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Feature News | Wednesday, August 17, 2016

Un nuevo oficio, una nueva forma de ganarse la vida

Posan para la fotografía los estudiantes del Centro La Salle de Homestead con los voluntarios, los maestros, la directora y los miembros de la Federación de Acción Católica Cubana, durante una reunión por el 25 aniversario del centro ubicado en el campamento para trabajadores agrícolas South Dade, en Homestead.

Fotógrafo: JUAN BELTRAN | FC

Posan para la fotografía los estudiantes del Centro La Salle de Homestead con los voluntarios, los maestros, la directora y los miembros de la Federación de Acción Católica Cubana, durante una reunión por el 25 aniversario del centro ubicado en el campamento para trabajadores agrícolas South Dade, en Homestead.

Desde la izquierda: Los ex miembros de la Acción Católica Cubana (FACC), Leila y Germán Miret, antiguo alumno de La Salle; Susana Sánchez, directora del Centro La Salle de Homestead; Teresa Gómez, ex miembro de la FACC ; María Noriega y Mónica Gómez, ambas miembros activos de la Acción Católica Cubana y Americana, durante una reunión por el 25 aniversario del centro, en Homestead.

Fotógrafo: JUAN BELTRAN | FC

Desde la izquierda: Los ex miembros de la Acción Católica Cubana (FACC), Leila y Germán Miret, antiguo alumno de La Salle; Susana Sánchez, directora del Centro La Salle de Homestead; Teresa Gómez, ex miembro de la FACC ; María Noriega y Mónica Gómez, ambas miembros activos de la Acción Católica Cubana y Americana, durante una reunión por el 25 aniversario del centro, en Homestead.

HOMESTEAD | Lo que empezó hace 25 años con unas clases de catecismo para un grupo de jóvenes trabajadores agrícolas del campamento South Dade, en Homestead, hoy es un centro de artes y oficios para niños, jóvenes y adultos.

Al sur del Condado de Miami-Dade, el administrador en aquella época de la Misión Santa Ana, en Naranja, el P. José Espino, se enfocó en fortalecer la catequesis y la formación de los jóvenes de los tres campamentos de trabajadores agrícolas que comprenden la Misión Santa Ana.

“Un grupo de ex alumnos del colegio La Salle de Cuba, empezaron a ayudarme con la catequesis, y eso dio paso a las clases de inglés para los adultos y se formó el centro, en una casita que había al lado de la capilla, en el campo de South Dade”, dijo el P. Espino, actual párroco de la iglesia San Lázaro, en Hialeah.

Formalmente, fue el 20 de julio de 1991 cuando se iniciaron las clases y se formó el Centro Educativo San Juan Bautista De La Salle, fundado por los antiguos alumnos lasallistas.

Hoy en día es la organización sin fines de lucro Centro de Artes y Oficios de La Salle, que cuenta con el apoyo de la asociación de antiguos alumnos de La Salle, la fundación La Salle y los Hermanos de La Salle de la provincia de México.

En aquella época la gente de los campamentos agrícolas de South Dade, Everglades y Redlands, en Homestead, eran trabajadores temporales que migraban constantemente durante las cosechas. Actualmente, la agricultura en el Sur de La Florida incluye el trabajo en los viveros, por lo que los trabajadores ya no emigran como antes.

En 1992 el huracán Andrew destruyó la capilla y la casa que albergaba al centro; después de la reconstrucción continuaron las clases de inglés y el centro siguió creciendo, y además se empezaron clases de computación para adultos.

“Con el tiempo el centro se convirtió en un programa para después de la escuela para niños, un campamento de verano y se dan clases ocupacionales para adultos y jóvenes”, dijo José Dorado, un ex alumno lasallista que participó en los inicios del centro.

Se implementó el programa para después de clases en colaboración con las Escuelas Públicas del Condado de Miami- Dade para los niños que se quedaban en la calle después de regresar de la escuela, porque sus padres trabajan todo el día.

