Votar con una conciencia católica bien formada
Monday, October 19, 2020
*Tony Magliano
Pongan sus partidos políticos, sus inclinaciones conservadoras o liberales, sus carteras y sus intereses personales en un segundo plano. En su lugar, voten con una conciencia católica bien formada, lo que requiere colocar el Evangelio de Jesucristo y la enseñanza social católica al primer plano de su mente y corazón.
En el Evangelio, nuestro Señor es muy claro en que, mientras desea de manera profunda lo mejor para cada uno de nosotros, enseña especialmente en sus palabras y acciones que los pobres y vulnerables requieren su atención de manera única, porque su necesidad es mayor. Y así, de la misma manera, nuestras palabras y acciones deben imitar las del Señor. Tenemos que ser solidarios con todos los que sufren. De hecho, nuestra salvación depende de esto.
Casi al final del relato del Evangelio de Mateo, Jesús proclama tanto con esperanza como en advertencia que nos juzgará a cada uno de nosotros según el bien que hayamos practicado o no con los hambrientos, sedientos, extranjeros, desnudos, enfermos, encarcelados — esencialmente con todos y cada uno de los que padecen necesidades. (Mateo 25: 31-46)
Basándose en el sólido fundamento evangélico del amor a todas las personas —incluso a los enemigos y especialmente a los pobres y vulnerables— el amor a toda la creación y el llamado a trabajar por la paz, la Iglesia católica ha desarrollado en los últimos 125 años un rico y exhaustivo cuerpo de instrucciones profundas conocido como la enseñanza social católica, que enfatiza el cuidado de la creación, así como la protección de toda la vida humana y la promoción de la dignidad humana desde el vientre materno hasta la tumba. Puede ver una excelente y cautivadora introducción a la enseñanza social católica enhttps://www.usccb.org/es/node/32/la-ensenanza-social-catolica.
Entonces, ¿qué tiene que ver todo esto con las elecciones?
¡Mucho!
Desafortunadamente, muy pocos políticos se comprometen a promulgar leyes y políticas públicas basadas en el Evangelio y la doctrina social católica. Por lo tanto, si vamos a ser fieles votantes católicos, tenemos el difícil trabajo de examinar cuidadosamente, en oración, qué posiciones de los candidatos están más próximas al Evangelio y a la enseñanza social católica, y votar por ellos.
A nivel moral y político, sería ideal si tuviéramos funcionarios comprometidos con la protección de la vida y la dignidad de todos, desde la concepción hasta la muerte natural, así como del planeta que todos compartimos. Pero no los tenemos. Por lo tanto, necesitamos elegir políticos que, en general, hagan el mayor bien y el menor daño. Este es un asunto complicado. Sin embargo, es el mejor enfoque moral que tenemos en la actualidad.
En su guía para los votantes, "Formando la conciencia para ser ciudadanos fieles", los obispos estadounidenses escriben: "Puede haber ocasiones en que un católico que rechaza una posición inaceptable de un candidato incluso sobre políticas que promueven un acto intrínsecamente malo, decida razonablemente votar a favor de ese candidato por otras razones moralmente graves. Votar de esta manera sería solamente aceptable si verdaderamente existen razones morales graves, y no para promover intereses mezquinos o las preferencias de un partido político o para ignorar un mal moral fundamental". (http://bit.ly/USCCB_FCspanish).
Ya sea que se trate del aborto, la guerra y la paz, el armamento nuclear, la pobreza, el hambre, el cambio climático, la falta de vivienda, la inmigración, el desempleo, la atención médica o el COVID-19, la tentación fácil es elegir candidatos que estén alineados con nuestro único asunto moral favorito. Pero votar por un solo asunto es, a la vez, ingenuamente dañino y desleal a la enseñanza católica (https://bit.ly/3jjsrGL).
Es absolutamente necesario que hagamos todo lo posible por cuidar de todos. Como dijo el Papa Juan Pablo II con tanta hermosura: "El servicio de la caridad a la vida debe ser profundamente unitario: no se pueden tolerar unilateralismos y discriminaciones, porque la vida humana es sagrada e inviolable en todas sus fases y situaciones".
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