Regalos de Dios para el D�a de las Madres
Monday, May 25, 2015
Dolores Hanley McDiarmid
El mes de mayo ha sido siempre la época del año para honrar a María, nuestra madre en el cielo, así como a las madres en la tierra.
El cardenal Joseph Mindszenty, teólogo, dijo: "La persona más importante en la tierra es una madre: ella no puede reclamar el honor de haber construido la catedral de Notre Dame. No necesita hacerlo. Ha construido algo más magnífico que cualquier catedral — la morada de un alma inmortal, la pequeña perfección del cuerpo de su bebé. Las madres están más cerca de Dios Creador que cualquier otra criatura; Dios une fuerzas con las madres para realizar este acto de la creación".
Kate McEachern, ciega de nacimiento y miembro de la iglesia de All Saints, en Sunrise, fue una de esas madres. Había completado los cursos del RICA y debía entrar en la Iglesia y recibir sus sacramentos en la Pascua. Al mismo tiempo, se encontraba luchando contra el cáncer.
Hizo todo lo posible por permanecer en la tierra con sus dos hijas, sus padres y amigos. Kate entendió el "don de la vida", así como el “don de la maternidad”. Fue una inspiración para sus amigas que también son madres. No era extraño que las nuevas madres que también eran ciegas, consultaran con Kate sobre cómo cuidar a sus hijos.
Dios tenía otros planes para Kate. El Padre Liam Quinn, párroco de All Saints, le administró los sacramentos mientras estaba en la unidad de cuidados intensivos del hospital. Tuvo tiempo para recibir la visita de familiares y amigos, y decir "adiós" a las dos personas más importantes en su vida: sus hijas Ashley y Tiffany.
Todos los que conocían a Kate pensaron que continuaría luchando para pasar su último Día de las Madres con sus hijas en la tierra, pero Dios tenía otros planes. El 9 de mayo de 2015, el día previo al Día de las Madres, Kate marchó hacia la vida eterna a la edad de 36 años. Los regalos que recibió de Dios para el Día de las Madres: los dones de la vida eterna y de la vista.
El mensaje final de Kate: La maternidad es un regalo de Dios. Aprecia cada minuto con tus hijos mientras puedas.
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