Actualmente, el centro ofrece tres servicios básicos para niños: el programa para después de clases, con tutorías permanentes, de agosto a junio; el campamento de verano, que dura 10 semanas, de 7 a.m. a 6 p.m., y la catequesis, que es permanente todo el año para los niños desde kindergarten hasta el 12ยบ grado.

Este año, 68 niños participaron en el campamento de verano, los cuales pagan muy poco o no pagan nada.

A los adultos y jóvenes el centro les ofrece talleres básicos de computación e idiomas, y alfabetización en su lengua materna para los que no saben leer ni escribir en español. Se dan talleres de corte y confección, clases de computación, y hace un año se abrió el taller para jóvenes entre 25 y 35 años que abandonaron el colegio, para que se preparen para pasar su examen de GED.

El nuevo administrador de la Misión Santa Ana, el P. Rafael Cos bendice las imágenes de San Juan Bautista de La Salle, durante una reunión por el 25 aniversario del Centro de Artes y Oficios de La Salle, en Homestead. Atrás, desde la izquierda, las profesoras del centro Andrea Morales y Karen Morales.

Fotógrafo: JUAN BELTRAN | FC

El nuevo administrador de la Misión Santa Ana, el P. Rafael Cos bendice las imágenes de San Juan Bautista de La Salle, durante una reunión por el 25 aniversario del Centro de Artes y Oficios de La Salle, en Homestead. Atrás, desde la izquierda, las profesoras del centro Andrea Morales y Karen Morales.

La población a la que el centro atiende directamente oscila entre 280 y 300 jóvenes, adultos y niños, pero indirectamente a través de las reuniones de padres, de las donaciones de comida, de los servicios de asesoramiento “prácticamente atendemos a toda la comunidad, unas 1,500 personas aproximadamente”, dijo Susana Sánchez, directora del Centro La Salle de Homestead desde el 2013.

Una de las más grandes dificultades que atraviesan los pobladores del campamento donde se encuentra el centro, además de la pobreza, es la ilegalidad. La mayoría son de origen mexicano y recientemente han llegado centroamericanos, principalmente de Guatemala, El Salvador y Honduras.

“En Cuba me criaron diciéndome que el estudio es lo que te va a abrir las puertas. Y llegas a un lugar donde la única preocupación es sobrevivir y que la migra no te deporte”, indicó Sánchez, quien dirigió el Centro La Salle de La Habana por 14 años.

Los padres les enseñan a sus hijos desde pequeños la desesperanza: si no van bien en la escuela, que ni se preocupen, de todas maneras en 4 o 5 años irán a trabajar al campo.

“He aprendido a conocer a estas familias y he tratado de convencerlos para que les permitan a sus hijos tener otras oportunidades diferentes a las que ellos tuvieron”, indicó Sánchez. Al mismo tiempo, en los hogares no se habla inglés.

Muchos niños del campamento, aunque nacieron aquí y asistieron a la escuela por varios años, están en los programas de ESOL (inglés para quienes hablan otros idiomas) de las escuelas públicas. Los padres tampoco participan en la educación de sus hijos.

Trabajan todo el día en los campos, cuando regresan se encierran es sus casas por el temor a ser deportados, no hablan inglés, y no saben lo que los niños están haciendo.

El centro ha implementado la tutoría personalizada para ayudar a estos niños. Además, se va a empezar el programa de colegio virtual para los estudiantes de escuela media y secundaria, para que puedan asistir a escuelas charter con niveles educativos más elevados. También se va a iniciar el programa de reinserción escolar para los niños que han abandonado las escuelas.

Para los adultos se van a dar clases de mecánica automotriz por un convenio con la compañía Toyota de Homestead, y cursos de peluquería y maquillaje para la población más desatendida, que en este momento son los jóvenes de 24 a 34 años. “Un nuevo oficio que les pudiera significar una nueva forma de ganarse la vida, que no sea necesariamente la agricultura”, dijo Sánchez.

