La turbulencia electoral y la voluntad de Dios
Monday, November 2, 2020
Charles Tarlton
Estuve hablando con una feligresa un domingo antes de la misa, y ella compartió su temor de lo que se avecinaba con respecto a las próximas elecciones. No se necesita ser un experto político para ver la polarización dentro de nuestro país a lo largo de las líneas partidistas y políticas. Aunque su temor era comprensible, traté de asegurarle que, a lo largo de la historia de la humanidad y particularmente a través de la palabra escrita de la Biblia, Dios siempre se ha mostrado fiel. Independientemente de quién fuera el líder, Dios fue capaz de hacer grandes cosas.
Tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, la Biblia habla de gobernantes malvados y corruptos a lo largo de la historia del pueblo hebreo. Líderes como el rey Jeroboam del norte de Israel, que creó ídolos para que el pueblo los adorara (1 Reyes 12); el rey Acaz, que practicó religiones paganas e incluso ofreció a su propio hijo como sacrificio infantil (2 Reyes 16:3); y el rey Herodes, que dio muerte a niños pequeños en un intento por matar al niño Jesús (Mateo 2:16).
Incluso aquellos líderes que la mayoría consideraría héroes bíblicos eran imperfectos: Abraham mintió sobre su esposa Sara, diciéndole al rey Abimelec que ella era su hermana (Génesis 12:10-20); Moisés desobedeció el mandato de Dios en Meribá (Números 20:2-13); el rey David fue adúltero y asesino (2 Samuel 11); y su hijo, el rey Salomón, en su desobediencia cometió poligamia, lo que lo llevó a practicar la idolatría con sus esposas paganas (1 Reyes 11: 1-10). Todos ellos eran gravemente pecadores y cometieron errores contra Dios y el hombre.
El propósito de esos ejemplos es que no importa cómo se vea a un líder determinado, Dios es más que capaz y puede lograr sus planes. Aunque este país se construyó sobre los pilares del cristianismo, de la libertad de culto y de la separación de la iglesia y el estado (por supuesto, es más fácil decirlo que hacerlo, pues esa línea es siempre muy borrosa) no es necesario que tengamos líderes o dirigentes teocráticos.
Eso no quiere decir que a pesar de que al final gane la voluntad de Dios, no deberíamos tratar de elegir un liderazgo bueno y recto para nuestra comunidad y país. La Biblia está llena de ejemplos de paz y prosperidad cuando los deseos del líder y la comunidad están de acuerdo con los de Dios. Está igualmente llena de ejemplos de dolor y sufrimiento cuando los deseos desviados del liderazgo y la comunidad están en conflicto con la voluntad de Dios.
En el vocabulario meteorológico de la aviación, cuando se encuentran dos vientos de velocidad y dirección distintas, se crean turbulencias. Me parece que este es el temor sano que tanto la feligresa, yo mismo y muchos otros compartimos, miedo a la turbulencia espiritual que podría crearse cuando el liderazgo de nuestro país se enfrenta con la voluntad de Dios. Todos deberíamos rezar por elecciones pacíficas, la salud espiritual de nuestra nación y el mundo, y que los deseos de la comunidad y el liderazgo estén de acuerdo con la voluntad de Dios.
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