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Homilies | Friday, November 08, 2019

Su deseo: una Iglesia accesible, cercana y misionera

Homilía del Arzobispo Wenski en el Congreso sobre el Papa Francisco

El Arzobispo Thomas Wenski predicó esta homilía al comienzo del Congreso Internacional: Caminando con el Papa Francisco, que tuvo lugar del 8 al 10 de noviembre en el Centro de Espiritualidad Ignaciana (Casa Manresa) en Miami. El arzobispo celebró la Misa el 8 de noviembre de 2019.

Queridos hermanos y hermanas,

Nos reunimos en torno a este altar para celebrar el banquete eucarístico, y en fidelidad al mandato recibido de Jesús, actualizar su sacrificio único ofrecido en la cruz, ser renovados por su Palabra, fortalecidos con su Cuerpo y Sangre, y enviados al mundo a proclamar su mensaje de salvación.

Hoy, de manera particular, es motivo de gozo en el Señor compartir la eucaristía con todos ustedes al iniciar este espacio de encuentro y diálogo en torno al magisterio apostólico de nuestro Santo Padre. Aprovecho la ocasión para saludar cordialmente a todos los que participan de este congreso "Caminando con el Papa Francisco: Raíces y Retos", a los conferencistas, especialmente a los que nos visitan de lejos, y particularmente a los Padres Jesuitas, quienes han llevado a feliz realización esta magnifica iniciativa. Y oremos al Espíritu Santo por el éxito de este congreso, para que valorando en su justa medida las líneas maestras del magisterio del Papa, podamos enriquecer nuestra vida de fe, renovar nuestro compromiso eclesial y potenciar nuestro esfuerzo misionero en medio de la realidad actual.

Muchos acontecimientos han tenido lugar en la Iglesia desde aquel 13 de marzo de 2013 en que fuera elegido sucesor de Pedro, el hasta entonces Cardenal Jorge Bergoglio. Desde aquellos iniciales e impactantes gestos, que ya revelaban cuál sería el rumbo de su pontificado, pasando por dos encíclicas, cuatro exhortaciones apostólicas y otros tantos documentos, cartas y homilías, el Papa ha ido definiendo con claridad las prioridades de su ministerio petrino. Teniendo siempre de trasfondo su firme deseo de hacer más accesible al mundo el mensaje de Jesucristo, se ha esforzado en comunicarlo en el lenguaje de nuestro tiempo, tanto de palabra como a través de esos múltiples y elocuentes gestos que acompañan su pontificado. Gracias a su cercanía y claridad de discurso, el Papa Francisco ha hecho posible que muchos alejados hayan regresado a la fe, y que hermanos de otros credos, incluso ateos, valoren su enseñanza y aprecien su liderazgo en temas que preocupan a toda la humanidad, y que exigen respuestas creativas y valientes. Tal es el caso de los refugiados, de la trata de personas, de la globalización y la migración, o del respeto por el medio ambiente.

Pero ha sido sin dudas el deseo de renovación de la Iglesia su mayor preocupación pastoral. Una renovación misionera que le permita, en línea con el Concilio Vaticano II, salir con mayor libertad y creatividad de su zona de confort para llevar el mensaje cristiano a todos, especialmente a los más pobres y descartados de nuestro tiempo. Así lo expresó en la Congregación de Cardenales, justo antes de ser elegido Papa, como lo atestigua la reveladora nota que entregó al Cardenal Jaime Ortega, recientemente fallecido: “Cuando la Iglesia no sale de sí misma para evangelizar deviene autorreferencial y entonces se enferma (...) En el Apocalipsis Jesús dice que está a la puerta y llama. Evidentemente el texto se refiere a que golpea la puerta desde fuera, para entrar... Pero pienso en las veces en que Jesús golpea desde dentro, para que le dejemos salir” (Roma, 9 de marzo de 2013).

En este espíritu renovador, el Papa nos exhorta continuamente a conceder mayor centralidad a la persona de Cristo, colocando el Evangelio como referencia fundamental de toda la vida de la Iglesia. Un Evangelio más vivamente anunciado y celebrado, de manera que facilite a todos un encuentro personal con Jesús. Así nos lo recuerda en el número 3 de la Evangelli Gaudium: "Invito a cada cristiano, en cualquier lugar en que se encuentre, a renovar ahora mismo su encuentro personal con Jesucristo, o al menos tomar la decisión de dejarse encontrar por él, de intentarlo cada día sin descanso”.

Hermanos y hermanas, mostrar al mundo un rostro renovado de Jesucristo a través de una Iglesia accesible, cercana y misionera, es para el Papa Francisco -y debería serlo para todos nosotros- una urgente necesidad, como bien lo expresa en la Evangelli Gaudium, 49: “Salgamos, salgamos a ofrecer a todos la vida de Jesucristo (...) Prefiero una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, antes que una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de aferrarse a las propias seguridades”.

Hoy la Palabra de Dios nos presenta al Señor reconociendo la sagacidad de un administrador deshonesto quien, a punto de perder su trabajo, es capaz de sacar ventaja en su difícil situación valiéndose de su inteligencia y astucia. No justifica Jesús la infidelidad de este hombre, sino que aprovecha la ocasión para recordarnos que de igual manera que los hijos de este mundo saben ser hábiles para conseguir sus propósitos, así también deberían los hijos de la luz ser más sagaces y creativos a la hora de realizar su misión en este mundo. Aprovechando las posibilidades que nos ofrece la sociedad moderna, incluidas las nuevas tecnologías, y guiados siempre por los valores del Reino, los cristianos somos animados a ser más audaces y decididos a la hora de comunicar, en los nuevos areópagos y en las periferias existenciales de nuestra sociedad, el mensaje siempre nuevo y alegre de la salvación de Dios en Jesucristo.

Es justamente este el deseo del Santo Padre, expresado tantas veces a lo largo de su magisterio. Es en definitiva la razón de ser de la Iglesia y su sello de autenticidad. Que el Señor permita que este congreso sea un aporte importante en ese sentido, y que el Espíritu Santo continúe asistiendo con su sabiduría al Papa Francisco y a todo el pueblo de Dios. Amen.

Comments from readers

Maria Elena Larrea OSF - 11/12/2019 02:14 PM
Gracias Monseñor por su homilia y mensaje tan acertado en una sociedad tan fragmentada y familias destruidas por la inmigración el desbalance social que busca refugio y orientación en nuestra Iglesia ese es el rostro renovado que necesitamos en nuestra iglesia. Caminar con ese pueblo y familia sufriente para que se encuentren con Jesus. Ese Congreso es lo que necesita nuestra Arquidiócesis en conjunto con todos los que sirven en ella para mostrarle el rostro de Cristo. Sus homilias siempre tan acertadas.

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