
Cómo la opinión pública influye en políticas migratorias
Monday, September 22, 2025
*Bishop Nicholas DiMarzio
La opinión pública parece tener un efecto particular cuando se trata de la política social en materia de migración.
De diciembre de 2003 a diciembre de 2005, representé a los Estados Unidos como uno de los 19 miembros de la Comisión Mundial sobre Migraciones Internacionales, afiliada a las Naciones Unidas. Durante mi gestión, visitamos los cinco continentes para investigar las causas del fenómeno migratorio mundial.
Se encontraron pocos elementos comunes, excepto que, en todos los continentes, el efecto de la opinión pública formada por los medios de comunicación parecía dictar las políticas públicas adoptadas por los gobiernos. ¿Por qué existe una relación tan estrecha entre la opinión pública y las políticas migratorias de un gobierno? Parece que los funcionarios públicos son muy sensibles a la percepción que tiene el público sobre la forma en que aplican las leyes y regulaciones en materia de migración.
Hoy en día, la opinión pública suele estar determinada por los medios de comunicación en todas sus formas, y cualquier representación negativa de los temas migratorios parece influir de manera especial en la opinión pública.
Esto se verificó en julio pasado, cuando se produjo un cambio drástico en la opinión pública sobre el programa de deportaciones masivas de la administración actual.
Una encuesta de Gallup publicada en julio reveló que solo el 30 por ciento de los estadounidenses apoya una disminución de la inmigración, lo que supone un descenso con respecto al 55 por ciento de hace solo un año. Un número récord del 79 por ciento considera que la inmigración es buena para el país, y el apoyo tanto al muro fronterizo como a la deportación masiva ha disminuido. Estos cambios revierten una tendencia de cuatro años de preocupación creciente por la inmigración que antecedió a la nueva administración.
¿Qué ha precipitado este cambio en la opinión pública? Parece que la cobertura mediática sobre las redadas a migrantes, como si se tratara de ganado, además de los esfuerzos de los grupos de derechos humanos que se han manifestado pacíficamente, ha provocado este cambio en la opinión pública.
Los ciudadanos estadounidenses no están acostumbrados a ver a los agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de EE. UU. (ICE, por su sigla en inglés) y al personal del Ejército de los Estados Unidos participando en operativos de deportación masiva. De algún modo, esto parece contrario a los valores estadounidenses y nos recuerda las tácticas brutales de los regímenes autoritarios.
La actitud del público hacia la deportación de extranjeros delincuentes no ha cambiado. Sin embargo, ahora hay una mayor disposición a ofrecer a los trabajadores indocumentados con larga trayectoria una vía para obtener la ciudadanía y a legalizar a quienes llegaron al país cuando eran menores de edad.
La aplicación de la ley en el lugar de trabajo también ha influido en la opinión pública, ya que las redadas en estos lugares representan un riesgo tanto para la seguridad de los agentes de la ley como de los migrantes, lo que ha provocado confusión, lesiones e incluso muertes.
También se ha producido un cambio en la actitud del presidente Donald Trump hacia los sectores afectados por la deportación de trabajadores necesarios.
El presidente ya ha sugerido que quienes trabajan en la agricultura podrían permanecer si cuentan con el aval de los propietarios de las tierras. Sin embargo, no ha habido ningún avance al respecto. También ha dado a entender que los trabajadores de la industria hotelera y otros empleados de nivel inicial necesarios, como los de la industria cárnica, recibirían una consideración especial.
Está claro que no solo estamos ante una cuestión de migración, sino también ante una cuestión de mercado laboral. Los puestos de nivel inicial que no son aceptables para la mayoría de los trabajadores estadounidenses son muy importantes para nuestra economía y nuestro bienestar. Los trabajadores de la salud, y en particular los cuidadores de salud a domicilio, ocupan puestos de nivel inicial que en gran medida son desempeñados por inmigrantes, especialmente por los indocumentados.
La historia de nuestra nación ha estado marcada por inmigrantes que ocupan puestos necesarios que otros evitan en gran medida, para dar a sus hijos una gran oportunidad de alcanzar el sueño americano.
Sería interesante poder identificar los puestos de nivel inicial que ocupaban nuestros antepasados inmigrantes. Yo mismo tengo la gran suerte de conocer los de mis cuatro abuelos, todos ellos inmigrantes procedentes de Italia antes de las restricciones de 1924 a la migración desde el sur y el este de Europa. Hasta tengo algunas fotos de sus lugares de trabajo.
Mi abuelo paterno trabajaba en una fábrica de muñecas Kewpie en Newark, Nueva Jersey, y su foto en aquella fábrica muestra a un joven demacrado. Mi abuela paterna y su hermana trabajaban en una fábrica donde cosían pañuelos, y se les exigía llevar uniformes muy pulcros. Mi abuelo materno trabajaba en una fábrica de botones y materiales de costura, donde eventualmente se convirtió en supervisor.
Quizás la más interesante sea la historia de mi abuela materna, una joven campesina italiana cuyo primer trabajo en los Estados Unidos fue enrollar cigarros en la vitrina de una tabacalera de Newark.
Si conociéramos y apreciáramos nuestras propias historias de inmigración, tal vez tendríamos una visión muy diferente de los migrantes de hoy.
Existen mejores soluciones para la situación actual que las deportaciones masivas. Necesitamos trabajadores inmigrantes de nivel inicial en el mercado laboral para cubrir puestos esenciales, algo que siempre ha sido parte del modo de vida estadounidense. Sin embargo, nuestras leyes de inmigración no se han mantenido al día con nuestras necesidades laborales. No obstante, la costumbre estadounidense nunca ha sido tratar a nuestros trabajadores con desprecio y crueldad, al menos en la memoria reciente.
Esperamos que la administración lo comprenda y tome medidas para brindar un estatus legal a los trabajadores indocumentados, lo que no solo les ayudaría a ellos, sino que también redundaría en beneficio de la nación.
Comments from readers