -my father was educated in Jesuit boarding schools in Italy and my mother in Benedictine). From them I learned the Anima Christi in Latin and Italian and English. So naturally it has remained a favorite prayer that I have prayed a good deal in this pandemic crisis. I also can truly be grateful for Franciscan sisters and friars in the USA who deepened the devotion -as my primary and secondary school educators. I wonder if you happened to see the extraordinary new Litany to the Sacred Heart written by renown Dominican Fr Peter John Cameron OP - in the June 2020 issue of Magnificat p. 12. It is derived from Ven Pius XII encyclical - Haurietis Aquas. It has been a truly deeply moving revelation in prayer and contemplation for me to the most beloved Sacred Heart of Jesus. For me , in my daily life, within the Church and in seeking to live a life consecrated to Our Lord. Again, many thanks Father Barrios for your compelling and beautiful reflection on the devotion to the Sacred Heart of Jesus! May God bless and grant you every grace, Dr Joan DiGregorio

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