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Homilies | Sunday, June 26, 2022

El Evangelio se propone, no se impone

Homilía del Arzobispo Wenski en el 50 aniversario de la parroquia de San Joaquín

El Arzobispo Thomas Wenski predicó esta homilía al celebrar una Misa por el 50 aniversario de la parroquia St. Joachim/San Joaquín en el sur del condado Miami-Dade. La Misa se celebró el 26 de junio de 2022.

Queridos hermanos y hermanas;

Nos reunimos una vez más en esta querida parroquia de San Joaquín para celebrar el santo sacrificio de la Misa, y en esta ocasión tan especial, dando gracias al Señor de cielo y tierra por todas las bendiciones derramadas sobre esta comunidad de fe durante medio siglo. Cincuenta años proclamando el mensaje de Jesucristo en esta porción de nuestra Iglesia diocesana, durante los cuales, generaciones de católicos comprometidos con la misión de su Iglesia no han cesado de dar testimonio del amor de Dios en medio de un pueblo siempre necesitado de fe y de esperanza.

Demos gracias por todos los que han formado parte de esta familia parroquial a lo largo de estos años, incluyendo, por supuesto, a todos los sacerdotes que la han guiado y servido desde su fundación, un día 22 de junio del año 1972. Eran los tiempos en que la Misa dominical era celebrada en las instalaciones de la escuela pública Caribbean Elementary, mientras que la naciente comunidad se iba uniendo y fortaleciendo.

Porque es en torno al altar del sacrificio que nace la comunidad, que al ser nutrida por la Palabra que salva y el Pan de vida eterna, recibe de Dios el ánimo y las fuerzas necesarias para dar testimonio del Evangelio en medio del mundo. Y esta comunidad de San Joaquín, siempre entusiasta y laboriosa, consiguió un día edificar su templo. Y cuando vinieron los tiempos difíciles del huracán Andrew, con su terrible secuela de destrucción, supo también ponerse en pie para servir a los necesitados de toda ayuda, fortaleciendo aún más su compromiso de fe, y de servicio en la caridad. Porque es poniéndonos en camino para cumplir con la misión encomendada, en medio de la dificultad y la prueba, que el Señor nos purifica, bendice y fortalece con su gracia.

La palabra parroquia es derivada del antiguo griego – pa-roi-ki-a. Significaba una estadía transitoria en tierra extranjera, o una comunidad transitoria de extranjeros. Por lo tanto, cuando las Escrituras en hebreo fueron traducidas al griego, pa-roi-ki-a se utilizó para describir a los Israelitas cuando vagaban por el desierto hacia la Tierra Prometida en los tiempos de su Exodo.

Como Católicos Cristianos, sabemos que aquí en la tierra no hay un lugar permanente ya que nuestra ciudadanía está en la gloria, nuestra verdadera Tierra Prometida. Nuestras parroquias, donde se reúnen estas comunidades de peregrinos, son entonces como estaciones de reposo a lo largo del camino. Y San Joaquin es, por supuesto, mucho más que una simple estación de reposo; es un verdadero oasis, donde encontramos descanso y nos nutrimos mientras caminamos como peregrinos en un mundo que pretende que Dios no importa, un mundo que aparenta ser un lugar seco y árido, un desierto, así como el desierto de Sinaí debe haberles parecido a los hebreos, los primeros peregrinos.

En el evangelio de hoy vemos a Jesús y los discípulos caminando en tierra extranjera hacia Jerusalén. En efecto, el Señor, consciente de que ha llegado la hora de culminar su misión de salvación, con firme determinación, como nos narra Lucas, se pone en camino hacia la ciudad de Jerusalén. Y aunque sabe que será un camino difícil donde deberá enfrentar persecución y muerte, también es capaz de reaccionar en manera pacífica ante la contrariedad que le presentan los samaritanos al prohibirle atravesar su territorio.

Por su parte los discípulos, al ver su actitud serena, lo instan a castigar con fuego del cielo aquella aldea. Jesús en cambio los reprende, mostrándoles así, a ellos y a todos nosotros, que en la realización de la misión a la que él nos llama, nuestra mejor respuesta ante el rechazo y las pruebas no será nunca el rencor o la violencia. El Señor nos enseña con el testimonio de su propia vida que el Evangelio es una oferta de amor que se propone, y no se impone, y siempre deberá ser aceptada o rechazada por sus destinatarios con total libertad.

El Evangelio nos muestra en repetidas ocasiones cómo Jesús continuó siempre su camino, a pesar del rechazo y la persecución, en fidelidad a la misión encomendada por el Padre. Con la ayuda del Espíritu Santo, también nosotros estamos llamados a realizar la misión recibida en nuestro propio bautismo, siendo fieles a Dios en medio de las pruebas y los desafíos que nos presenta la realidad actual.

Por 50 años la parroquia de San Joaquin ha dado la bienvenida al pueblo peregrino de Dios. Claro, la historia de esta parroquia, como toda historia forjada por seres humanos, está llena de luz y de tinieblas. No debe sorprendernos que la Iglesia, la cual Cristo fundó para salvar pecadores esté – pues – llena de pecadores.

Sin embargo, la Iglesia es santa – y es santa no por nosotros sino por el Espíritu Santo que la guía. A pesar de los defectos de su membresía humana, la Iglesia de Dios ha continuado creciendo aquí en Miami y en San Joaquin. Gracias a la presencia del Espíritu Santo, ¿quién puede decir que los pasados 50 años no han sido años de gracia?Que, a ejemplo de Jesús, no dejemos de proclamar de palabra y de obra los valores del Reino de Dios, asumiendo con fe las consecuencias de nuestro compromiso con la verdad.

Hermanos y hermanas, esta es nuestra principal tarea, en lo personal y como comunidad de fe, así que aprovecho la ocasión para animarlos en la misión que cada uno ha recibido en la vida, y agradecerles de corazón su entrega y probada fidelidad a Cristo y a su Iglesia. Que podamos sentir en nuestros corazones la llamada que nos hace Jesús para seguirle más de cerca, como nos recuerda hoy el Evangelio, y así ponernos siempre en camino al escuchar su invitación: “Ven y sígueme”.

Que la intercesión de San Joaquín y de la Santísima Virgen María nos ayuden cada día en este empeño. Que así sea.

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