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Feature News | Tuesday, January 17, 2023

Líderes de la Iglesia: Los refugiados necesitan una solución más permanente

Mientras refugiados siguen llegando al Sur de La Florida, autoridades califican de 'inviable' el plan de Biden

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Un barco con más de 300 inmigrantes haitianos, que encalló frente a Ocean Reef, es ayudado por la Guardia Costera de EE. UU. en los Cayos de La Florida, el 6 de marzo de 2022. (OSV News photo/U.S. Customs and Border Protection handout via Reuters)

Fotógrafo: (handout)

Un barco con más de 300 inmigrantes haitianos, que encalló frente a Ocean Reef, es ayudado por la Guardia Costera de EE. UU. en los Cayos de La Florida, el 6 de marzo de 2022. (OSV News photo/U.S. Customs and Border Protection handout via Reuters)

MIAMI | El plan del presidente Joe Biden para hacer frente a la afluencia de refugiados que desembarcan en las costas de La Florida a través de un nuevo sistema de cuotas para inmigrantes seleccionados, es más bien una venda que una solución permanente, según representantes de la Iglesia en el Sur de La Florida.

A finales de diciembre y las primeras semanas de 2023, cientos de migrantes cubanos y haitianos, junto con migrantes de Nicaragua, comenzaron a llegar en barco en números crecientes. El 1 de enero de 2023, aproximadamente 300 refugiados en barco llegaron al Parque Nacional de Dry Tortugas, situado a unas 70 millas (113 km) al oeste de Cayo Hueso (Key West), y otros 45 entraron en Cayo Hueso.

La atención nacional a la crisis llevó al gobernador de La Florida, Ron DeSantis, a firmar una orden ejecutiva para activar la Guardia Nacional del Estado y otras agencias policiales estatales con el fin de prestar un mayor apoyo a los funcionarios locales en los Cayos de La Florida.

La oficina de DeSantis informó que desde agosto de 2022, las fuerzas del orden federales, estatales y locales han encontrado a más de 8,000 migrantes en aguas frente a la costa de La Florida. Además, en el año fiscal 2021-22, se informó que 220,000 cubanos fueron detenidos en la frontera entre Estados Unidos y México, casi seis veces más que el año anterior.

En respuesta, la administración de Biden anunció recientemente que comenzaría de inmediato a rechazar a los cubanos, haitianos y nicaragüenses que cruzan la frontera entre Estados Unidos y México. Esta medida es la continuación de un plan anunciado el pasado mes de octubre para limitar la entrada de migrantes venezolanos por dicha frontera el año pasado.

Durante los próximos dos años, el gobierno de Biden aceptará a 30,000 personas al mes procedentes de Cuba, Haití, Nicaragua y Venezuela, ofreciéndoles permisos de trabajo si utilizan “vías legales” para entrar, como la solicitud en sus países de origen, si cuentan con patrocinadores que reúnan los requisitos, y si pasan la investigación y la revisión de antecedentes. Quienes simplemente crucen la frontera estadounidense desde México pondrán en peligro sus solicitudes de asilo.

“El plan no parece viable porque dice que (los refugiados) pueden entrar durante dos años.  ¿Y qué pasa después de esos dos años? ¿Tendremos renovaciones como hacemos con las personas en Estatus de Protección Temporal [TPS], como los salvadoreños que han estado con TPS durante 20 años, pero sin un camino real hacia la ciudadanía?”, cuestionó el Arzobispo de Miami, Thomas Wenski, en una entrevista telefónica con OSVNews el 13 de enero.

“Es necesario que alguien tenga un patrocinador aquí para que no se conviertan en una carga pública, pero con sólo una ventana de dos años para los permisos de trabajo. Uno se pregunta qué tipo de carga supone para los miembros de la familia y no aborda el problema de las personas que llegan en barcos”, dijo el Arzobispo.