Aunque en este país hay muchas opciones para los jóvenes, “para esta población nosotros somos su zona de confort, donde se sienten seguros. Ellos no van a los colegios aunque sepan que el Miami-Dade College de Homestead tiene todas las opciones del mundo”, dijo Sánchez.

Además, dijo que los colegios públicos tienen horarios estrictos, y el centro adapta los horarios a las jornadas de trabajo del campo.

Los estudiantes de kindergarten hasta el tercer grado posan con su orgullosa profesora, Karen Morales a la izquierda, y a la derecha con la directora del centro Susana Sánchez.

Fotógrafo: JUAN BELTRAN | FC

Los estudiantes de kindergarten hasta el tercer grado posan con su orgullosa profesora, Karen Morales a la izquierda, y a la derecha con la directora del centro Susana Sánchez.

A largo plazo, Sánchez quiere recuperar el tema de los oficios, y dar más orientación vocacional, como era al principio de la formación de este centro. “Para que los jóvenes tengan una meta después de terminar la escuela y se puedan formar sin importar su estatus legal. No van a tener una certificación, pero van a tener un oficio con el que se van a poder ganar la vida”, indicó Sánchez.

En el futuro se espera formar centros en los otros campamentos de trabajadores agrícolas, como Everglades y Redlands, y en la misma Misión Santa Ana.

Con estos programas “se ha notado que los niños siguen en el colegio, continúan estudiando. Antes, a la mitad de la escuela media ya no regresaban. Ahora, los de escuela secundaria no se quieren ir; hacen sus tareas en el centro y después ayudan con la tutoría de los más chiquitos”, dijo Grace Veloz, miembro del consejo directivo y encargada de la recaudación de fondos del Centro La Salle de Homestead.

El centro se mantiene fundamentalmente con el voluntariado; la experiencia de Sánchez hizo que se lograra la cooperación y el respaldo de la Universidad La Salle de México.

“Pertenecemos al mismo distrito regional de los Hermanos de La Salle y empecé a tocar puertas; así se ha logrado durante estos tres años tener siempre al menos dos profesionistas trabajando voluntariamente a tiempo completo, sin cobrar, solo a cambio de hospedaje y comida”, dijo Sánchez, quien es maestra titulada de la Universidad de La Salle de México.

Este año hay dos psicólogos, ahora en agosto llega una maestra que estará por un año. También hay voluntarios locales y de otros estados que llegan sólo por una semana.

El Centro se sostiene principalmente con donaciones. “Es una obra preciosa; hemos tenido muchos frutos. Les aseguro que el que vaya al centro, se enamora y se queda; me pasó a mí”, dijo Veloz.

La época de la formación, “fue un tiempo muy lindo, un momento muy significativo, fue la primera vez que fui el encargado de una misión”, dijo el P. Espino, quien fue el administrador de la misión Santa Ana desde 1987 hasta 1992.

Para celebrar los 25 años del centro se realizó una Misa en la parroquia St. Agatha, en Sweetwater, el 20 de julio. Fue celebrada por Mons. Luis del Castillo, muy cercano a la obra, y concelebrada por el P. Espino, y participaron los grandes donantes del centro, los antiguos alumnos de La Salle de Cuba y el Hno. De La Salle Martín Rocha.

El sábado siguiente en el centro se realizó la fiesta local con los padres de familia, los niños, el nuevo administrador de la Misión Santa Ana, P. Rafael Cos, y los donantes de Homestead y otros representantes locales.

“Hicimos una kermés en el patio; los padres llevaron la comida, los niños hicieron la torta de aniversario. Cada niño hizo tarjetas de agradecimiento para todos los visitantes”, dijo Sánchez.

Un collage de fotografías que los estudiantes del Centro La Salle realizaron para conmemorar el 25 Aniversario del centro ubicado en el campamento para trabajadores agrícolas South dade, en Homestead.

Fotógrafo: JUAN BELTRAN | FC

Un collage de fotografías que los estudiantes del Centro La Salle realizaron para conmemorar el 25 Aniversario del centro ubicado en el campamento para trabajadores agrícolas South dade, en Homestead.


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