By Ana Rodriguez Soto - The Archdiocese of Miami
Photography: ANA RODRIGUEZ-SOTO | FC
MIAMI | Comenzaron con tres personas, dos escritorios, un teléfono, y una computadora anticuada en una oficina pequeña, ubicada en la Misión de Notre Dame d’Haiti, en Miami.
Era el año 1994, cuando 60,000 haitianos se unieron en un éxodo marítimo, y a 12,000 de ellos se les permitió llegar a Miami y solicitar asilo. Randy McGrorty, Myriam Mezadieu y Marie Claire Moise ayudaron a los haitianos con el proceso de solicitud, “sin costo alguno para el gobierno”, observó McGrorty.
Los tres estaban armados solo con una dedicación intensa a la convicción de que “cada persona merece una representación legal adecuada, sin importar de qué país proceda”, en palabras de Vanessa Joseph, abogada especializada en inmigración.
En la actualidad, aquella pequeña oficina lleva otro nombre: Catholic Legal Services (Servicios Legales Católicos, CLS) de la Arquidiócesis de Miami, y McGrorty y Mezadieu continúan a cargo. Ha crecido hasta convertirse en dos oficinas —una cerca del tribunal, localizada en la calle Flagler, en el centro de Miami, y la otra en la calle Taft, en Hollywood— con una plantilla que ya supera los 78 empleados, entre abogados, asistentes legales, representantes acreditados de inmigración y hasta un departamento de informática. Cada mes atienden a unas 3,000 personas —“desde bebés hasta abuelas”— y no sólo haitianos, sino también cubanos, venezolanos, nicaragüenses e incluso, el año pasado, ucranianos y bangladeshíes.
“Era un proyecto muy pequeño, pero mira cómo ha florecido”, comentó el religioso dominico Edward van Merrienboer, y sin darse cuenta añadió un eufemismo: “Es una industria en crecimiento”.
El Hno. van Merrienboer ayudó a poner en marcha Catholic Legal Services cuando organizó la junta directiva de la incipiente agencia en 1998. En aquel tiempo vivía en Miami, donde impartía clases en el seminario universitario de St. John Vianney, y fue presidente fundador de la junta hasta 2004.
A sus 80 años, pero aún al servicio de una parroquia en Madison, Wisconsin, el Hno. van Merrienboer fue uno de los dos homenajeados en la gala del 25 aniversario de Catholic Legal Services, celebrada el 27 de octubre en el Doubletree by Hilton Grand Hotel Biscayne Bay. La otra homenajeada fue Mary Kramer, abogada especializada en inmigración y feligresa de la iglesia de Annunciation, quien ha sido miembro de la junta directiva desde su fundación, y presidenta entre 2012 y 2016.
“Simplemente los he acompañado”, comentó, sin atribuirse ningún mérito por el éxito de una agencia que ha “nadado las olas de inmigración” hacia el Sur de La Florida.
Al principio, la atención se centró en la comunidad haitiana, luego en los cubanos, seguidos de los colombianos, centroamericanos y otros sudamericanos, observó Kramer. “La organización ha crecido, ha cambiado y ha satisfecho las necesidades de la gente; es una organización maravillosa, maravillosa”.
Homenajes similares se multiplicaron a lo largo de la velada, desde miembros del consejo de Doral hasta un representante de los Marlins de Miami, además de empleados y exempleados, que elogiaron la labor de la agencia. De hecho, los Miami Marlins donaron $12,120 que recaudaron en la Celebración de la Herencia Nicaragüense, realizada en su estadio en julio.
“CLS interviene donde otros no quieren”, observó Julie Grimes, cuyo Hilton Doubletree fue “patrocinador presentador” de la gala junto con MBF Healthcare Partners, del empresario Mike Fernández.
“Es el mejor trabajo que he tenido”, dijo el actual presidente de la junta, Jordan E. Dollar, quien ahora ejerce como abogado en la práctica privada.
McGrorty destacó que en 25 años, Catholic Legal Services ha educado y capacitado a “abogados extraordinarios, formidables” y asistentes legales, muchos de los cuales han llegado a realizar “cosas importantes”, como ocupar puestos de responsabilidad en el distrito de La Florida de los Servicios de Ciudadanía e Inmigración de los EE.UU.
“Muchos de ustedes aprendieron su oficio con nosotros, y me siento muy orgulloso”, manifestó McGrorty.
Otros pasaron de clientes a colegas. Uno de ellos es Emilio García, quien lleva 22 años trabajando en Catholic Legal Services. Llegó a los EE.UU. desde Cuba a los 23 años y pasó un año en Guantánamo. Comenzó como voluntario de CLS en 2001 y “le empezó a encantar”. Con el tiempo, obtuvo su título de asistente legal, y se convirtió en representante acreditado en los tribunales de inmigración.
“Tenemos un gran equipo y unos jefes estupendos. Contamos con un gran liderazgo”, expresó García. “Nos enseñan que la gente necesita ayuda, y eso es lo primero a lo que debemos prestar atención”.
“De esto es que se tratan los Estados Unidos. Esto es lo que es el Sur de La Florida, en particular”, indicó McGrorty en un video pregrabado, mientras un mensaje en la pantalla se refería al trabajo de la agencia como “un legado de acogida”.
En la gala, McGrorty agradeció especialmente a uno de los principales patrocinadores de la agencia, el Arzobispo Thomas Wenski —el Padre Wenski en 1994, párroco de Notre Dame— “quien nos permitió entrar en la comunidad de Notre Dame d’Haiti, nos presentó, nos dio legitimidad. Usted vio la necesidad, y espero que hayamos podido resolver parte de la misma”.
El Arzobispo coincidió, al repetir la frase de que “ningún inmigrante es un problema” porque “cuando pensamos en las personas como problemas, entonces buscamos soluciones, y la triste historia del siglo XX nos muestra lo que ocurre cuando la gente busca soluciones finales”.
“Las leyes de inmigración son problemáticas. Son difíciles, están quebradas. Pero las personas no son problemas”, insistió el Arzobispo, porque están “creadas a imagen y semejanza de Dios. Pueden ser extranjeras, pero deben ser acogidas como hermanas y hermanos. Y eso es lo que Catholic Legal Services hace por nosotros, por nuestra comunidad, y por los futuros miembros de la misma”.
Después de agradecer a los colegas actuales y los anteriores, a los miembros de la junta, a los líderes de la comunidad, y a las organizaciones del Sur de La Florida que se han asociado con CLS a través de los años, McGrorty concluyó con su agradecimiento a un último grupo de personas.
“Quiero dar las gracias a nuestros clientes”, expresó, “porque ellos son la razón de lo que hacemos. Y como dijo antes el Arzobispo, los inmigrantes no son un problema que haya que resolver. Son personas a las que hay que ayudar. Pero nosotros vamos un poco más allá. Más que eso, son una oportunidad para que nuestra comunidad y nuestro país crezcan. Y lo que nos brindan día tras día es esencial para nuestra vida como país y para nuestra grandeza. Si creen en el excepcionalismo estadounidense, es porque somos un país de inmigrantes”.