Una verdadera política estadounidense a largo plazo hacia Haití, Cuba, Venezuela y Nicaragua tendría que abordar los llamados factores de “atracción y expulsión” que provocan la inmigración de esos países a Estados Unidos, señaló el Arzobispo Wenski.

La situación en Haití se ha ido convirtiendo en una de violencia generalizada y pobreza desesperada, mientras que las relaciones entre EE.UU. y Cuba han exacerbado la disfunción económica en ese país, observó.

Mientras tanto, tras la pandemia mundial, Estados Unidos necesita empleados en el sector de servicios, pero la mayoría de los que han llegado al país en el último año no puede trabajar legalmente, pagar impuestos o contribuir a la salud económica de la nación, explicó el prelado.

Randy McGrorty, director ejecutivo de Servicios Legales Católicos de la Arquidiócesis de Miami, advirtió que el número de refugiados que llegan en barco no es tan elevado como el de las décadas de 1980 y 1990, y que las fronteras terrestres del sur de Estados Unidos continúan siendo el primer punto de entrada para los cubanos y otras personas.

Informó además que, de los 30,000 solicitantes de asilo que el gobierno de Biden dijo que aceptará, entre la mitad y dos tercios probablemente gravitarán hacia el Sur de La Florida, donde presentarán sus solicitudes de asilo ante los tribunales estadounidenses y donde poblaciones cubanas, haitianas y centroamericanas ya están establecidas.

McGrorty dijo que aún no está claro si el nuevo programa de Biden para ingresar al país funcionará de manera efectiva para reducir las presiones migratorias ilegales en la frontera estadounidense y en el mar, pero que el plan introduce una nueva forma de patrocinio estadounidense para los solicitantes de asilo.

“Hay un concepto muy interesante: quien patrocina no es necesariamente un familiar o un individuo; una parroquia o una empresa podría patrocinar a un refugiado”, apuntó McGrorty.

“El patrocinio normalmente tenía que ser a través de un familiar o de una agencia gubernamental, así que ahora una parroquia puede patrocinar a un refugiado, y yo alentaría a las parroquias y a las empresas a que patrocinen a la gente, sobre todo a los trabajadores no especializados. Los hogares particulares también pueden actuar como patrocinadores si son debidamente investigados”, añadió.

Peter Routsis-Arroyo, director general de Caridades Católicas de la Arquidiócesis de Miami, señaló que, aunque la llegada de refugiados en barcos este mes ha creado una pequeña tormenta mediática, la situación aún no ha afectado a las agencias de la Iglesia en la región.

Pero si se cumplen las previsiones de que el programa de permisos de Biden pudiera introducir otras decenas de miles de solicitantes de asilo en el área metropolitana de Miami, eso tendrá ramificaciones en la situación local de la vivienda.

“Miami es una ciudad con una tremenda capacidad de resiliencia. Uno escucha hablar de esos autobuses con migrantes que van a Nueva York, Chicago y Boston, y que han acogido a más de 30,000 en el transcurso del último año, mientras que Miami ha acogido a 200,000 en el mismo período del último año o año y medio”, afirmó.

“Los cubanos acogerán a los cubanos; los haitianos acogerán a los haitianos; los venezolanos acogerán a los venezolanos; y los centroamericanos se ocuparán de los centroamericanos en la medida en que puedan mediante el patrocinio”, añadió.

Caridades Católicas siempre desempeñará un papel en la asistencia a quienes “caigan entre las grietas” del patrocinio y el empleo, en algunos casos ayudándoles a reubicarse internamente en regiones donde tengan familia o un patrocinador dispuesto.

“En este momento, la mayoría (de los refugiados) está llegando de la forma típica por la frontera, y no hay un gran número que haya llegado en barco. La mayoría de ellos tiene casos de asilo para dentro de un año más o menos, y ciertamente hemos visto un aumento en nuestros programas de Head Start de Caridades Católicas”, informó sobre el programa afiliado al gobierno para niños de hasta tres años de edad.

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